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·27 janvier 2025
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Minuto quince de juego y el Valencia CF ya había perdido el norte en el partido, tanto que Mamardashvili había entrado a recoger la pelota hasta en tres ocasiones, un visto y no visto, un vendaval futbolístico con el que los jugadores valencianistas vieron como eran desnudados.
Los dos primeros minutos parecían buenos, pero un balón por la banda en el que una concatenación de errores se produce, dejando a Lamine que invente un pase interior a Frenkie, el cual se quedó solo en el punto de penalti para controlar y definir, hacían el primero de los siete golpes de la noche.
A partir de ahí, despropósito tras despropósito del conjunto che, ni cubrieron pasillos interiores, donde Cubarsí, Fermin o Lamine le hacían un roto, e igualmente por fuera con las subidas de Balde o Kounde, sumados a un Raphinha que hacía el juego del Barcelona más fácil. Al conjunto de Corberán no sabía por donde le pegaba el viento y lo único positivo que sacó fue la vuelta de Diakhaby al terreno de juego.
Y lo cierto es, que la derrota entraba en las quinielas, pero la clave es cómo se perdió, y estando en la parte de abajo de la tabla clasificatoria ni equipo ni entrenador se pueden permitir una derrota de estas características en la que el rival apea futbolística y moralmente a un equipo que necesita de puntuar sin importar el rival para seguir en la pelea de la salvación.
Máxime cuando los rivales en la pelea han competido en este tipo de escenarios y contra este tipo de rivales, por ejemplo, el Leganes ganó al Barcelona y al Atletico de Madrid, más o menos justo, pero ganó y le empató al Athletic. Por su parte Las Palmas ganó en Montjuic y, es que un dato no menos relevante, el Barcelona llevaba tres partidos perdiendo en Montjuic y el Valencia fue la aspirina.
Una aspirina que esperemos no salga cara a la larga, porque los rivales del Valencia llevan unas semanas en las que puntúan todos, menos uno que está a la par que el Valencia con un denominador común, un dueño que parece el perro del hortelano: ni come ni deja comer, sí, el Real Valldolid equipo que le sacó tres puntos al Valencia.
Hoy, lunes, otra vez pegados los aficionados ches delante del televisor o con el móvil cerca para ver como van Celta y Alavés. El Celta, un equipo contra el que se enfrenta el Valencia el próximo sábado, y que está deseando la parroquia che su victoria para no poner tierra en el ataúd de la salvación, pues con la victoria del Alavés se pondría la salvación a siete puntos.
Un ataúd de la salvación que se ha cavado el club che, porque con la confección de plantilla realizada -sobre la cual MA Corona sacaba pecho- era de esperar lo que podía pasar. El año pasado fue un oasis en el desierto, y este año con siete incorporaciones cinco de las cuales quieren sacar en invierno por su deficiente nivel, se creería suficiente para la rescisión del cargo de director deportivo, pero no será así, porque es un buen funcionario de Meriton como también lo es el Director Corporativo que ni corto ni perezoso enunció el famoso “dejen salir antes de entrar” en la TV con derechos del partido.
Pues con esto, con una autoexigencia a niveles muy bajos cuando se va a estos escenarios, dejan al libre albedrío a algunos jugadores que vieron como ayer quedaban retratados, como también lo hacían Director Deportivo y Director Corporativo, aunque no se sientan aludidos con estas derrotas, como no lo hicieron en otras ocasiones en las que el Valencia ha ido arrastrando el escudo por los campos de primera división. Ayer se podía perder, pero el problema no es qué sino el cómo.