La Galerna
·4 Desember 2024
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No llego a entender el comportamiento de cierto sector madridista con el tema Mbappé. Mejor dicho, no llegaba a entenderlo. Veía atónito cómo gente que se identifica como aficionado blanco critica la llegada de uno de los tres mejores jugadores del mundo (si no el mejor) y aboga por su marcha.
Un jugador por el que suspiramos años, que fue campeón del mundo, que hizo exhibiciones ante todos los equipos de Europa, incluido el Real Madrid, resulta que ahora es malo. Decía antes que no lo entendía, pero ya sí sé el motivo. La revelación me llegó por casualidad en el trabajo, mientras ojeaba una revista que trataba sobre temas de responsabilidad corporativa de las empresas. En ella se hablaba de temas profesionales, pero intercalaba acertadamente otros asuntos relacionados con la cultura y el ocio, como es la filosofía. Esa disciplina tan denostada a veces, que como la cerveza o el whisky bueno no se empieza a valorar hasta que uno tiene cierta edad.
El artículo¹ trataba de la interpretación filosófica del amor. En él se hablaba de las diferentes concepciones de este sentimiento tan trascendental para todo y de cómo diferentes filósofos y sabios de otras disciplinas han tratado de interpretarlo. Entre ellos está Platón, Ovidio, Carl G. Jung… y, cómo no, Ortega y Gasset. Desconozco si don José era aficionado al fútbol, y menos aún si era madridista, pero si hoy viviese y contemplase cómo está tratando a Kylian parte de su propia afición, concluiría que: “Amar es estar empeñado en que exista el objeto/sujeto amado; no admitir en lo que depende de uno un universo en donde esté ausente” y acto seguido añadiría: “La equivocación en la mayor parte de los casos, no existe: la persona es lo que pareció ser, desde luego, solo que después se sufren las consecuencias de ese modo de ser y a esto es lo que llamamos ‘nuestra equivocación’. Es decir, no nos equivocamos de persona. Es lo que parecía ser. Lo que nos faltó fue prudencia, saber prever lo que pasaría con ese modo de ser en el futuro”.
O sea, que lo que ha sucedido en realidad es que el madridismo entero se enamoró del Mbappé que veíamos por la televisión. La cual sólo nos mostraba sus actuaciones más destacadas en días además en los que la motivación y la responsabilidad eran muy diferentes a las que vive hoy en el Real Madrid. Él, en realidad, es el mismo. No hay lugar al error en el enamoramiento porque sus condiciones físicas y tácticas no han cambiado. De hecho, lleva diez goles y es el segundo máximo goleador del equipo, solo superado por Vinícius. Simplemente necesita tiempo para gestionar esas nuevas circunstancias, que a todos los jugadores, salvo a dioses como don Alfredo o Cristiano, les han afectado. Véase el caso de Courtuois, Zidane, Modric… a todos les costó al inicio.
Así que, por favor, a todo ese madridismo impaciente, les pido calma. Recuerden que otro ilustre de la cultura y las letras como fue Lope de Vega decía: “No hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, activo, enojado, valiente, fugitivo satisfecho, ofendido, receloso, […] esto es amor, quien lo probó lo sabe”. No siempre son tiempos de vino y rosas, como en toda historia de amor, hay fases. Lo de ahora es normal. No lo digo yo, lo dicen los sabios.
Getty Images.
1: El artículo citado aparece en la revista “ethic” n.62 con texto de Esther Peñas