Nacional Es Pasión
·25 avril 2025
Bahía 1 – Nacional 0 : EN NACIONAL ES SIN MIEDO

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·25 avril 2025
Por: Juan Felipe Velásquez
Atlético Nacional volvió a caer en Brasil, esta vez ante Bahía, y complicó seriamente sus aspiraciones en la Copa Libertadores. El marcador, un 1-0 ajustado pero contundente, no solo deja al equipo con apenas tres puntos en el Grupo F, sino que obliga a ganar todo lo que queda para aspirar a la clasificación. Pero más allá del resultado, hay algo que duele más: la forma.
Porque no fue un gigante sudamericano el que nos puso en jaque. Fue Bahía, un equipo sin peso histórico en el continente, pero que supo aprovechar lo que Nacional no: la convicción. El equipo brasileño, que llegó invicto al duelo, jugó con determinación, con hambre, con la actitud que se espera en una competencia como esta. Nacional, en cambio, fue tímido, contenido, excesivamente calculador. Y ese temor, tarde o temprano, se paga caro.
Desde el primer tiempo, el equipo de Gandolfi controló el balón, sí, pero sin profundidad ni intención. La posesión fue una ilusión de dominio. La ausencia de Marino Hinestroza se sintió con fuerza, y la decisión de dejar a Edwin Cardona en el banco desde el arranque fue, al menos, discutible. Nacional necesitaba ideas, desequilibrio, alguien que rompiera el molde, y simplemente no los tuvo en la cancha cuando más los requería.
En el segundo tiempo, con Cardona ya en el campo, Nacional mejoró. Pero cuando parecía que podía cambiar el curso del partido, apareció el gol de William José para Bahía. Un gol que expuso lo que muchos ya intuían: este equipo puede tener posesión, pero le falta claridad, determinación y jerarquía en los momentos clave.
Y sí, es cierto que el fútbol brasileño hoy es una potencia económica. Que incluso sus equipos de segunda línea tienen presupuestos que duplican o triplican el de cualquier club colombiano. Pero esa no puede ser la excusa para esconderse. Porque si vamos a justificar cada derrota con la billetera del rival, entonces mejor no compitamos. La historia de Atlético Nacional no se escribió con excusas, se escribió con ambición. Este escudo ha alzado dos veces la Copa Libertadores porque entendió que el carácter, la estrategia y el coraje pesan tanto como el dinero. Y porque nunca se sintió menos que nadie.
Nacional no puede salir a jugar con miedo, ni frente a Bahía ni frente a ningún equipo del continente. Porque este club, con sus charreteras, con su tradición, con su historia, no puede permitirse mirar hacia arriba a rivales sin pergaminos. Si empezamos a agachar la cabeza antes de jugar, ya habremos perdido mucho más que un partido: habremos perdido la esencia.
Luego vino la polémica: el gol anulado a Dayron Asprilla que pudo haber significado el empate. Y sí, la decisión del árbitro dejó dudas, pero quedarse en esa discusión es distraerse del verdadero problema. Nacional no perdió por el árbitro. Nacional perdió porque salió a empatar. Porque tuvo miedo. Porque su planteamiento fue más de contención que de ambición.
Y eso, tratándose de Atlético Nacional, es inaceptable.
Este club tiene dos Copas Libertadores. Este escudo representa historia, grandeza y respeto en Sudamérica. Entonces, si no podemos mirar de frente y con altivez a Bahía, ¿cómo vamos a enfrentar de nuevo a Internacional? ¿Cómo vamos a responder cuando llegue una hipotética instancia decisiva?
Lo cierto es que el margen de error se acabó. Nacional deberá ganar sus dos partidos en casa y sacar un triunfo en Montevideo para seguir soñando. La clasificación es posible, pero el camino será duro. Más aún si el equipo no encuentra pronto su verdadera identidad. La de un equipo que no especula. La de un club que no se esconde. La de un grande que juega como tal, sin miedo.
Porque en este torneo, como en la vida, el que sale a empatar… termina perdiendo.
Quienes me han leído con regularidad en esta página lo saben: nunca he condicionado mis críticas a la nacionalidad del técnico. Siempre he exigido coherencia, y la coherencia en Nacional es salir a proponer, no a resguardarse. Este equipo no se construyó sobre la base del repliegue, ni sobre el contragolpe como estrategia permanente. Nacional es grande porque históricamente ha ido al frente, porque ha mirado a los ojos al rival, sin importar el escudo o el estadio. Aquí siempre se ha denunciado —y se seguirá denunciando— a todo aquel que pretenda vestir de conservadurismo un escudo que fue hecho para atacar, para dominar y para ganar.
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