Tebas en caída libre: apocalipsis zombi en el fútbol | OneFootball

Estamos a las puertas del comienzo de una nueva liga corrompida desde antes de empezar. Hemos asistido estupefactos a una remodelación fake del CTA en la que nos han quitado a Joe Pesci y a Robert de Niro como los capos del clan y nos han puesto a Ray Liotta y a Al Pacino. Indistinguibles de sus antecesores. Podríamos decir en la escala de valores que se estila en el CTA que Joe Pesci es un par de puntos más cruel e inhumano que Ray Liotta (en sus actuaciones, claro, no en la vida real) y que Al Pacino (Tony Montana) está más loco que Robert de Niro (Vito Corleone), pero esencialmente, son lo que son: delincuentes despiadados, criminales sin remordimientos.

Nos vendieron la burra de Chema Alonso, que tuvo que salir el hombre por patas apenas supo lo que se le venía encima. En principio, le atrajo el proyecto. Aconsejar sobre tecnología para mejorar el fútbol, introducir inteligencia artificial en las designaciones y en las decisiones arbitrales. Prometedor. Poco después, Chema no tiene un pelo de tonto, advirtió que el plan era simplemente blanquear la corrupción, desde la neutralidad de la tecnología y utilizar su madridismo como coartada. Cuando apareció Tebas en escena pudo comprobar que el organigrama del CTA no era más que el atrezo de un ventrílocuo, con un cajón lleno de muñecos esperando que la boca de Tebas les pusiera voz. Chema salió de estampida, como en los cómics, dejando tras de sí la puerta abierta y el polvo del derrape.

Ya no tenemos dudas. El verdadero dueño del fútbol, ahora ya con el brazo metido hasta el fondo en la RFEF, es Javier Tebas, que maneja a Louzán cual José Luis Moreno poniéndole voz a Monchito, muñeco de trapo sin cerebro, como corresponde a su papel de personaje transparente que sólo cobra vida cuando su dueño mueve su boca con una mano, mientras habla desde la garganta con una voz impostada. Eventualmente le mueve también el brazo de firmar con la otra.

El último sueldo de Rubiales fue de 675.000 euros anuales más 3.000 al mes para vivienda, no tenía suficiente con su salario para pagarse un apartamento en Madrid, teniendo su familia en Granada. Pobre. Tebas pasa de cinco millones al año. No creo que Louzán gane menos que el anterior presidente. Ignoro cuál fue su último salario formal como político, muuuyyyy lejos de 675.000 euros, seguro. El vicepresidente de la RFEF gana casi diez veces más que su jefe, siendo el sueldo de Louzán más de veinte veces el salario medio en España y ocho veces superior al del presidente del Gobierno. Un árbitro de fútbol de primera división gana cuatro veces más que Pedro Sánchez. La realidad de nuestro pobre país es un esperpento distópico, una anomalía social ¿Alguien duda de que Tebas va a "premiar" a su "jefe" en la RFEF con alguna prebenda, siendo quien tiene la llave de la caja de los 5.000 millones de euros anuales que mueve el fútbol profesional?

Ya sabemos que el fútbol español está en fase terminal, transido, infectado, alterado genéticamente por la corrupción, convertido en una mutación aberrante. Millones de personas han normalizado el escándalo cotidiano, la manipulación de los resultados deportivos. Probablemente el enfermo mental es el último en ser consciente de su dolencia y está obligado a simular normalidad ante los ojos de los demás. Tebas debería saber lo ridículo, lo grotesco que suena y lo claro que deja a los seguidores del fútbol en España sus intenciones, su negación de la realidad, sus contradicciones, la increíble ausencia de escrúpulos y cualquier atisbo de principios morales en relación al incalificable partido de liga que está dispuesto a llevarse a Miami, por dinero, mientras hace apenas un mes negaba (sin datos, pura especulación malintencionada) que el Mundial de Clubes fuera un buen negocio. "No hay más dinero en el mundo de los derechos audiovisuales". Siempre lo hay, Javier. No hay más que verte. Tú no vas donde no hay dinero.

Como en todas las ironías de la vida, Al Capone cayó por sus deudas con Hacienda, no por asesino y por gánster. Tebas, finalmente, puede caer por la demanda que le acaba de poner Miguel Galán, el abogado culé que preside el Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol, apodado “querellator” por sus acciones judiciales contra Villar, Rubiales y Rocha. Hace un tiempo se postuló para la presidencia de la RFEF y para la Federación Madrileña de Fútbol, envuelto en la bandera de la decencia y de la rectitud.

Para dar algo de contexto, Galán afirma que en el caso Negreira no existen pruebas de corrupción deportiva que pesen sobre el Barcelona, ha considerado que el club es más víctima que culpable del Negreirato, acusa a Tebas de alimentar una narrativa difamatoria contra el Barça en el caso y señala defectos procesales que podrían servir para archivarlo. Este es Galán, amigos. Otro personaje bizarro del circo del fútbol español. No hay lejía en el planeta para desinfectar el foco de putrefacción en que se ha convertido nuestra pobre Liga, trufada de golfos y rodeada de oportunistas en busca de sillón, notoriedad y, obviamente, salir del anonimato por la puerta grande.

Finalmente, Tebas no caerá por las sucesivas demandas de Florentino Pérez, a quien se atribuyen superpoderes sobre el fútbol español desde el rincón más alejado de la inteligencia. Tampoco caerá por el sobre cerrado que Laporta custodia en la caja fuerte de los trapos sucios, repleta de primicias que nunca llegarán a los medios si las puede monetizar por otros caminos. Caerá por la demanda de un abogado de fortuna que lleva años buscando su rampa de lanzamiento en el fútbol español.

Interesante panorama. ¿Qué será de Tebas? ¿Se imaginan un presidente de LaLiga realmente profesional? ¿Se acabarán las irregularidades consentidas al Barça? ¿Dejaría Tebas su vicepresidencia en la RFEF? ¿El terremoto se llevaría por delante a Louzán? ¿Será capaz Uribes de inhabilitar a Tebas cumpliendo la Ley o hará lo mismo que con las inscripciones de Olmo y Pau Víctor? ¿Se posicionará el club corrupto? ¿De parte de quién? Vayan poniendo palomitas en el microondas, vienen días de zombis carnívoros arrancándose pedazos entre sí a dentelladas.

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