Vermouth Deportivo
·14 Desember 2024
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Jesús Navas tuvo su despedida del estadio Sánchez-Pizjuán en el juego del Sevilla ante Celta de Vigo y vivió una jornada inolvidable llena de emociones encontradas por su último partido ante su gente y la felicidad por el cariño de todos los fanáticos, compañeros y hasta rivales.
Salió en el minuto 70, se arrodilló para besar el césped y se llevó la gran ovación de todo el estadio con las lógicas lágrimas derramadas del futbolista. Cedió el brazalete de capitan a Gudelj.
El final será recordado por siempre por el Sánchez-Pizjuán. 37 mil almas aplaudieron y ovacionaron a Jesús Navas y sus compañeros lo hicieron volar por los aires del estadio. Un día inolvidable para el Sevilla. Triste por la despedida de un ídolo y emocionados por haber sido contemporáneos a un gran jugador con todos los laureles de una leyenda.
Su palabra se escuchó al final del encuentro y emocionó a propios y extraños.
«Esto es mi vida, el Sevilla. Lo he dado todo hasta el final. Estos seis meses han sido una locura, me he sorprendido a mí mismo. He ganado la Eurocopa con esos dolores y he vuelto aquí, a darlo todo. Amo a esta gente. Les hemos dado títulos, amor y entrega. Esto es lo que yo quería, enseñar lo que es el Sevilla y este escudo. Ya habéis visto los chavales, cómo han salido»
«Este era mi sueño de niño. Todo lo que he conseguido ha sido por el trabajo, el coraje, las ganas… Mi familia sabe los momentos tan complicados que he tenido, y el coraje que le he echado y las ganas. Han sido cuatro o cinco años los que me he levantado sin poder andar. Me da igual no poder andar mañana. Hay que darlo todo por este escudo, lo amo»
«Es lo que me ha hecho levantarme cada día. Es por ellos, por Reyes y por Puerta. Por eso he quitado mi nombre y he levantado el ’16’ al cielo, el número es de Antonio. Lo he intentado llevar con el coraje que se merece. Estoy muy feliz. El grupo ha sido una pasada»