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La Galerna

·4 Januari 2025

La historia de nunca acabar

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Lo que prometía ser una fiesta del balompié, de la solidaridad y de la deportividad entre clubes que no hace mucho tiempo eran hermanos, donde el Real Madrid llegaba en loor de multitudes y se sentía como en casa, terminó como el rosario de la Aurora por culpa del de siempre, de ese bulto sospechoso (José María García dixit) que lleva un silbato en la mano y que está asesorado por otros bultos sospechosos como él, vestidos como él y que se sientan en una sala siniestra a kilómetros de distancia rodeados de cámaras de televisión, “para que no les falte una imagen”.

El bulto sospechoso del partido de Valencia no fue otro que el ínclito Soto Grado, candeledano de Candeleda, localidad abulense a la que mi amigo Javi tiene un cariño especial porque en ella disfrutó los veranos de su más tierna infancia y donde aún conserva buenos amigos. Es una pena que esa privilegiada ciudad del corazón de la Sierra de Gredos tenga como paisano al señor que ayer cometió sobre el césped valenciano una de las infamias más graves que se han visto en un terreno de juego. Pero pongámonos en antecedentes, porque la cosa viene de antes…


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Soto Grado, en la temporada 2022/23 —la de infausto recuerdo para el madridismo porque ellos, la organización arbitral comprada por el equipo cliente de Negreira durante décadas, impidieron a los de Carlo Ancelotti alzarse con el título de Liga— tuvo varias intervenciones negreiriles que perjudicaron gravemente al Real Madrid. En Sevilla, contra el Betis, no expulsó a Ruibal por una clara agresión, no pitó un penalti y perdonó otra tarjeta roja por agresión a un jugador del Real Madrid. En el Real Madrid-Cádiz, dejó jugar de forma muy agresiva los gaditanos, de manera que se salvaron de varias expulsiones por verdaderas agresiones a jugadores del Real Madrid. Lo mismo ocurrió en el partido en Villarreal, donde pitó un penalti surrealista de Alaba cuando el único que lo vio fue el candeledano y, para colmo de los colmos, en el partido que jugamos en el campo del cliente de Negreira, anuló un gol legal a Marco Asensio desde el VAR por utilizar un frame diferente y anterior a la salida del balón del toque del asistente.

En una palabra, el amigo Soto Grado es parte de la organización adquirida por su cliente y, cómo no, uno de sus máximos exponentes. Pero es que en el VAR estaba el gallego Muñiz Ruiz, árbitro que hace unos días cometió el error garrafal de expulsar a Hansi Flick, lo que provocó la regañina de su jefe, Medina Cantalejo, que le dijo eso de “hombre, hay que tener un poquito más de cintura”. Pues mire usted, la cintura se la dejó en su casa, puesto que avisó a Soto Grado, que estaba loco por la música, para enseñarle parte de la secuencia que provocó la expulsión a Vinícius en Mestalla, pero es que, además, no avisó al trencilla de campo de que en la ejecución del penalti que falló Bellingham dos jugadores del Valencia entraron en el área antes del golpeo, por lo que la pena máxima debió ser repetida, amén de no ver una falta a Rodrygo previa al gol che. Estoy seguro de que Medina Cantalejo y Clos Gómez llamaron esa misma noche al amigo Muñiz para felicitarle por su trabajo aunque, lamentablemente, no sirvió de nada, porque ganó el Madrid.

Soto Grado es parte de la organización adquirida por su cliente y, cómo no, uno de sus máximos exponentes. En el VAR estaba el gallego Muñiz Ruiz, árbitro que hace unos días cometió el error garrafal de expulsar a Hansi Flick

Sí, ganó el Real Madrid un partido épico, con 10 en el campo, contra 14 en el césped y contra al menos dos más en Las Rozas, contra un público que recibió con una ovación al Real Madrid por su solidaridad en los momentos más difíciles de la tragedia de la DANA de Valencia, algo de alabar, pero que, al marcharse Vinícius del campo, le despidió con gritos de “mono, mono”, así, a coro, con calidad armónica, como no puede ser de otra forma en las musicales tierras valencianas, faltaría más.

Y es una pena porque, según datos que me manda Javi, que ya saben que es un enfermo de los números —por cierto, recupérate, amigo—, ayer en Mestalla, nuestro Luka Modric se convirtió en el jugador más veterano en marcar un gol oficial con la camiseta del Real Madrid a sus 39 años y 116 días, superando, nada más y nada menos, que a Cañoncito Pum, nuestro añorado Ferenc Puskas. También, con 561 partidos oficiales, el croata fichado para tapar vergüenzas, ¿recuerdan?, entró en el top 10 de jugadores con más partidos oficiales en el Real Madrid.

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Además, Fede Valverde alcanzó los 300 partidos totales (amistosos incluidos) con la camiseta del Real Madrid y la victoria total también nº 200 de blanco. Dani Ceballos entró en el top 100 de jugadores merengues con más encuentros oficiales a sus espaldas, con 161, y el equipo marcó por 450ª vez 2 goles en competición española jugando como visitante. Para rizar el rizo del dato (este chico cada día está peor) ha sido el tercer año consecutivo en el que el primer partido del año natural se juega en 3 de enero y, además, Luka Modric se estrena como primer goleador oficial en una vuelta natural al Sol, que se dice, de una manera cursi, desde mi humilde opinión, en estos tiempos.

A todo esto, está ocurriendo el esperpento de la “inscripción-no inscripción-ya veremos si se inscribe-puede que no pero lo intentamos-que lo diga un juez-que Madrid nos roba” de Dani Olmo y Pau Víctor (que a este pobre no le nombra nadie) en la Liga de nuestras entretelas. Se ha dicho tanto ya, que es un poco pesado seguir con el asunto, pero es que las excusas del cliente de Negreira son más divertidas que sólidas: que si hay fiesta en Barcelona el 26 y, claro, por eso no llega el dinero; que es que sí que lo tenemos, pero que en Catar hay un banco que ha cerrado y, claro, no se puede transferir; que si está fuera de plazo, pero como el plazo no es plazo, pues que lo inscriban. Sólo les ha faltado decir que no se preocupe nadie, que el justificante del dinero, el cheque o el fajo de billetes en sí se encuentra en el zurrón del camello del Rey Melchor, que como tiene el pelo blanco, fastidia más en Madrit. Unas risas las que nos estamos echando el resto de los mortales con estos chicos, que se creen impunes y que, si no les dan lo que quieren, echan la culpa a Madrit, al Madrit, a los hilos de Florentino, al Tebas madridista y a que la Moreneta no está suficientemente invocada. Tremendo.

Ahora, la Copa de España, ese torneo que el Madrid, de siempre, ha dejado al resto de equipos para que disfruten, que no es cuestión de ganarlo todo, pero que hay que afrontar justo antes de viajar a Arabia a jugar el despropósito de Rubi y Geri de Supercopa de España. Nos espera la Deportiva Minera en el estadio cartagenero de Cartagonova, campo donde el Real Madrid ha ganado algunos trofeos veraniegos Ciudad de Cartagena y donde se nos tiene un cariño especial. Esperemos que sea una fiesta del fútbol, que los jóvenes y los menos habituales se fogueen y que no se lesione nadie, por Dios, que ya está bien.

Les dejo, no sin repetir la frase de mi amigo, que ser del Real Madrid es lo mejor que una persona puede ser en esta vida. ¡Hala Madrid!

Getty Images.

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