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·8 juin 2025
Russo sobre el predio de Boca: “Este es un lugar a la altura de los mejores del mundo”

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·8 juin 2025
A sus 69 años, Miguel Ángel Russo transita su tercer ciclo como técnico de Boca Juniors con la serenidad de quien ha superado tanto en el fútbol como en la vida. Hombre de fe —“Nosotros solo ayudamos a potenciar condiciones. El mérito es de los jugadores”, repite como mantra—, ha sabido adaptarse al vértigo de un oficio inestable sin perder su esencia.
En su larga trayectoria por Argentina, Chile, España, México, Colombia, Perú, Paraguay y Arabia Saudita, Russo ha cultivado una mirada paciente, equilibrada y humana. Su lista de logros lo avala: la Copa Libertadores 2007, ascensos con Lanús, Estudiantes y Rosario Central, títulos locales con Vélez, Millonarios y Boca. Pero para él, los números no lo son todo. “Uno debe ir acomodándose, respetando una esencia”, dice pausadamente, consciente de los cambios generacionales.
Esa capacidad de adaptarse sin perder la brújula le permitió, incluso, mantener la sintonía con “los pibes de 20” que entrenó y también con los más grandes. “Les presto especial atención a los de 30 y pico que se ven cerca del retiro: no es fácil la situación para ellos”, advierte.
Su estilo sobrio y esquivo a la polémica lo llevó a dejar frases que se volvieron célebres, como el ya clásico “son decisiones”. Evita las declaraciones altisonantes y esquiva el barro mediático: “Boca es así, son formas y maneras”.
Sobre su segundo ciclo en Boca, durante 2020 y 2021, guarda una espina por lo que la pandemia impidió: “Hubiera sido distinta una semifinal de Copa con la Bombonera llena”, lamenta, aunque valora el tiempo con su familia.
Su vínculo con el club no es solo profesional: es emocional. Lo acompañan el cariño del hincha y el amor de su nieto Pedrito, quien lo recibió con entusiasmo en su regreso. “Ya me empezó a meter presión”, dice entre risas.
Russo es parte de una élite histórica de entrenadores xeneizes junto a Bianchi y Lorenzo. “Estar en ese podio me encanta. Dios fue generoso conmigo. Y la gente de Boca también”, resume. Hombre de fe en el cielo y en las tribunas, Russo sigue escribiendo su historia con humildad, coherencia y pasión.