
La Galerna
·27 de mayo de 2025
Xabi: el hijo vuelve a casa como maestro

In partnership with
Yahoo sportsLa Galerna
·27 de mayo de 2025
Xabi Alonso siempre gustó a Florentino y al madridismo. Como jugador hablamos de un centrocampista colosal. Con 2 Champions, 2 Eurocopas y una Copa del Mundo en su palmarés, fue clave para erigir un Madrid que primero se liberó del yugo del Barcelona con Mourinho para después, con Ancelotti y Zidane, establecer la mayor dinastía que ha visto el deporte profesional.
Pero en Chamartín también encandila la persona. Xabi es un tipo de principios y un carácter muy marcado. Logró lo casi imposible en aquella España dividida: defender a Mourinho sin ser vetado en una selección secuestrada por la doctrina Barça. De hecho, en su última etapa con el combinado nacional ni se dirigía la palabra con Xavi ni se sentaban jamás en la misma mesa.
A esta personalidad tan marcada hay que unirle que siempre, desde chaval, ha huido de su zona de confort. Lo demostró volando muy joven del nido para irse a la Premier en años en los que esas aventuras no eran tan habituales o, siendo un ídolo en Liverpool, aceptando la oferta del Madrid (que como club más exigido del mundo siempre supone escapar de la comodidad y cogerse de la mano con la máxima presión). De la misma forma eligió retarse en la recta final de su carrera cambiando el Bernabéu por el Allianz Arena.
Xabi es un valiente. Y lo demostró, sobre todo, tras lograr un ascenso memorable con la Real Sociedad B a Segunda más de 60 años después. Tras el descenso al año siguiente (que es lo habitual en la categoría de plata con cualquier filial) el siguiente paso para él era absolutamente crucial. El 99% de los entrenadores en este punto decisivo de sus carreras encargan a sus agentes rechazar sistemáticamente trabajos en equipos en mala situación clasificatoria o que no tengan plantillas de mucho talento o inversiones en ciernes muy potentes. Pero Xabi tuvo el arrojo y la confianza en sí mismo de aceptar un puesto como entrenador de un Bayer Leverkusen enfilando el abismo del descenso. Y lo demás es un cuento de hadas.
Logró lo casi imposible en aquella España dividida: defender a Mourinho sin ser vetado en una selección secuestrada por la doctrina Barça
El Xabi entrenador no sólo los sacó del atolladero, sino que los metió en Europa. Y a la temporada siguiente hizo historia con ese grupo ganando la primera Bundesliga de su palmarés, además sin perder, lo que no había logrado nunca nadie en Alemania. A eso le sumó la Copa y, esta temporada, también la Supercopa. Tres títulos a una vitrina en la que sólo había un trofeo copero. Todavía esta misma temporada, aunque algunos se lo han querido deslucir en vano, fue capaz de pelearle la Bundesliga a un Bayern Munich reforzado y herido en su orgullo o de clasificarse para octavos de Champions dentro del top8. Como técnico, su carrera es corta (6 años más uno de debut con el Infantil A del Real Madrid) pero deslumbrante.
En los cuatro pilares sobre los que se sustenta la labor de un entrenador de fútbol, el táctico, el psicológico y el de la comunicación interna y externa, Xabi regresa al Madrid habiendo demostrando destreza, conocimientos y poso.
En lo táctico, pocos futbolistas han tenido el privilegio de beber de entrenadores como Mourinho, Guardiola, Ancelotti, Pellegrini o Rafa Benítez. De esta lista son Mourinho y Pep los que más le han marcado. Son los más intervencionistas en cuanto a dirección de campo y los más concienzudos a la hora de preparar los partidos analizando exhaustivamente cada situación que se puede presentar. Para Xabi, hay algunas que no se pueden controlar en un campo de fútbol, pero son muy pocas, y siempre el equipo las puede interpretar para colocarse o moverse de forma que pueda sacar al máximo partido posible. Y las que sí se pueden controlar (salida de balón, ataque posicional, presión, repliegue, basculaciones) las mide al detalle. No es un obseso del juego de posición ni de posesión, pero sí de tener el mando de los partidos, sea con balón o sea sin él. Que pase lo que tú quieres que pase y que se sienta en el partido que estás más cerca del gol que tu rival. Siempre va a intentar dominar, pero no siempre de la misma manera. Tampoco está casado con ningún dibujo en concreto, aunque en ese equipo la defensa de 3 sí le sentaba como un guante.
