Vivir de ilusiones | OneFootball

Qué bonito y qué duro es el fútbol siempre. Todo lo que te da en una noche, te lo quita en otra. Un día te marchas a la cama con la ilusión de ver a tu equipo derrotar a uno de los mejores equipos del momento, y al otro ves como los mismos jugadores caen ante un club inferior a ellos. Las creencias y la fe nos ciegan muchas veces, exaltando las cualidades de nuestro equipo, aunque en el fondo sepamos que la realidad está muy lejos de los escenarios que imaginamos en nuestra cabeza. Y, aunque seamos conscientes de ello, nunca dejamos de creer.

Así es el Atlético de Madrid y así fue lo que pasó en la noche del martes en Dortmund. Tras derrotar al Inter en penaltis, muchos de nosotros teníamos una fe ciega en los jugadores que tantas veces hemos visto arrastrarse por el campo esta temporada; en creer que recuperaríamos la solidez defensiva que tanto nos ha faltado; en confiar en que nuestros delanteros estarían finos de cara a puerta y que no fallarían unos contra uno. Todo ello con un mismo objetivo, estar entre los cuatro mejores de toda Europa.

Dortmund’s Austrian midfielder #20 Marcel Sabitzer scores his team’s forth goal 4:2 during the UEFA Champions League quarter-final second leg football match between Borussia Dortmund and Atletico Madrid in Dortmund, western Germany on April 16, 2024. (Photo by Ina Fassbender / AFP) (Photo by INA FASSBENDER/AFP via Getty Images)

Desgraciadamente, la realidad nos volvió a recordar que nuestro equipo se está descomponiendo poco a poco o, mejor dicho, se lleva descomponiendo desde hace muchos años. Una defensa frágil que apenas se reforzó con futbolistas de garantía, un centro del campo sin relevos de nivel, y una delantera totalmente irregular, empezando por el que todos critican y terminando por el que menos «hostias» suele recibir. Todo ello, por supuesto, sostenido por una directiva que lo único que hace es reforzar la plantilla con futbolistas que el entrenador no pide. Eso, sumado a que su criterio a la hora de alinear a uno u a otros jugadores, en muchos casos es completamente imposible de entender, y que da dos pasos atrás cuando da uno hacia adelante, tiene como resultado lo que es hoy en día el Atlético de Madrid.

Todas esas esperanzas puestas en los jugadores de blanquiazul se esfumaron como el humo de las bengalas que esos 4000 creyentes rojiblancos encendieron. Ese fue, de hecho, el único partido que ganó el Atleti esa noche, el de la afición. Porque en el césped… qué os voy a contar que no sepáis ya. En definitiva, el fútbol es precioso en las previas, en esos instantes antes del encuentro donde los nervios ocupan cada hueco de tu cuerpo, donde tienes la ilusión de un niño pequeño el día de los Reyes Magos. Te hace creer cosas inimaginables que, unas veces sí y otras veces no, se terminan haciendo realidad sobre el verde. Una pena que la noche de ayer fuera más una pesadilla que un sueño plácido.