
La Galerna
·22 Mei 2025
Luka Modric: gracias y hasta siempre

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·22 Mei 2025
Es muy serio que se vaya Modric. Es un tema devastador en lo sentimental. No se digiere ni siquiera asumiendo eso de que el fútbol es la más importante de las cosas que no importan. Eso será el fútbol. Luka Modric importa, y mucho. Muchísimo. Forma parte de las cosas que importan, y no de las que menos.
El paso del tiempo se concreta en muchos cataclismos, y el que este hombre no pueda jugar para siempre con la camiseta del mejor club del mundo no es el menor de ellos. El paso del tiempo es una buena mierda por muchas razones, y el que Modric deje de jugar para el Madrid no es de rango mucho menos relevante que los pelos que se quedan en el peine, los romances que se diluyen o los amigos cuyo contacto se esfumó. Algunas de las hecatombes del almanaque son objetivamente más lesivas que el adiós de un futbolista al club de tus amores, pero aquí hablamos de Luka Modric y del Real Madrid, cojones. ¿Hay que explicarlo todo?
Se marcha el hombre con más títulos en la historia del club con más títulos, el que ya no podrá superar a (pero siempre habrá empatado con) Gento en número de Copas de Europa (6) y uno de los Balones de Oro en la historia del club, pero todo esto, con ser extraordinario, a lo mejor resulta que es lo de menos. Se marcha el madridista que salió aplaudido de todos los estadios de España excepto los dos más recalcitrantes, el hombre sin enemigos y el que combinó excelencia técnica con denuedo y profesionalidad como ningún otro. Se marcha el niño que creció con bombas explotando en derredor y al que, a pesar de todo, el mundo no dejó de importarle. Tú mismo no dejaste de importarle, con tus miserias y pasiones de tres al cuarto transmutadas en algo sublime cuando le viste jugar. Luka te hizo mejor porque compartió un recinto contigo. Tú estabas arriba y él abajo, pero su normalidad de señor bajito y feo democratizó hasta el exterior de su bota derecha. Durante trece años hemos llegado todas las tardes a casa y, con él de ascensorista liviano, como un personaje de Wes Anderson, hemos ascendido como si tal cosa al piso 92:48.
Desde esa gratitud, con el corazón roto, solo queda decir gracias y hasta siempre, Luka
Esto va a ser altamente jodido. No ver jugar a Modric con la blanca cada tres o cuantos días va a ser como tener capado Netflix de por vida, como dejarse el diazepam en el hotel de vacaciones, como tener constancia notarial de la inexistencia de Dios, con la diferencia de que ni Netflix ni las drogas ni el notario son parte de tu familia. Sin embargo, erraríamos al tomar la gratitud por un imperfecto consuelo. La gratitud es lo que cuenta. Puede que sea todo lo que cuenta de verdad, aunque ahora se antoje insignificante en la sima del adiós.
Desde esa gratitud, con el corazón roto, solo queda decir gracias y hasta siempre, Luka.
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