En lo táctico, pocos futbolistas han tenido el privilegio de beber de entrenadores como Mourinho, Guardiola, Ancelotti, Pellegrini o Rafa Benítez. De esta lista son Mourinho y Pep los que más le han marcado
Xabi está obsesionado con los detalles, como lo están Mourinho y Guardiola, que pueden marcar la diferencia y crear las condiciones, según explica él en diversas entrevistas, para que brillen sus jugadores de más talento. Ya desde jugador llevaba a ese entrenador dentro. Cuenta cómo siendo un pipiolo, y viendo como los Valerón, Fran o Mauro Silva le escondían la pelota y hacían con ella lo que querían, estaba toda la semana dándole vueltas a qué podía hacer la próxima vez para impedírselo. También ha contado muchas veces cómo, hablando con Mou y Sergio Ramos, se dan cuenta de cómo Messi les castigaba en los clásicos cuando Xavi le hacía a él saltar a la presión. Messi le cogía la espalda. Si Ramos iba a Messi, se la picaban al extremo. Incendio. SI Ramos, se quedaba, Messi recibía entre líneas solo y de cara. Cuando Xabi decide regalarle la pelota a Xavi y ser él quien se quedaba junto a Messi, la tendencia en los clásicos se volteó. Había entrenador ahí.
En cuanto a la psicología, volvemos a Mourinho y Guardiola, entrenadores que en sus mejores temporadas, además de una labor táctica adelantada a su tiempo, supieron conectar con sus vestuarios, tanto en lo colectivo como individualmente con las peculiaridades de cada estrella. O tener la humildad, como acabamos de ver, de discutir las tácticas con los jugadores de más peso y más capacitados para entender el juego e intervenir en la pizarra. Xabi comprende, y más en un club como el Real Madrid, que esa conexiones son fundamentales para que la electricidad fluya.
Lo más importante quizá en un vestuario como el del Madrid, repleto de estrellas y de gente que ya lo ha ganado todo, es no creerte el más importante. Eso Xabi lo sabe desde mucho antes de ser nadie como entrenador. En una entrevista llegó a declarar que, ante jugadores con talento que se encontró en la Real Sociedad B, rápidamente se dio cuenta de que allí lo importante no era crecer él, sino hacer crecer como futbolista por ejemplo a Martín Zubimendi: “¿Qué puedo hacer yo para que él sea mejor?” —se preguntaba Xabi —. Obviamente, logró un gran resultado. Como lo hizo en el Infantil A del Real Madrid con Yusi, Chema, Jacobo Ramón, Cristian Perea, Hugo de Llanos o Álex Jiménez, a un paso todos ellos de la élite o ya instalados en ella. En cualquier caso, que nadie se confunda. Sabe ser cercano cuando es necesario, pero también estricto. Lo cuenta Aleix García tras su primer año con él en el Bayer: “No le gusta el cachondeo y si tiene que pegar cuatro gritos, los pega. Quiere que corra todo el mundo”.
Lo más importante quizá en un vestuario como el del Madrid, repleto de estrellas y de gente que ya lo ha ganado todo, es no creerte el más importante. Eso Xabi lo sabe desde mucho antes de ser nadie como entrenador
Sobre la comunicación interna, que es tu eficiencia a la hora de llegar al vestuario, no hay más que ver cómo le han despedido sus jugadores de Leverkusen para darse cuenta del cariño que le tienen, y no hay más que comprobar cómo jugaban para saber que su mensaje futbolístico llegaba. Porque un entrenador que sabe mucho pero no hace calar su mensaje (todos podemos acordarnos de Benítez o Lopetegui en el Madrid) no sirven de nada. Xabi tiene ese poder de persuasión en su discurso, muy característicos también de Guardiola y Mourinho.
