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·29 novembre 2024
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Foto portada: Verónica Luly Riquelme (@toko_fotos)
En el mes de marzo del año 2016, el fútbol femenino en Chile sufría un golpe muy duro. A través de los medios de comunicación nos enterábamos de la noticia de que se cerraban las ramas femeninas de Unión Española y de Audax Italiano, cuyos dirigentes argumentaban “falta de recursos” para justificar dicha medida. En aquel momento, las capitanas de ambos equipos reaccionaban inmediatamente para revertir aquella nefasta decisión, señalando que los entes que regían a ambos clubes de colonia “estaban jugando con las ilusiones de las jugadoras”.
Valeria Lucca, ex jugadora de Audax Italiano.
Quien tuvo un protagonismo fundamental en cuanto a su lucha por revertir dicha situación fue la capitana de Audax Femenino Valeria Lucca, quien llevaba, hasta ese momento, ocho años vistiendo la casaquilla verde del club de La Florida. Lucca decidió movilizarse y llevar a la práctica ideas que pudiesen salvar a la rama femenina, como por ejemplo, formar un club deportivo propio, gestionado por las jugadoras y sus apoderados, y que contaría con el beneplácito de la S.A. que administraba al cuadro itálico y la aprobación de la ANFP. Recordemos que en aquellos años aún no existía ANJUFF, no había atisbo alguno de ni siquiera redactar una Ley que amparara a las futbolistas, y el fútbol femenino en Chile no contaba ni con el apoyo ni la difusión que, en cierto modo, goza en el día de hoy.
Valeria Lucca se transformaría en el símbolo de Audax Italiano Femenino, y vestiría en forma ininterrumpida la divisa verde hasta su retiro en el año 2022. Hoy, junto con ser una destacada Profesora de Educación Física, es la subgerenta de las selecciones nacionales femeninas en la ANFP. Ella entregó un gran aporte al mejoramiento sostenido del fútbol femenino en Chile, ya que llevó a cabo las primeras luchas para revertir una situación negativa de desvalorización y abandono de nuestro querido deporte en las décadas pasadas.
El Fútbol Femenino Chileno ha dado pasos importantes para poder lograr su crecimiento. Hoy en día existe una Ley de Profesionalización que resguarda los intereses de las futbolistas, pero esto no es suficiente. No basta con que se cancelen mensualmente y estén al día los sueldos de las jugadoras, sino que hay numerosos aspectos que se deben abarcar para lograr una profesionalización real del futfem en Chile. Debe velarse, constantemente, el cumplimiento del pago de cotizaciones de salud y previsión de las futbolistas, debe resguardarse que ellas gocen de una infraestructura adecuada para el desarrollo de su deporte, que nuestras futbolistas cuenten con indumentaria de primera calidad, que puedan entrenar y jugar en campos deportivos en condiciones aceptables, con canchas y camarines aptos y bien mantenidos, que se cumpla con las normas de higiene y seguridad destinadas al bienestar de las jugadoras, para poder resguardar cualquier situación de accidentes, enfermedades o lesiones, que se cumpla con el pago de bonificaciones destinadas a la locomoción y alimentación, tomando en cuenta que más del 80% de nuestras jugadoras, aparte de jugar fútbol, trabaja o estudia, y que las futbolistas tengan derecho a formar o pertenecer a un sindicato que vele por sus intereses y necesidades (a mi juicio, ANJUFF debería transformarse en un Sindicato que le permita luchar con mejores armas legales por la dignidad y los derechos de las futbolistas). Creer que la Ley de Profesionalización solo se aboque al pago mensual de los sueldos de las futbolistas es algo insuficiente. La Profesionalización del Fútbol Femenino aún debe abarcar una variedad de asuntos de suma importancia para los derechos que cada futbolista posee como deportista.
Es aquí, tomando en cuenta el caso de Lucca, que la experiencia que ha adquirido una futbolista profesional cobra vital importancia para el desarrollo del fútbol femenino. Una futbolista que ha adquirido un bagaje importante en su currículum deportivo, posee un status y cumple un rol fundamental dentro del avatar cotidiano no solo de su equipo, sino de toda su rama femenina. Una futbolista que tiene una expertiz mayor que el resto de sus compañeras no solo puede erigirse como capitana y líder, sino que asume la condición de referente de su equipo.
Una futbolista que asume el status de referente, es aquella que destina su experiencia adquirida como futbolista para dejar un legado y una enseñanza al resto de sus compañeras. No solo es aquella futbolista que asume una identidad neta hacia los colores del equipo que defiende, como fue el caso de Lucca en Audax Italiano, único equipo que defendió entre el 2008 y el 2022, sino también que asume un rol que va más allá de lo deportivo. La experiencia adquirida por una futbolista le permite enfocar al fútbol como algo que va más allá de lo deportivo, sino que lo percibe igualmente en cuanto a su realidad laboral, social y cultural, enfocando su mirada hacia todo lo que gira alrededor de una práctica o un partido de fútbol, es decir, su familia, la realidad de sus compañeras, sus intereses y necesidades, la realidad de las divisiones inferiores y su entorno sociocultural inmediato.
