Santa Fe Deportivo
·26 décembre 2024
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El 8 de agosto del 2021 fue uno de los días más tristes de la historia del Barcelona. Lionel Messi, el mejor jugador de la historia del club, se despidió entre lágrimas de la institución que le dio todo. A más de tres años de aquel acontecimiento, el diario Sport de España reveló detalles sobre aquella salida que tuvo un acuerdo fallido, la intervención de pesos pesados del país y a un Joan Laporta acorralado.
A principios del 2021 Laporta ganó las elecciones luego de una nefasta segunda gestión de Josep María Bartomeu. Cuando asumió, se encontró con un panorama económico realmente preocupante que no era sólo un problema del Barça, sino de todo el fútbol español.
La Liga necesitaba una inyección de dinero urgente y Javier Tebas, su presidente, se puso en campaña para encontrarla. Decidió apostar por el fondo de inversión CVC, que iba a invertir aproximadamente 2.700 millones de euros. Necesitaba que uno de los dos clubes más importantes del país sea un aliado y, teniendo en cuenta su mala relación con Florentino Pérez, el cuadro culé era la única opción.
Se reunieron en un restaurante y llegaron a un acuerdo. Este movimiento le permitía al Laporta cuadrar las cuentas del club y diseñar una propuesta para la renovación de Messi, cuyo contrato vencía al acabar esa temporada.
El 2 de agosto, ya con todo acordado, Tebas le presentó todos los detalles a los clubes, salvo al Barcelona y al Real Madrid, quienes en los papeles quedaban al margen. El conjunto Merengue lo estaba, pero el catalán no, como se explicó anteriormente.
Apenas le llegó el contrato con CVC a Florentino Pérez, presidente del Madrid y una de las personas más influyentes de toda España, entró en cólera, levantó el teléfono y solicitó una reunión en persona con Javier de Jaime, representante del fondo de inversión en el país.
Florentino no le dio crédito a lo que escuchó por parte de su interlocutor debido a que en aquel momento, el dinero invertido por la empresa iba a ser contabilizado como deuda para La Liga y el acuerdo era muy beneficioso para el fondo y no así para los clubes. Para el dirigente, los derechos televisivos de una competición de tamaña magnitud, debían valorarse de una forma mucho más generosa para los 20 equipos.
Mientras tanto, en Barcelona, Laporta seguía cocinando la oferta que le presentaría a Messi. En aquel momento el astro argentino se encontraba de vacaciones en Ibiza con amigos del mundo del fútbol. Estaba citado para el jueves 5 de agosto para rubricar el nuevo contrato. Incluso ya estaba preparada la nota que se le mandaría a los medios y gestionaron la logística para informar de la renovación a través de las redes sociales.
Tras reunirse con de Jaime, Florentino decidió llamar a Ferrar Reverter, el director general del Barcelona para preguntarle si estaba al tanto del acuerdo que había llegado. La respuesta fue negativa, ya que Laporta había gestionado todo de manera personal y silenciosa, porque su objetivo era comunicar la decisión una vez que Messi sellara la renovación.
Con esta información, Reverter se encontró en una disyuntiva: hablar con Laporta o con José Elías, el responsable del regreso del presidente, ya que había puesto más de 40 millones de euros en la campaña. Elías avisó que debía estar informado de cualquier tema relevante que pudiera afectar su aval y este lo era, por eso Reverter decidió llamarlo. Esta actitud fue tomada como traición por parte de Laporta, quien le hizo la cruz y meses más tarde prácticamente lo obligó a dimitir.
Elías se enojó tanto con este acuerdo a sus espaldas que le hizo llegar su malestar al presidente, y le hizo saber que en el caso de este se llevase a cabo, retiraría el dinero de su aval de manera inmediata. Laporta, que no contó con el movimiento de Florentino Pérez, no tuvo más remedio que aceptar este pedido ya que sino comprometía seriamente su presidencia.
Mientras tanto Jorge Messi estaba viajando a Barcelona y su hijo aguardaba en Ibiza. Una vez que les comunicó la decisión, Laporta le echó la culpa a CVC y les explicó que hizo todo lo posible para que la renovación se llevara a cabo. Pese que la Pulga estaba dispuesto a ceder desde lo económico, las cuentas igualmente no cuadraban y la operación no se pudo cerrar, provocando un triste y precipitado final.