La comunicación externa también es esencial en el Real Madrid. Debes representar en público a un club modélico y ejemplar, más que ningún otro en el mundo, cuatro veces por semana. Y ante una prensa que va a lanzarte anzuelos y tenderte trampas para pillarte. Esto no lo vivió en San Sebastián ni en Alemania, pero sí como jugador en el Madrid y en la Selección (donde a través de él y de cualquier madridista se apuntaba a Mourinho). Siempre lo manejó con solvencia y en su rueda de prensa de presentación esquivó sin apuros las preguntas comprometidas sobre la marcha de Modric o la fecha en la que supo que el Real Madrid le quería, obviamente muy anterior al comunicado oficial al que Xabi, sin rubor alguno, se remitió.
Su faceta de formador también se presenta muy interesante. Hablamos de un entrenador que consiguió resultados en su etapa de cantera (Liga y Torneo de campeones con el Infantil A del Madrid y ascenso a Segunda con la Real B) y que en Leverkusen ha sacado gran rendimiento y ha hecho dar un salto a jóvenes como Florian Wirtz, Piero Hincapié, Victor Boniface, Jeremie Frimpong, además de hacer debutar a canteranos como Stepanov u Onyeka. En el Madrid, que apoya su estrategia de mercado en la contratación de jóvenes y que se es consciente del inmenso talento que se está desarrollando en La Fábrica (hace 6 años se sentaron las bases y se está trabajando día y noche en ello aunque el gran público desconozca todo lo que hay detrás), tienen la certeza de que Xabi Alonso no tendrá reparos en dar responsabilidad a jóvenes a los que detecta potencial y confían en que sabrá alimentar todo ese talento. La sinergia que va a desarrollar con quien será casi con certeza el próximo técnico del Castilla, su amigo Arbeloa, será muy estimulante para el club y para el equipo.
Como Atlas llevaba el mundo sobre su espalda, Xabi parece capaz de sostener el peso del Real Madrid sobre estos cuatro pilares, a los que hay que sumar un añadido de gran valor: su conocimiento del club y de todo lo que le rodea. Y como lo entiende tan bien, sabe que tenía que hacerse cargo del puesto desde ya, asumiendo que debe ganar el Mundial porque la exigencia es total. Aunque en caso de no lograrlo tenga atenuantes. Si hubiera decidido verlo por televisión, mal habría empezado. Tampoco se le escapa.
Todo hace indicar que estamos ante el relevo perfecto no para cerrar una década histórica en el club, sino para darle continuidad. Un tipo nacido para entrenar al Real Madrid
Todo hace indicar que estamos ante el relevo perfecto no para cerrar una década histórica en el club, sino para darle continuidad. Un tipo nacido para entrenar al Real Madrid. Xabi no podía esperar eternamente porque estaba cogiendo ya mucho vuelo. El Liverpool quiso sustituir a Klopp con el tolosarra y lo mismo trató de hacer el Bayern. Pero estaba reservándose para su Madrid. Y en el Madrid no han querido asumir, y hacen muy bien, el coste de oportunidad de dejarle escapar por darle un año más a Ancelotti, algo que probablemente no habría sucedido ni conquistando la Liga.
Es el momento adecuado. El timing perfecto. Tenía que ser esta temporada o tal vez nunca. Viene a seguir construyendo la leyenda del club más grande de la historia desde la seriedad, el conocimiento, el compromiso y unas férreas convicciones. Y teniendo claro que, como él mismo suele decir, en este club menos del máximo no es suficiente.
Ha vuelto al Madrid uno de sus hijos. Uno di noi. Y lo ha hecho como maestro. Bienvenido de nuevo a casa, Xabi.
Getty Images