Offsider
·16 juin 2025
Un bochorno mundial

In partnership with
Yahoo sportsOffsider
·16 juin 2025
No por esperable es menos doloroso. El inicio de la andadura del Atlético de Madrid en el Mundial de Clubes no ha podido ser peor, o igual sí. Cierto es que debutar ante el PSG, flamante campeón de la Champions, era un desafío que tenía más probabilidades de acabar mal que de salir bien. Pero de ahí al bochorno mundial que firmó el equipo rojiblanco hay un trecho.
El mismo que distancia y calidad existe entre ambos equipos, sí, pero el problema es de índole mayor. Tras un mes de marzo para el olvido y llevar meses a la deriva, la directiva colchonera decidió presentarse al mundo sin un solo refuerzo. Disculpas desde aquí a Carlos Martín y a los canteranos que han acudido a la cita, pero no se pueden considerar fichajes reales.
Así, con las costuras ya descubiertas en el pasado, al PSG no le hizo falta mucho tiempo para volver a exponerlas. El coladero de la banda izquierda que forman Lino-Galán; la muestra de que Lenglet no puede ser un habitual en la zaga y su rol debe ser meramente rotacional; y la desvergüenza de una nueva titularidad de Antoine Griezmann, un príncipe que se convirtió en rana hace ya tiempo.
Pueden ser más los señalados porque solo Oblak y Julián Álvarez se salvan de una quema en la que también quiso ser protagonista István Kovács, el trencilla del encuentro. Lo suyo fue lo normal cuando como entidad te dejas pisotear ante los ojos de todos. El último partido internacional del Atlético fue el del famoso doble toque de Marciniak y ayer, en la vuelta a una competición de similares características, se recibió una dosis parecida.
Dejando a un lado lo que no está al alcance de la mano, incluyendo aquí factores ambientales lógicos de un torneo veraniego en la otra punta del planeta, lo controlable sí es preocupante. Desde arriba hacia abajo hay un claro problema. En la cúspide, una directiva tacaña a la que no le importa que le saquen los colores a nivel mundial. En el centro, un trabajo que deja que desear por parte del cuerpo técnico.
Ante el PSG, un equipo desdibujado, impreciso y lejano a la roca defensiva que pretendía ser. Pasando aquí por algunas decisiones más que cuestionables sobre la participación de ciertos jugadores. Y en la base, una plantilla con falta de hambre, asentada en la comodidad y que parece estar viviendo un viaje de fin de curso, y no una aventura competitiva a nivel mundial. Ahora, a sufrir y a remar en unas aguas revueltas que no parecen llevar a buen puerto.