La Oral Deportiva
·5 Mei 2023
Defensa y Justicia 4-1 Peñarol: de humillación en humillación

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·5 Mei 2023
Fotos: Alejandro Pagni/AFP vía Getty Image
Peñarol está a un paso de ganar el Torneo Apertura y con luz. Seguramente este fin de semana corone una muy buena campaña, pero cuidado con hacer una mala lectura de la situación. El aurinegro no juega bien. Es más, se trata de un equipo sin identidad, porque no tiene un patrón de juego. ¿Alguien puede decir cuál es el estilo de este conjunto? Lo que sí es un hecho es que el aurinegro volvió a ser vapuleado en la Copa Sudamericana, en la cual perdió por un estrepitoso 4-1 ante Defensa y Justicia.
Miremos el bosque y no el árbol. El inicio de temporada fue muy bueno, con triunfos quizás no contundentes pero sí justificados, merecidos. Así llegó hasta el clásico, que ganó 2-0 y fue el pico máximo de este primer semestre, pero ese partido fue un punto de inflexión.
Sebastián Cristóforo.
No hay que buscar la causa en que Peñarol se haya confiado en eso, sino que fue el último que jugó Ignacio Laquintana, pues luego de haber anotado y sido figura en ese choque, en el mismísimo vestuario le comunicó a sus compañeros que se iba a jugar al Bragantino de Brasil.
Arias tenía la responsabilidad de encontrar la fórmula de que Peñarol siguiera siendo contundente sin una de sus piezas clave. Hasta entonces el equipo había desequilibrado con su fútbol ofensivo por las bandas. La lógica era consolidar a un reemplazante. Seguramente no rendiría igual, pero era el camino más corto recurrir a Nicolás Rossi, Brian Mansilla, Máximo Alonso o por qué no Diego Rolan, porque al fin y al cabo, ¿para qué se lo contrató si no se lo utiliza? En su caso se ha entrado en un círculo vicioso de que no juega porque no tiene ritmo y no tiene ritmo porque no juega. Como sea, la cuestión era no desacomodar todo, pero fue lo que hizo el técnico.
Trató de suplir a un futbolista con cambios tácticos. El primero fue abandonar el 4-2-3-1 que tan bien había funcionado por un 4-3-1-2 anulando los avances por las bandas. Esto tuvo un efecto secundario o daño colateral: bajó el rendimiento de futbolistas como Kevin Méndez (a quien puso como enganche), Sebastián Rodríguez (el que lanzaba a los punteros) y Matías Arezo, quien dejó de anotar porque no había quién le mandara balones desde las bandas.
A su vez Peñarol perdió consistencia defensiva, entre otras cosas porque ya no manejaba tanto la pelota y la tenían los rivales. Cada balón que iba al arco empezó a terminar en las redes (así le ocurrió en el debut de la Copa Sudamericana, cuando cayó por 4-1 ante América Mineiro) y así el aurinegro se transformó en un conjunto vulnerable, sin funcionamiento; de individualidades que hacen lo que pueden para sacar buenos resultados. En el torneo local le ha alcanzado, pero en el internacional ocupa una humillante última ubicación, sin puntos luego de tres presentaciones y un saldo -8 de goles pues anotó 2 y recibió 10.
Agustín Sant’Anna y el festejo en uno de sus dos goles.
Con ese panorama tan negro y con poco amarillo llegó a este juego con Defensa y Justicia, que también lo goleó para transformarse en una perlita más que marca el desconcierto o la falta de identidad del equipo.
Peñarol volvió a perder y a ser humillado. Fue el único equipo uruguayo que perdió en esta semana copera y aunque matemáticamente aún tiene chance, pensar en que ocupará uno de los dos primeros puestos es una utopía.
Kevin Méndez.
Goles: 39′ y 45’+1 A. Sant’Anna (DYJ), 58′ S. Rodríguez (P), 70′ N. Fernández (DYJ) y 81′ Togni (DYJ)Estadio: Norberto Tito TomaghelloÁrbitro: José Argote (VEN)Asistentes: Jorge Urrego y Tulio Moreno (VEN)Cuarto árbitro: Yorman Delgado (VEN)VAR: Roberto Sánchez (ECU) y Mónica Amboya (ECU)