La Galerna
·3 février 2025
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Andaba dándole vueltas al Espanyol-Real Madrid cuando descubrí en el bonaerense diario Olé esta maravilla del colega Jorge Mario Trasmonte, el Pato en los ambientes. Un talento que, entre otras virtudes, la mayor que escribe como los ángeles, es considerado entre los suyos como la mayor autoridad periodística en el Reglamento del Fútbol y sus recovecos.
Bajo el título "¡Qué bajo cayó el arbitraje", escribe Trasmonte: "En esto convirtió la conducción de Federico Beligoy (el Medina Cantalejo de allí) al arbitraje argentino. En un plantel de sumisos, chupamedias, especuladores, acomodaticios, temerosos, sin credibilidad en el mundo del fútbol (buenos y malos los hubo siempre, pero de lo que se descree cada vez más es de su buena fe y sus intenciones)".
Tomó aire y remató: "Acaso pase mucho tiempo antes de que los árbitros puedan recuperar la imagen de honorabilidad que arrastran por el piso en este ciclo".
Trasmonte: "Buenos y malos los hubo siempre, pero de lo que se descree cada vez más es de su buena fe y sus intenciones"
El artículo venía a cuento tras la labor del arbitral en el partido Barracas Central-Banfield de la Primera División de allá que terminó con triunfo local por 1-0. "La lamentable actuación de Luis Lobo Medina (el trencilla) en el triunfo de Barracas Central es un síntoma de la descomposición".
No fue Trasmonte el único en entrar en el asunto. Clarín habla de "triste postal del fútbol argentino" y destaca que "un gol en offside y un penal no cobrado a favor del conjunto presidido por el hijo de Chiqui Tapia (Matías) que llamaron la atención de todos". Chiqui es Claudio Tapia, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino, la famosa AFA.
Arbitraje y descomposición, falta de credibilidad, honorabilidad en entredicho... De lo que se descree cada vez más es de su buena fe y sus intenciones es antológico y muy compartido por aquí. Esos son términos que podrían aplicarse a nuestro fútbol con poca posibilidad de enmienda, por no decir nula. ¡Qué bajo cayó el arbitraje! es un titular que cabría aquí, la mar de exportable. Y triste postal del fútbol argentino, acabar en fútbol español sin ningún esfuerzo.
Como ningún esfuerzo por remediarlo ponen los fenómenos que van turnándose por la Federación y alrededores, el CTA, por supuesto. Pertenecen a la misma fauna milenaria y si alguno llega de fuera, escasísimos ejemplares, acaba convirtiéndose en el mayor hincha de todos. Hay mucho que mantener. Y quien manda, manda.
La buena fe y sus intenciones. Llegados a este punto que se dude de ellas el Madrid mediante, juegue él o los equipos que pueden discutirle un título, parece legítimo. El sábado, el penalti no pitado, el gol anulado, toda la voluntad de comprensión hacia la "difícil labor arbitral" queda arruinada ante la no tarjeta roja a Romero, asombro del fin de semana en toda Europa. A quienes sostienen que todo forma parte de un plan anti Real Madrid es difícil replicarles.
El problema del sábado, y es absurdo comentarlo, no fue el Espanyol, ni se trató de echarle una mano: el problema fue el de tantas veces el Madrid mediante
¡Oiga, que el Celta en la Copa...! Efectivamente, aquello pareció penalti. Para mí lo fue y no se pitó. Es que resulta imposible no equivocarte una vez, incluso tres o cuatro, a favor de uno u otro en cuarenta y pico partidos de competición nacional. Y lo sucedido en Cornellá abona esa teoría: ningún españolista recuerda la última vez que su equipo fue beneficiado por el árbitro y asociados.
Fíjense que mucho amigo me fue comentando su pena entre risas: ¡debieron guardarse algo para el día del Barça! Se lo quité de la cabeza: ya sabes que eso no ha pasado nunca. Recuerden, mano de Messi, desmayo de Xavi ante Baena, todo eso. Cobra y p'a casa. Tres veces en un mismo partido, probablemente jamás a lo largo de su historia, que es la de la Liga, pues su primer gol lo metió Prat, delantero periquito.
Famoso fue aquel gol que le dieron a Griezmann en Cornellá sin que nadie en este mundo y el otro supiera si la pelota había o no traspasado la línea de gol en el último Espanyol-Atleti. El gol anulado a Montes, legal, limpio, legítimo, en Mestalla que firmó su último descenso. El problema del sábado, y es absurdo comentarlo, no fue el Espanyol, ni se trató de echarle una mano: el problema fue el de tantas veces el Madrid mediante.
Lo cual lleva a otra postal del fútbol español: el Madrid sólo ganará la Liga si es el equipo incontenible de la pasada temporada, una derrota en 38 partidos. Si vacila, y ciertamente eso le ha venido pasando esta temporada, lo tiene imposible. Ha sucedido estos últimos muchos años. Lo borda o miau. Ah, la última es que los videos de Realmadrid TV encabritan al personal arbitral y le pasan factura. ¿Sin vídeos cambiaría la cosa? Déjenme un minuto, me ha entrado pis de la risa.
La última es que los videos de Realmadrid TV encabritan al personal arbitral y le pasan factura. ¿Sin vídeos cambiaría la cosa? Déjenme un minuto, me ha entrado pis de la risa
Ya estoy de vuelta, ¡jaaaaaaaja, qué alivio! Y bueno, Rüdiger, 20 días. Hay eso, días, en que mejor no levantarse. Pero no hay más remedio que hacerlo. Y el Madrid se levantó hoy mismo en un ambiente adverso entre lesiones, mangazos, partido día sí y al otro casi, todo eso. Ayer le cascaron cinco al City, por cierto. No, bien no están pero tienen una ventaja: sólo se enfrentan al rival de turno, no se ven obligados a gastar energías contra otros entornos... En eso, tampoco el City es el Madrid. En fin y adiós: sumisos, chupamedias, especuladores, acomodaticios, temerosos. El periodismo argentino, ¡qué seríamos sin él!
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