Se cumplen 59 años de la expulsión de Rattín en Wembley: «Me tiraban barras de chocolate» | OneFootball

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·23 juillet 2025

Se cumplen 59 años de la expulsión de Rattín en Wembley: «Me tiraban barras de chocolate»

Image de l'article :Se cumplen 59 años de la expulsión de Rattín en Wembley: «Me tiraban barras de chocolate»

Pasaron 59 años pero las imágenes quedaron para siempre. En pleno verano londinense se disputaban los cuartos de final de la Copa del Mundo 1966 y Argentina jugaba frente al seleccionado local. Inglaterra derrotó al combinado sudamericano por 1 a 0 pero la historia quedará marcada con la expulsión de palabra a Antonio Rattín.

A partir de ese entonces se implementó el uso de las tarjetas en el fútbol para evitar conflictos de idioma y comprender que la amarilla era una amonestación y la roja, el fin del juego para uno de los protagonistas. El «Rata» fue homenajeado por Vermouth Deportivo con una entrevista en el año 2016 en el Café Tortoni a 59 años de aquél suceso en el que pasó más de 7 minutos discutiendo con autoridades de FIFA, se sentó en la alfombra de la reina Isabel II, estrujó la bandera inglesa que flameaba en el banderín y sentó un precedente inolvidable para las páginas de este deporte.


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Vermouth Deportivo: Ese 23 de julio de 1966 Usted cambió la historia del fútbol para siempre. Usted inventó la tarjeta roja.

Antonio Rattín: Claro, en el próximo Mundial, en 1970. Lo mío fue una injusticia total, yo pedí un intérprete y nada más. Yo no le falté el respeto al juez, ni insulté a ninguno, ni hice el foul violento, solamente al alemán (NdR: Rudolf Kreitlein, árbitro de dicha contienda) le decía «brazalete, capitán, intérprete». El tipo cobraba todo para Inglaterra y ahí me dijo «fuera». Entró el vicepresidente de FIFA, vino a hablar conmigo, y todos los compañeros me habían hecho un círculo para que no me toque si no había hecho nada. Perdimos uno a cero en un gol de chiripa que ellos cabecearon. El gol de los ingleses fue un córner corto y el delantero la agarró mal con la cabeza pero Roma (Antonio) fue a buscarla al otro lado y se la puso en el otro poste. Nos ganaron 1 a 0 con ese gol, nosotros con diez hombres, y nada más.

¿Qué sensación le generó a Usted cuando Kreitlein le dijo «out» y se quedó fuera del partido?

Pero out, ¿qué sabía yo de inglés si yo hablo castellano?. ¿Out que quiere decir? ¿Fuera?

Exacto, en ese momento lo estaba echando pero Usted no tenía por qué saber el idioma…

Sí, también estaba el técnico de ellos que decía que nosotros éramos unos animales. Fue tan raro todo ese partido, fue una injusticia total. Creo que ese equipo estaba para salir campeón. Teníamos a Perfumo (Roberto) con 23 años, yo tenía 28 que era el capitán, Ermindo Onega que fue el mejor de todos. Cuando jugamos con Alemania, Beckenbauer (Franz) salió a correr y a marcar por toda la cancha a Ermindo para que no pueda tocar la pelota. Ermindo era un fenómeno. Para mí fue un 4-3-3 bárbaro.

¿Lo de alfombra de la reina es mito o es verdad que Usted se sentó ahí?

Sí, la reina no estaba. Me senté en la alfombra de la reina, de 6 x 4, color rojo. Ahí estaba el palco nomás. La reina Isabel II presenció el partido inaugural y la final. El palco de la reina estaba en tres cuartos de cancha y Wembley no tenía túnel, tenía los vestuarios a nivel del piso. Entonces yo iba caminando al lado de la pared de un metro de altura y tenía a todos los ingleses ahí. Con los hinchas de Inglaterra me separaban un metro, un metro cincuenta, vos los podías tocar y saludar sin problemas. Después que estuve sentado en la alfombra, la hinchada me tiraba barras de chocolate aireado que era novedad para nosotros. Y yo, para darle bronca a ellos, la agarraba, lo abría, le sacaba el papel, me lo comía y lo que me sobraba se los tiraba. Cuando llego al córner aprieto el banderín y lo doy un poco de vuelta. Los cuatro banderines eran la bandera inglesa y entonces los reputeé ahí. Ahí los insulté pero en español, no sé ni dónde los mandé. Entonces me empezaron a tirar latas de cerveza llenas y salí corriendo para el vestuario. Me bañé y vi el segundo tiempo del vestuario, no entré más a la cancha.

¿Ese Mundial estaba previsto que tenía que ser para Inglaterra?

Sí, todo preparado. A mi cuando me hablan del Mundial yo le pregunto al periodista «con satélite o sin satélite». Ese fue el último Mundial sin satélite. Los cassette de nuestro partido se iban en el primer avión que salía, los mandában al canal 2 de La Plata y llegaba a los tres días y la gente veía el partido a los tres días. Yo digo siempre que cuando vamos a hablar de Mundiales, si vas para atrás, el país que lo organizaba era finalista o campeón.

Si hubiese tenido la chance de estar cara a cara con el árbitro que lo echó en Wembley, ¿qué le diría?

AR: Hará cosa de hace cinco años (2011) o más que me llegó una nota de la ciudad donde vivía el alemán. Me invitaban y me pagaban todo para reunirme con el árbitro. Les dije que no, que no me interesaba para nada, que se vayan a freír papas. El árbitro alemán, para mí, estaba arreglado. Después que me echó a mí, no amonestó más a nadie. Porque la amonestación era sacar una libretita y anotar el número de camiseta. Al otro Mundial cambió con el satélite porque un partido no podía estar parado 20 o 30 minutos.

VD: ¿Le quedó algo pendiente como futbolista?

AR: Como futbolista a Boca le debo todo. Yo jugué catorce años y medio en la Primera de Boca. Cuando estaba en un partido cerca de Belgrano R me hablaron de Chacarita Juniors y Duchini (Ernesto) me dijo que me daba una bicicleta o cinco mil pesos. De Tigre me ofrecieron una empilchada completa, corbata, zapatos, todo. Les dije que no hasta que me ofrecieron ser titular de la quinta de Boca. Y yo les dije «ya voy», encima que soy hincha de Boca, no se hacen una idea cómo agarré viaje. Eso me lo dijo un domingo a la mañana, el lunes ya estaba firmando para Boca en AFA. Fui el primer jugador que le hicieron un partido homenaje, un 10 de diciembre de 1970. Jugamos contra un equipo del Resto de América contra los once de Boca. Le pedí al árbitro ese día que me avise cuando faltaba un minuto para terminar el primer tiempo. Y cuando me dijo le pedí la pelota, la agarré y la tiré a la tribuna para la hinchada. Me fui y al segundo tiempo no salí a jugar. No jugué más en ningún lado. El honor y el orgullo que tengo es siempre haber usado la camiseta de Boca y de la Selección.

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