La Galerna
·29 Januari 2025
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Miren que están a punto de cantar negligencia. Miren que el sintagma “dejación de funciones” ya vibra en el aire. En cuestión de pocos días, horas más bien, se va a cerrar la ventana de fichajes de invierno. El vinagrismo pondrá el grito en el cielo porque no ha habido manera (o mejor: no se ha querido) fichar un mísero lateral derecho, o al menos aceptar una cesión de alguien que cubra el expediente hasta el final de la presente temporada. Y ¿saben lo peor? Lo peor es que esta vez el vinagrismo tendrá toda la razón.
No la tendrá en el uso de expresiones como “negligencia” ni “dejación de funciones”. Eso no, creo, porque de sobra sé que Florentino y sus compañeros de viaje no se inclinan por ignorar dolosamente las necesidades del equipo. Simplemente, creen a ciencia cierta, por causas que al no ser nunca explicadas nos resultan misteriosas, que honestamente lo mejor que puede hacerse por esta plantilla es NO incorporar un lateral derecho. Actúan de buena fe en este no-fichaje. Creen que la no-acción es en este apartado la mejor acción que puede ejecutarse. No hay por tanto negligencia ni dejación. Hay en su lugar algo que resuena más. Hay una pregunta, y la pregunta es ¿cómo coño pueden creer eso? O sea, viendo lo que todos vemos, y deseando como desean lo mejor para el Madrid, ¿por qué carajo no fichan un lateral derecho?
—Es que no hay —nos soplan los presuntos soplados que ha sido dicho.
Pero ¿cómo no va a haber? No buscas la quintaesencia del jugador perfecto ni un futbolista generacional. Buscas un parche (de calidad y con oficio, pero parche) para unos meses, un Adebayor, un Chicharito de la cal en la retaguardia. ¿De verdad es cierto que en todo el ancho mundo no existe un recontraputísimo futbolista que pueda servirnos para esto?
—Ya se ha visto que Asencio puede jugar de lateral derecho, y si no Valverde —nos dicen los presuntos portavoces mediáticos que presuntamente representan la voz del club, aunque vete tú a saber.
Claro. Claro que pueden. Lo que sucede es que si mueves a Asencio al lateral derecho dejas un hueco en el centro de la defensa, donde ya se ha visto que Tchouaméni ofrece dudas.
—Alaba. Está Alaba. Ya se encuentra recuperado.
Ojalá sea verdad, pero no lo sabemos. No sabemos si Alaba se va a acercar al Alaba que conocimos. Todo ello sin contar con la posibilidad de que no haya más lesiones en defensa, lo cual es mucho no-contar.
Nos adelantamos: Valverde. Valverde puede jugar ahí también. Claro, y seguro que lo hará bien, porque ya ha demostrado que sabe hacerlo. Pero es que entonces pierdes a tu mejor centrocampista, o uno de los mejores. ¿Vale la pena? ¿No andamos, en conjunto, peligrosísimamente escasos de efectivos?
—Eso se decía en otras temporadas, donde también hubo lesiones graves, y luego mira: la Catorce y la Quince.
Así es, y si con los inventos de Ancelotti volvemos a rizar el rizo y ganamos la Dieciséis os volveremos a querer más que nunca, pero ¿a santo de qué poner de esta forma a prueba nuestro amor? ¿No es más fácil ir al mercado a por kilo y medio de lateral?
—Póngamelo bueno, bonito y barato. Solo lo queremos para seis meses. Una cesión, lo que sea. Un tipo de calidad media/alta que aporte el suficiente expertise en el juego como para cubrir el hueco hasta que llegue Trent con toda la pasión con la que cualquiera (y este es un cualquiera casi literal) va a abrazar la misión de rendir servicios —fugaces, pero quizá cruciales— al mejor club de la historia.
Pero vamos a ver. Con todo el amor, y con el vértigo de la mujer que se asoma al abismo de las grandes preguntas de la existencia, yo clamo y reclamo: ¿por qué coño no fichan ya un lateral derecho?
Getty Images.
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