
La Galerna
·5 août 2025
Fichajes de verano: Juanito Alonso

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En el verano del año 1949, el Real Madrid estaba en la búsqueda de un guardameta para reforzar una posición debilitada por las lesiones. Tras una larga lista de candidatos, se acabó decantando por el portero del Racing de Ferrol, el vasco Juanito Alonso. Un día como hoy, un 5 de agosto, las negociaciones llegaron a buen puerto y se hizo oficial su fichaje. El club blanco acababa de firmar a un jugador muy importante para la siguiente década, y a quien estaba destinado a ser el primer arquero campeón de Europa.
Nacido el 13 de diciembre de 1928 en Hondarribia, fue al colegio Victory y su primer equipo fue el Kerizpe, con el que jugó varios torneos infantiles organizados en Irún. Más tarde se fue al Logroñés, con la aprobación del equipo vasco, y en el cuadro riojano permaneció la campaña 1946-47 al completo. Su siguiente destino, debido al destino del servicio militar realizado, fue el Racing de Ferrol, en el que cumpliría dos cursos antes de su aterrizaje en la capital. El vasco era un portero sobrio, eficaz, intuitivo y muy seguro. Se trataba de un cancerbero cerebral, espectacular cuando era necesario, pero no para adornarse o ganarse un aplauso del público. Alfredo di Stéfano lo definió así: “Juan Alonso no es un portero cualquiera. Es la sobriedad personificada. Jamás hace un esfuerzo innecesario. Juan Alonso es un portero excepcional, ya que solo le meten los goles imparables. Y un defensa, medio o delantero ya puede vivir tranquilo sabiendo que tiene detrás un hombre que es casi imposible que encaje el gol ‘tonto’”.
El conjunto blanco tenía como dueño de la portería a uno de los mejores del país, el alicantino Bañón. Sin embargo, un percance grave del meta acabó con su carrera y obligó al club a fichar a otro portero. Bañón sufrió una inflamación en la pleura lindante con la zona pulmonar, que no le permitió volver a los terrenos de juego. El Real Madrid también tenía por entonces en plantilla a un joven Adauto con una pequeña lesión en un hombro, y al salmantino García Martín, pero ansiaba un sustituto.
Alonso, con 20 años, estaba destacando en el Racing de Ferrol en Segunda división y finalizaba su contrato. Da la casualidad que los merengues también andaban detrás desde hacía un tiempo de su hermano Gabriel, jugador del Celta, pero las negociaciones entre ambos clubes estaban siendo complicadas porque los gallegos no estaban por la labor del traspaso. Por Juanito primero se interesaron la Real Sociedad y el propio cuadro vigués que entrenaba el mito Ricardo Zamora.
El vasco era un portero sobrio, eficaz, intuitivo y muy seguro. Se trataba de un cancerbero cerebral, espectacular cuando era necesario, pero no para adornarse o ganarse un aplauso del público
Los donostiarras se cayeron de la puja tras confirmar su entrenador Benito Díaz que Juanito Alonso “podrá llegar a ser algo, pero hoy es un desconocido”. Lo cierto es que también había una diferencia de cinco mil duros entre ambas partes que resultó insalvable en la negociación. Todo parecía indicar que acabaría en el Celta con su hermano, pero el Real Madrid se metió de por medio. En el cuadro madridista manejaban una lista importante de nombres. De los que primero se habló fue de tres guardametas de gran experiencia como el atlético Marcel Domingo, el deportivista Juan Acuña y el valencianista Ignacio Eizaguirre. Sus clubes se hicieron fuertes y rechazaron hablar con el Real Madrid. En la prensa se especuló con que Pepe Echániz, un hombre importante en la casa blanca, llegó a estar en Valencia para hablar con los dirigentes ché, pero desde el club capitalino lo negaron. Otros dos nombres que salieron pronto a la palestra fueron el de Greus, del Real Oviedo, y Dauder, del Nastic de Tarragona.