A partir de aquello, el proceso de enseñanza aprendizaje que deja una futbolista con la suficiente experiencia en el fútbol, basada no solo en las habilidades deportivas sino también en los conocimientos especiales sobre todo lo que gira en torno a un partido, a un entrenamiento o a la percepción de este deporte como una profesión, va encaminada a dejar una herencia que debe ser internalizada y asumida por las futbolistas más jóvenes de su equipo.
Agustina Heyermann (Universidad Católica)
En Universidad Católica, por ejemplo, Agustina Heyermann es la capitana y líder del equipo femenino cruzado, y va camino a convertirse en una referente dentro de su institución. Detrás de esta realidad hay un proyecto, “La Gran Cruzada”, que busca formar jugadoras con un compromiso e identidad adecuados a los valores que persigue el club deportivo universitario, y detrás de ese liderazgo que Heyermann está asumiendo con el correr de las temporadas hubo un sinnúmero de importantes jugadoras que aportaron su experiencia para que el proyecto deportivo pudiese llevarse a cabo con gran éxito en las divisiones formativas y con un crecimiento paulatino de su primer equipo.
Yocelyn Escobar (Santiago Wanderers)
En el Ascenso Femenino, el valor que posee la experiencia de las futbolistas es aún más notorio, ya que ellas se convirtieron en un eje fundamental de las campañas de aquellos equipos que lograron el éxito de subir de categoría o llegar a instancias finales. En Wanderers, la presencia de jugadoras como Joanna Osorio o Yocelyn Escobar contribuyeron a crear un equipo unido en torno a un objetivo en común, el cual era llegar a la Primera División, otorgando el equilibrio suficiente que permitió aunar a un grupo de futbolistas jóvenes y otras provenientes del extranjero para poder formar un verdadero conjunto. Algo parecido sucedió en Huachipato, donde futbolistas que llevaban años en la institución acerera, como Céfora Esparza, Constanza Fuentes o Constanza Toledo, transmitieron todo lo que ellas internalizaron a un importante número de jugadoras jóvenes con hambre de gloria y a otras futbolistas que llegaron como refuerzos, tales como la portera Sofía Calbucura o la goleadora Viviana Torres, quienes arribaron al equipo conducido por Daisy Mardones con una necesidad de reivindicación deportiva después de haber descendido de categoría con Fernández Vial en el 2023. La experiencia permite reunir estos elementos, con sus características peculiares, para destinarlos a un fin determinado, un bien común que es el éxito deportivo.
Daniela Muñoz (Deportes Recoleta)
Quisiera citar el caso de Deportes Recoleta y su sorprendente ascenso a la primera categoría. Las textiles formaron un equipo joven, dinámico, pero reducido en cuanto a número de jugadoras. Dentro de este conjunto, fue vital el aporte de las futbolistas con un currículum mayor que el resto de las jugadoras. La trayectoria de una futbolista como Daniela Muñoz fue fundamental en el ascenso de las recoletanas, no solamente por sus cualidades como futbolista, sino porque también se erigió como una líder dentro y fuera de la cancha. A eso sumamos la llegada de Verónica Riquelme al equipo. Luly no solo aportó una importante cuota de goles (12) en beneficio de las recoletanas en los pocos partidos que jugó, sino que también ayudó a unir al camarín, a formar un grupo de jugadoras enfocada hacia un solo horizonte, el logro deportivo de ascender de categoría.
Nélyda Davies (Deportes Recoleta)
Por último, quisiera dedicarle este párrafo a la futbolista de Deportes Recoleta Nélyda Davies. Dentro de una categoría muy infravalorada dentro de nuestro fútbol, las historias de vida cobran un valor fundamental. A Nélyda la ubico desde que ella jugaba por Audax Italiano en el 2011, conozco su trayectoria que la llevó a jugar por equipos como Palestino, Unión Española y Boston College antes de arribar al cuadro recoletano. Con 38 años, Davies se ha convertido en el rostro de la campaña por la prevención del cáncer mamario, dejándonos como legado todo lo que significa la concientización de esta grave enfermedad y como el amor y la pasión por un deporte como el fútbol te empuja a no rendirte jamás y a seguir luchando no solo por ti misma, sino también por todo el entorno que gira a tu alrededor. Me llega muy directamente, porque mi mamá hace dos años sufrió un cáncer a la piel (carcinoma de células de Merkel) y perdió su oreja derecha. Aún mi madre no es dada de alta en la FALP (Fundación Arturo López Pérez contra el cáncer).
En síntesis, el valor de la experiencia adquirida por una futbolista femenina, sea profesional o amateur, apunta hacia una dirección: convertirse en una deportista integral. El ser humano es un ser íntegro, con muchas dimensiones que se interconectan permanentemente, cuerpo, intelecto, materia y espíritu. El poseer la capacidad de pensar, sentir y actuar le permite ir más allá de un simple juego, porque el ser humano es un ser individual y universal, pero a la vez es un ser social y colectivo según lo plantea el filósofo Ken Wilber. Tomando en cuenta este ideario, una futbolista debe internalizar que no solo practica fútbol como satisfacción personal, sino que el valor que le otorga la experiencia adquirida en sus años como deportista le permite una visión más positiva de su entorno y contribuir al mejoramiento del mismo, dejando un legado, una enseñanza, que debe ser adquirida por sus compañeras, por su familia y por todos los seres que giran alrededor de su práctica futbolística.