
La Colina de Nervión
·10 Maret 2025
Feliz como un palangana imperfecto

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·10 Maret 2025
Ejuke la puso donde ni los porteros vacos llegan. Volvió la dupla mágica Agoumé y Lokonga, dando hierro al centro del campo. Carmona y Salas demuestran la validez de la confianza de García Pimienta. Con Badé y Nyland comienza el día. La robustez del Sevilla Fútbol Club es cada vez mayor (llevamos cuatro partidos sin perder); estamos contentos pero sin presumir. Romero mejorará mucho con la sociedad con Adams. La lluvia sigue, pero las ideas están cada jornada mucho más claras. Pero en estos momentos quiero acordarme de los sevillistas a los que esta victoria no les consuela en las ansias de perfección. Al fin y al cabo, son una forma de ser sevillistas: los tristes de piedra.
Cuenta Luis Cernuda, ese gran sevillista apócrifo y triste, que en cierta teología islámica, Satán fue condenado a enamorarse continuamente de las cosas. Y, tal como por ley de vida, las cosas pasan y perecen, Satán sufría y lloraba sin consuelo ni descanso sobre el mundo. Las lágrimas del ángel oscuro (Iblis) inundaban la tierra y nublaban las ideas de los mortales. En ese valle de lágrimas parece ahogarse cierta fracción de los nuestros; son, y les llamo, con piadosa compasión, los tristes.
En varias corrientes sufíes, Iblis no es el enemigo de Dios, sino un ser cuya tragedia es su amor extremo por lo divino. Según el místico andalusí Ibn Arabi, Iblis no se postró ante Adán no por orgullo, sino por fidelidad absoluta a Dios, porque solo quería postrarse ante Él y no ante ninguna criatura. Algunos sufíes lo describen como un amante que, al ser rechazado, llora eternamente por su separación de Dios. Rumí, el místico persa, describe a Iblis como un amante desesperado. Eso son los y las sevillistas tristes: amantes desesperados. Aman un Sevilla Fútbol Club perfecto. Y ese Sevilla Fútbol Club ni existe, ni puede existir, ni siquiera es deseable que existiera en algún estado futuro.
La felicidad de la rueda de la que habla en la Provincia del Hombre Canetti es la de la mínima imperfección del círculo: como es bien sabido, el círculo es la figura geométrica más abundante en la naturaleza. ¿Por qué? Porque es la que muestra una menor zona de rozamiento en el movimiento y, por tanto, menor desgaste, la más eficiente. El único Sevilla Fútbol Club posible es el imperfecto, más aún si tenemos en cuenta los datos que dábamos en el post de la semana pasada. Hay que aprender a gozar la felicidad de la rueda y disfrutar con nuestra mínima imperfección.
La tribología es la ciencia que estudia los rozamientos en ingeniería. Puesto que sin rozamiento no hay ni movimiento ni trabajo, la ingeniería se plantea reducir los rozamientos al mínimo posible. ¿Cómo? Por medio del diseño y de los líquidos lubricantes. El diseño del Sevilla Fútbol Club es volver a nuestro modelo de negocio, y eso andamos, pero el lubricante es la pasión y alegría del sevillismo, y en esto, los amantes desesperados, los tristes, sin querer seguramente, no ayudan. La perfecta imperfección de la rueda es hoy una buena metáfora de la felicidad de los palanganas imperfectos como yo, y que me perdonen los tristes.
“Es feliz como una rueda”
(Elías Canetti)
Langsung