Del esfuerzo titánico a la derrota cruel: Las claves del Newcastle 2-3 Liverpool | OneFootball

El Newcastle cayó por la mínima ante el Liverpool en un duelo donde pudo resistir con un jugador menos hasta el añadido. ¿Cómo lo hizo?

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Newcastle y Liverpool se enfrentaron el pasado lunes por la jornada dos de la Premier League. El encuentro fue de infarto: cinco goles, una expulsión antes del descanso, una remontada local… y un tanto en el último minuto. Sin embargo, lo que más destacó fue el hecho de que los de Eddie Howe pudieron transformar el 0-2 en contra con un futbolista menos a un 2-2 hasta el añadido. Veamos cómo fue el transcurso del encuentro y el por qué de lo más destacado.

Dos maneras distintas de salir con el balón

Cuando el Newcastle decidía construir el juego desde atrás, se estructuraba con una línea de dos centrales abiertos, acompañados de otra línea más adelantada de tres centrocampistas y a su vez de un jugador que hiciera de enganche con los delanteros.

Con esto, la idea de Eddie Howe era dar amplitud a sus jugadores para que estos recibieran con un mayor espacio ante la presión rival. Solían salir por bandas con toques rápidos con pases verticales hacia Elanga o Barnes para atacar la profundidad y llegar de forma rápida al área contraria.

Salida de pelota del Newcastle en campo propio ante la presión del Liverpool. Fuente: Raúl García Santana

Por su parte, el Liverpool formaba una línea de tres jugadores por delante del portero, formada por los centrales y, en este caso, el lateral derecho Szoboszlai, quien hacía circular con mayor precisión y calidad la pelota, acompañada de otra línea más adelantada de dos centrocampistas.

En ocasiones, Wirtz también bajaría a zonas más retrasadas para hacerse con el balón y ayudar en la salida de pelota ante la alta y agresiva presión de los locales. A pesar de que se estructuraban para salir tocando, el plan de juego era lanzar balones en largo (con tendencia a la banda izquierda) para que Ekitiké y Gakpo intentasen disputar los duelos, ganando metros con facilidad y buscando así una vía más directa.

La ausencia de un creador de juego como Mac Allister, quien estuvo de baja por paternidad, limitó mucho a los reds, ya que carecían de un sustituto. Por dichas razones, los de Slot no se complicaban en la construcción de juego, prefiriendo luchar los duelos aéreos alejados de su área.

Salida de pelota del Liverpool ante la presión del Newcastle. Fuente: Raúl García Santana

Contención en ambas áreas

Antes de la expulsión de Anthony Gordon previa al descanso, los magpies se encerraban en su mitad de campo con una formación 4-5-1 para evitar que el Liverpool atacase con facilidad los carriles interiores.

No obstante, tras la tarjeta roja vista por el jugador inglés, el club se tuvo que remodelar y alinearse con una 4-3-2, basculando en bloque constantemente y logrando hacer que los de Slot girasen el juego de un lado a otro sin eficacia.

Los vigentes campeones de la Premier League movían el juego constantemente, teniendo una posesión cercana al 70% en la segunda mitad, pero al ir ya con ventaja en el marcador (a continuación se analizará ese aspecto) tocaban con algo de pasividad, incitando a que los locales se lanzasen a por el balón.

Sin embargo, los de Eddie Howe mostraron una gran solidez de equipo con ayudas constantes en defensa para evitar que el rival aumentase su ventaja, despertando en ataque más adelante tras el gol de Bruno Guimarães.

Contención del Newcastle en campo propio ante la posesión del Liverpool. Fuente: Raúl García Santana

El Liverpool, por su parte, se mantenía sólido en campo propio con una formación 4-3-3, cerrando el centro del campo pero dejando más de lado las bandas del rival, siendo estas una de las mayores virtudes del equipo contrario.

Aun así, los de Slot seguían firmes a su compactación en bloque hasta que el Newcastle se precipitase con los cambios de juego o balones al espacio, por lo que supieron resistir con contundencia el juego rápido de las urracas.

Contención del Liverpool en propio campo ante la posesión del Newcastle. Fuente: Raúl García Santana

La precisión red hundiría al Newcastle

A pesar de la insistencia del Newcastle en la primera mitad con centros laterales y balones al área, el Liverpool fue quien se adelantó en el marcador. Tras una jugada aislada en un saque de banda y varios rechaces, el esférico acabó en posesión de Gravenberch quien, después de una finta a Joelinton, decidió armar el disparo desde fuera del área ante el gran bloque defensivo del Newcastle.

