SportsEye
·19 juillet 2025
El gran error que Valencia no deja de repetir

In partnership with
Yahoo sportsSportsEye
·19 juillet 2025
Las dificultades del Valencia para rentabilizar a sus canteranos en el mercado han vuelto a quedar patentes con la inminente salida de Cristhian Mosquera al Arsenal, según detalla Marca. El central, considerado el jugador con mayor valor de la actual plantilla —alrededor de 30 millones de euros—, se marchará al conjunto inglés por una cantidad inferior a 20 millones, condicionada por varias variables. Una diferencia notable con respecto a su valoración, que subraya los problemas del club de Mestalla a la hora de gestionar los contratos de sus promesas.
El caso de Mosquera no es aislado. En la última década, el Valencia ha repetido una tendencia de perder potenciales grandes ingresos al dejar que jugadores surgidos de la cantera lleguen a su último año de contrato sin acuerdos de renovación convincentes. La presión por no quedarse sin retorno económico termina abocando a traspasos por cantidades por debajo de su valor real en el mercado.
Uno de los ejemplos más significativos es el de Ferran Torres. El extremo alcanzó el final de su contrato tras destacar en el primer equipo, y el club se vio obligado a venderlo al Manchester City por 23 millones de euros más 12 en variables, lejos de los 50 millones en los que estaba valorado entonces. Paradójicamente, el City traspasó poco después al jugador al FC Barcelona por 55 millones de euros.
El mismo patrón se repitió con Carlos Soler. Futbolista clave, internacional y con un papel consolidado en el Valencia, no renovó y acabó en su último año de contrato. El traspaso al PSG se cerró por 18 millones a finales de agosto, cuando su valor de mercado se estimaba en 50 millones. El traspaso se produjo una vez comenzada la temporada, después de que Soler hubiese jugado ya incluso con el Valencia.
Más llamativo fue el caso de Kangin Lee. El club, necesitado de liberar una plaza de extracomunitario, optó por dejar al surcoreano libre cuando aún le restaba un año de contrato y su valor rondaba los 10 millones de euros. Así recaló en el Mallorca sin contraprestación. Tras dos temporadas, el club balear lo vendió al PSG por 22 millones.
Estos antecedentes reflejan una política contractual muy discutida y fuertemente condicionada por la situación financiera que atraviesa el club bajo la gestión de Meriton. En todos los casos, la falta de previsión y la escasa capacidad de negociación han mermado el margen de beneficio. “Tropezar una vez puede ser casual; tantas veces indica que algo en el club no funciona”, resumía la crónica de Marca sobre el caso Mosquera.
Con la lista de nombres sigue creciendo y la presión financiera no remite, la gestión de los contratos de las jóvenes promesas continúa siendo un desafío estratégico de cara al futuro inmediato del Valencia.
Photo by Denis Doyle/Getty Images