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La Galerna

·24 de enero de 2022

Vladimir Barça

Imagen del artículo:Vladimir Barça

Buenos días. Lo sublime y la cochambre, lo excelso y la caspa, cohabitan en la condición humana. También en las portadas del día de este tardoenero gélido. También en el FC Barcelona y su entorno.

Lo de la cochambre y la caspa no os habrá extrañado, pero ¿lo sublime? ¿Lo excelso? Sí, amigos. El ser humano es un lobo para el ser humano, lo aseguró Hobbes muchos años antes de que Francisco Carrasco lo demostrara en El Chiringuito. Pero también es una especie capaz de hacer el bien de formas tan elevadas (nunca mejor dicho en este caso) que el lagrimal se humedece y el corazón se ensancha.


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Qué hermoso gesto, FC Barcelona Femenino. Y qué maravillosa portada, Marca.

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Las chicas del Barça decidieron, tras dar buena cuenta deportiva de las del Atleti en la Final de la Supercopa, brindar este emotivo homenaje a Virginia Torrecilla. Virginia ha superado un cáncer y, aunque merece este y todos los homenajes del mundo, no por ello vamos a dejar de ponderar el reconfortante gesto de las culés. Son momentos que trae el deporte (“maravilloso”, en efecto, Marca) y que te reconcilian con el género humano. Lo estrictamente deportivo pasa a ocupar, con buen juicio, un segundo plano en la portada del diario. Nos unimos sin reservas al homenaje a Torrecilla, y le deseamos que el resto de su carrera sea largo y exitoso.

Hemos empezado por lo sublime, pero ya advertimos que la cosa a partir de aquí se entruña progresivamente. Esperar una línea sostenida de acierto y buen gusto por parte de la prensa patria es ilusión destinada a acabar en amargura. Al contrario que Marca, As reparte salomónicamente su primera plana entre el gesto con Torrecilla y el empate del Madrid. Estas cosas, As, o se hacen bien o no se hacen. El resultado es una portada estéticamente deficiente y conceptualmente melindres.

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Acerca del empate de ayer ante el Elche, ya quedó casi todo dicho por parte de Jesús Bengoechea en su crónica. Fue un partido bien jugado hasta que el Elche se adelantó, medio arreglado a trompicones y con mal juego después. Dejar en tablas en tiempo de descuento un 0-2 arregla en parte el mal sabor de boca y deja un regusto a épica muy reconocible, pero no deja de ser un tropezón de consideración que se une a los ya cosechados en esta temporada ante equipos modestos. Osasuna, Cádiz, Getafe, Espanyol y el propio Elche. Hay cosas que analizar y fórmulas que ensayar, Carlo. Y tiempo hay ahora en este calendario ciclotímico, que lo mismo te agolpa los partidos que te deja sumido en extraños valles de inactividad. Hasta el día 3 de febrero no volveremos a jugar. Será en cuartos de Copa ante el Athletic de Bilbao, y para entonces habrá habido tiempo de digerir este empate en parte meritorio (aunque parezca mentira) y en parte preocupante.

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Sport también opta por lo salomónico a la hora de dividir entre lo edificante —el tributo a Torrecilla— y lo futbolero, que en su caso se circunscribe al Barça y es la victoria de los de Xavi en Mendizorroza. ¡Cómo sería dicha victoria para que Sport reconozca que el triunfo fue un “milagro” y califique de “muy pobre” la actuación del xavigavismo! No pudimos ver el partido pero, francamente, hoy tenemos más ganas de sentarnos para ver tranquilamente cómo Rusia invade Ucrania que de ponérnoslo en diferido. Algunos desastres geopolíticos son más sobrellevables que otros.

Para desastre, con todo, el título del artículo de Rubén Uría que Sport nos pone en el frontispicio, así como invitándonos a leerlo. Nos pasa como con el partido en diferido, pero al menos tenemos una lección gratis que otorgar al bueno de Rubén.

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Te falla la coma del vocativo, Rubén, pero no te preocupes que eso en tres patadas de Savic se aprende. La coma del vocativo separa lo que se dice a un interlocutor del nombre de dicho interlocutor. Se pone absolutamente siempre. Es así de fácil. No hace falta aprenderse ninguna regla. Se pone y ya está.

Hola, Manolo (coma entre “hola” y “Manolo”).

¿Qué más quieres que te dé, Sandro? (coma entre lo que se dice a Sandro y “Sandro”).

Todo OK, José Luis (coma entre “todo OK” y “José Luis”).

Es fácil y podrás hacerte con ello. No nos lo vuelvas a poner mal, y menos en el titular, porque hay gente muy burra por ahí y se lo aprenden.

En tu caso, debería haber sido “Perdóname, Frenkie, porque he pecado”.

—Pero ¿no hay demasiadas comas ahí? Ya había puesto yo una entre “Frenkie” y “porque he pecado”.

No, no son demasiadas. Créenos, Rubén (obsérvese la coma entre “créenos” y “Rubén”). Hay que ponerla. Siempre. Pones la coma del vocativo y luego, si hacen falta más comas, las pones también.

En el descenso al averno que os hemos preparado hoy, desde lo emocionante a lo nefasto, tocamos fondo con la portada de Mundo Deportivo, que se decanta por un collage-batiburrillo que produce un alipori imbatible.

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El titular es de un provincianismo tan subido de tono que convertiría a Paco Martínez Soria en paradigma de cosmopolitismo. “El Barça conquista Madrid”, reza el titular, un poco como Vladimir Putin sueña con hacer con Ucrania, suponemos. Vladimir Barça. Esta gente, en la legendaria noche de los aspersores, se quedó con las ganas de comer calçots en Cibeles, y desde entonces presenta cualquier sucedáneo de aquel sueño paleto como epítome de dominación. Las chicas le han metido siete al Atleti y los de las canastas ganaron de diez con un arbitraje bastante escandaloso, así que eso debe de significar que hemos sometido a la malvada capital, que tanto nos ha sojuzgado a lo largo de los evos.

Sí, además le dimos un manteo a Torrecilla, pero eso es lo de menos. El lado humano se lo dejamos a la Caverna, a la Central Lechera. A nosotros lo que nos importa es que le metimos siete al Atleti de chicas, que ganamos de diez al basket, que hemos tomado (¡tomado!) Madrid (Madrit) como Vladimir hará con sus vecinos por mucha OTAN que se ponga por delante. Y cuando tomemos Kiev, como antes tomamos Madrid, lo primero que haremos será abolir la chilena de Bale.

Nunca dejes de soñar, por muy pueblerino que te sientas.

Pasad un buen día.

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