Con una probabilidad de anotar del 0,07%, Gravenberch clavó el disparo al palo izquierdo de Pope, quien no pudo hacer nada para detener el remate. 0-1 en el resultado. Así quedaría el marcador hasta el descanso, con los magpies llegando más al área (hasta seis disparos) pero no siendo del todo efectivos ante un conjunto red que derribó en la única ocasión clara que tuvo a la muralla rival.

Gravenberch rematando desde fuera del área para hacer el primer gol del partido. Fuente: Raúl García Santana

Ya en la segunda mitad y el equipo local jugando con un hombre menos, el Liverpool aumentaría su ventaja ante el Newcastle rápidamente tras una gran salida desde atrás. Ekitiké condujo el balón desde medio campo hasta el área, lugar donde Gakpo probó con el disparo pero no acertó.

A pesar de todo, el holandés recibió el rechace y pudo asistir a Ekitiké, quien se encontraba en el área al tanto de la acción para colocar el esférico de nuevo en el palo bajo de la portería de Pope, haciendo el 0-2.

Ekitiké disparando a portería para hacer el 0-2 en el marcador. Fuente: Raúl García Santana

Balones al área, la clave de la momentánea remontada

Con el 0-2, el club de Arne Slot dominaba en la posesión de juego, pero no controlaba el partido. Eso se veía en la buena forma de repliegue por parte de los de Newcastle y la intensidad mostrada por los de Eddie Howe en cada acción. Finalmente, tras un rechace de un córner, el equipo local recortaría distancias a través de un centro lateral de Livramento en busca de Bruno Guimarães, el capitán del club.

El brasileño aprovechó la debilidad del Liverpool en duelos aéreos a raíz de un despiste defensivo de Kerkez, lateral izquierdo del conjunto red, y anotó el 1-2 que hacía soñar al St James’ Park. Cabe resaltar que en la primera mitad Anthony Gordon estuvo a punto de anotar un gol similar a la espalda del húngaro tras un centro de Harvey Barnes, pero se le marchó desviado el remate.

Livramento centrando y dándole el pase a Bruno Guimarães para recortar distancias en el marcador. Fuente: Raúl García Santana

A falta de tres minutos para el 90, Pope lanzaría una falta en campo propio que sería clave para la remontada de las urracas. El guardameta inglés jugaría en largo ante una defensa adelantada del Liverpool para aprovechar la espalda rival de estos y, tras una prolongación, Osula conseguiría anotar en un mano a mano ante Alisson para poner el momentáneo 2-2 y consagrar la remontada épica.

Este gol dejaba en evidencia la astucia de los magpies en jugadas aéreas (al igual que en el primer gol) y mostraba una de las mayores debilidades del club red: los balones por alto.

Pope lanzando en largo una falta que sería clave parta el empate del Newcastle. Fuente: Raúl García Santana

Pero apareció un tal Rio Ngumoha y…

Cuando todo parecía decantarse por el empate, en la última jugada del partido, una combinación rápida de toques por parte de los atacantes del Liverpool desencadenaría el gol de los reds.

Bruno Guimarães se precipitó en una presión y dejó un espacio en el centro del campo magpie. Con varios toques entre Chiesa y Salah (atrayendo defensores), el egipcio colocaba un balón raso donde Szoboszlai dejaría pasar para ceder el esférico a Rio Ngumoha, canterano red, para que anotase su primer tanto oficial con los de Slot, sellando el 2-3 final y hundiendo a un Newcastle que nunca se rindió.

Ngumoha recibiendo un balón dentro del área para poner el definitivo 2-3. Fuente: Raúl García Santana

A pesar del resultado, el Newcastle pudo frenar hasta el minuto 100 a un Liverpool con un jugador más durante la segunda parte con un bloque compacto y atacando constantemente las debilidades de los reds. Sin embargo, la calidad individual y la eficacia de los vigentes campeones de Inglaterra fueron suficientes para lograr la victoria.

¿Hubiesen conseguido vencer los magpies si no hubiera salido expulsado Anthony Gordon? ¡Nunca lo sabremos!

Autor: Raúl García Santana.

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