Virus granota: El Levante UD en expansión | OneFootball

Se sent, es nota: Valencia és Granota. Y más que un slogan que recita el speaker y corea la grada del Ciutat, es cada vez más una realidad. Se hizo viral la imagen que compara cuánta gente había en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia con el ascenso de 2017, y cuántos miles más ha habido en el de este año. Las tres patas del crecimiento son: amor propio, políticas que le acercan al pueblo y consolidación en el fútbol de élite. Por no hablar -o sí-, del equipo vecino y sus turbulencias.

Amor propio

En el refuerzo de la propia identidad se encuentra el mayor acto de amor propio. “Qué grande es ser pequeño”, reza un lema en el Ciutat. Pues eso: que grandes somos cualquiera de nosotros por ser tal y como somos, y sin complejos que apaguen nuestra luz. Como escribí en artículos anteriores, en los últimos años el Levante está experimentando un lavado de cara que lo está rejuveneciendo y atrayendo chavales a sus gradas. Algo así como la divorciada que se apunta al gimnasio, se opera los pechos y se hincha los labios. Slogans, rediseño de sus cartelerías y grafismos, escudo secundario para fines mercadotécnicos (también lo hacen clubes como el Manchester United o los Yankees), la creación de sus mascotas Blau y Grana…

El Levante se muestra un club orgulloso y sin necesidad de ser un “grande”, porque para su gente ya lo es. Y así se recuerda, con ese lema que acompañó al diseño de campeones que mostró el videomarcador tras el partido ante el Eibar: “Más de lo que crees”. Autoestima en cotas máximas y vibra alta, para reforzar el sentimiento de pertenencia antes de asomarse a una Primera División que no perdona.

Además, las equipaciones ya no corresponden a diseños genéricos de la mastodóntica Nike. La incipiente Macron se ha hecho cargo en los últimos años, saciando los deseos de la afición: exclusividad y rescate de los colores históricos. Ahora, llevar una camiseta del Levante vuelve a molar, y no solo es cuestión de identificación con el escudo.

El equipo del pueblo

Si alguien se atreve a identificar alLevante UD como el equipo del pueblo, utilizando esa frasecita tan mancillada y mal utilizada por clubes multimillonarios que venden hasta el nombre de su estadio, estaría en lo cierto. Porque ser el equipo del pueblo es estar cerca del mismo. Y, para ello, los blaugranas llevan años con políticas que incentivan la fidelización de los suyos, la llegada de los indecisos y la inmersión en el universo granota de los descendientes de ambos perfiles.

- En peligro de expansión, campaña de abonos del Levante UD -

Ejemplos muchos: el otro día recordaba exdirector de Estrategia Digital en el Levante,Héctor Conesa, la campaña de abonos que lanzaron en la temporada 2015, donde permitían al abonado que todos sus hijos y nietos de entre 5 y 14 años se abonasen gratis. La fuerza de dichas estrategias tiene su muestra en celebraciones como la del ascenso. ¡Tanta juventud sorprendió a los de siempre! Como dijo Jesucristo: “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Porque en ellos está la vitalidad de una afición, añado yo.

E igual que cualquier cristiano perdonaría y pondría la otra mejilla, también lo hace el Levante rutinariamente. Y lo ha hecho el dePepe Danvila esta temporada con aquellos que, por falta de fe, cometieron el error de no abonarse a principio de temporada, pero en la fase final quisieron arrimar el hombro. Y se les permite remar junto a sus compañeros blaugranas con abonos asequibles que incluyen el grapado de partidos decisivos. También hay premio para el fiel, que siempre ve recompensada su lealtad con diferentes descuentos y bonificaciones, así como para los accionistas. Seguramente en agradecimiento por la penitencia que, por desgracia, en algunas campañas ha tocado experimentar.

Un estadio que, además, se ha puesto guapo en los últimos años: luces, sonido (¡y acción!) y pantallas de primera. Con esa cubierta que mejora la experiencia y disuade a los perezosos en los días que el tiempo no acompaña. ¡Qué bonito es ahora fotografiar el Ciutat para presumirlo en Instagram!

Del “Lim Go Home” al “Todo va a salir bien”

No es agradable entrar a vivir en una casa en conflicto. Más bonito es vivir en aquella donde la creencia en un futuro mejor llena cada rincón.El valenciano neutro mira a un lado y a otro, como en un partido de tenis, y observa, a un lado, crispación y el único lema rabioso de “Lim Go Home”; y, al otro, una cara reconocible como entrenador, que cree firmemente en un futuro prometedor.

En todas partes cuecen habas.Ni Orriols ni Mestalla son la casa de la pradera. Aun así, debe de haber influido también en el aumento de levantinismo que en Mestalla ya no haya noches de gloria, visitas de gran cartel europeo, fichajes de renombre, ni previsiones de que las cosas vayan a mejorar significativamente. Un equipo promete volar alto, y convertir en cotidianas esas anomalías inolvidables que han disfrutado las nuevas generaciones: como aquel liderato en la Liga de Cristiano Ronaldo y Messi, el debut en la Europa League y el año en que se alcanzaron las semifinales de Copa del Rey. Y el que históricamente siempre lo hizo ahora lleva años encadenado a un bloque de hormigón que amenaza con hundirlo en lo profundo del mar.

El ascenso no solo ha sido deportivo, ha servido también de espejo del latir de la ciudad. Y ese pulso, ya no hay quien lo pare. Está en los bares, en los parques, en los colegios y en todos los lugares. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Zarpa el arca granota desde el río Túria, haciendo honor a su nacimiento en el Vallejo.