A 23 años de una eliminación injusta y dolorosa de la Copa del Mundo 2002 | OneFootball

Hoy, 12 de junio, se cumplen 23 años de un partido que quedó grabado a fuego en la memoria colectiva de los aficionados: el empate 1-1 entre Argentina y Suecia que sentenció la eliminación de la Albiceleste en la fase de grupos del Mundial de Corea y Japón 2002.

Aquel día, el Estadio de Miyagi fue testigo de una de las mayores decepciones en la historia de la Selección Argentina. Dirigida por Marcelo Bielsa y considerada por muchos como una de las grandes favoritas para levantar la Copa del Mundo, Argentina llegaba a la última fecha del Grupo F con la obligación de ganar para asegurar su pase a octavos de final. Tras una victoria ajustada contra Nigeria y una dolorosa derrota ante Inglaterra, el panorama era complicado.

El partido contra Suecia fue un auténtico calvario. La Albiceleste, con figuras de la talla de Gabriel Batistuta, Juan Sebastián Verón, Ariel Ortega y Javier Zanetti, dominó el encuentro en gran parte, generando numerosas situaciones de gol, pero se encontró una y otra vez con la defensa sueca y la soberbia actuación de su portero, Magnus Hedman. La frustración crecía con cada oportunidad desaprovechada.

El golpe de gracia llegó en el minuto 59 del segundo tiempo, cuando Anders Svensson, con un impecable tiro libre, batió a Pablo Cavallero y puso el 1-0 para Suecia. El gol fue un mazazo que silenció a la hinchada argentina presente en el estadio y dejó en shock a millones de televidentes en todo el mundo. La posibilidad de una eliminación temprana, que parecía impensable antes del torneo, se volvía una cruda realidad.

A pesar del impacto, Argentina no bajó los brazos y buscó el empate con desesperación. La recompensa llegó en el minuto 88, de penal, a través de Hernán Crespo, quien aprovechó un rebote del arquero tras el remate inicial de Ariel Ortega. El 1-1 revivió una mínima esperanza, pero el tiempo se agotaba y el empate no era suficiente.

El pitazo final del árbitro fue el desenlace de una de las campañas mundialistas más amargas para Argentina. La “Generación Dorada” de Marcelo Bielsa, que había arrasado en las Eliminatorias Sudamericanas, se despedía prematuramente del torneo, dejando una profunda herida en el orgullo futbolístico nacional. Veintitrés años después, aquel 12 de junio de 2002 sigue siendo un recordatorio de que en el fútbol, ni los grandes favoritos están exentos de sufrir la cruel cara de la eliminación.

Bielsa, siguió hasta los Juegos Olímpico 2004

A pesar del amargo adiós en Corea y Japón 2002, Marcelo Bielsa continuó al frente de la Selección Argentina por dos años más, en una decisión sorprendente por parte de la AFA que ratificó su confianza en el «Loco». Durante este período post-Mundial, el rosarino se mantuvo fiel a su estilo ofensivo e intenso, logrando un hito histórico: la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, un logro inédito para el fútbol argentino. Además, alcanzó la final de la Copa América 2004, donde cayó por penales ante Brasil. El ciclo de Bielsa con la Albiceleste culminaría de manera inesperada en septiembre de 2004, cuando presentó su renuncia alegando que no contaba con la energía necesaria para afrontar la exigencia del cargo, a pesar de dejar al equipo liderando las Eliminatorias para el Mundial 2006. Su partida, fiel a su particular personalidad, marcó el fin de una era que, más allá de la frustración mundialista, dejó una profunda huella en la forma de entender el fútbol en Argentina.