Los días pasaron y no se cristalizaba ningún acercamiento por los porteros mencionados. Fue entonces cuando surgió la recomendación de Bañón. En el mes de julio, el alicantino, antes de ingresar en el sanatorio para tratar su problema, le sugirió al club el nombre de Juanito Alonso, al que ya habían visto en directo en un amistoso entre madridistas y ferrolanos en Chamartín en diciembre de 1948. El vasco, años después, declaró que no lo supo por “él mismo, sino por una tercera persona” y mostraba una enorme “satisfacción por la influencia de Bañón”. El Real Madrid envió entonces primero a Jesús María Arozamena para persuadir al meta, y más tarde al serio y reputado intermediario Ángel Rodríguez ‘El Feo’ a Hondarribia para hablar de su contrato cara a cara con el guardameta. La entidad merengue lo consideraba una solución para el problema de la portería hasta que pudiese incorporarse Bañón, pero el destino tenía otros planes.
‘El Feo’ convenció de inmediato a Alonso y, apenas media hora después de su encuentro, emprendieron viaje destino Madrid, con una escala en Bilbao, para llevarse entre otros a Zárraga. Son los primeros días del mes de agosto de 1949. El contrato ofrecido al meta era de tres temporadas y rondaba las “100.000 pesetas de ficha y los sueldos primas”, como declaró el propio arquero en algunas entrevistas recordando su trayectoria blanca. Los deberes militares que estaba cumpliendo en Ferrol apremiaban la negociación, y en su estancia en la capital quedó cerrado su fichaje.
El 5 de agosto se completó la operación y Alonso se convertía en nuevo portero del Real Madrid. Así lo anunció Marca en su edición del día 6, en la que confirmaba que el portero había firmado su contrato y que estaba acompañado en la capital de su hermano Gabriel, que también estaba negociando con los blancos. Bañón cuando se hizo oficial el fichaje no pudo evitar su alegría: “El único portero que puede traer el Madrid actualmente, el mejor sustituto mío, es Juanito Alonso, ese chaval de El Ferrol”.
En una entrevista al diario Marca Alonso explicó que llegó al Madrid al terminar “mi contrato con el Ferrol y cumplía allí el servicio militar. Este año quería estar en un primera división, y por ello estaba en tratos con el Celta, Real Sociedad y Madrid. Pero este último tira mucho… Mi alegría por venir al Madrid es máxima”. Además, comentó que su mayor ambición es “ser titular del Madrid. No me cohíbe el nombre, pero sí el público. ¡Y ese campo, que cuando se llene debe ser horrible!”. En septiembre también habló para Pueblo definiéndose como un portero de “un metro setenta y tres centímetros” con manos como “dos tenazas”. También expresó que “mi mayor ilusión” era ganarse un puesto como titular en el Madrid y “hoy en el entrenamiento, me han tirado mucho. He quedado contento…”.
En un principio del curso, el vasco se encontraba en el tercer puesto del escalafón de guardametas de la primera plantilla blanca. Pero las circunstancias cambiaron en la jornada cuarta de Liga cuando Mr. Keeping le dio la alternativa en Atocha contra la Real Sociedad. Alonso no abandonaría el puesto el resto de la campaña y se afianzó en el marco merengue. Unos meses después, se confirmó la retirada prematura de Bañón y el aficionado madridista lo sintió de veras, pero por otro lado estaba tranquilo porque su sustituto había demostrado nivel para reemplazarlo.
Alonso terminó por convertirse en uno de los mejores guardametas de la historia del club. Fue el dueño del marco en las tres primeras Copas de Europa del gran equipo de los años 50, y siempre se mantuvo firme pese a que el club continuó firmando guardametas durante toda la década. En esos años llegaron Juanito González, Berasaluce, Cosme, Pazos, Vila, Bagur, Creus o Domínguez, y solo el argentino le arrebató el puesto en una época en la que Alonso llegó a la treintena y comenzó a tener problemas de lesiones.
El vasco completó doce temporadas en la casa blanca para un total de 296 partidos oficiales. En ese tiempo consiguió cinco Copas de Europa, cinco Ligas, 2 Copas Latinas y una Copa Intercontinental. En el plano individual se hizo con el trofeo Zamora de la temporada 1954-55, en la que encajó 24 tantos en 24 encuentros. Además, defendió el marco de la selección española en dos ocasiones en sendos amistosos contra Irlanda del Norte e Italia. También acudió en tres oportunidades con la selección española B.
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