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·27 de marzo de 2024

Vinicius lo ha estropeado: Todo era mentira, hasta las lágrimas

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Montaron el partido para calmar los ánimos, rebajar la tensión que genera Vinicius allí a donde va y, de paso, blanquear su imagen. Una rueda de prensa previa, con guión de Netflix, podía hacer el milagro. Pero el propio Vinicius se ha encargado de estropearlo todo en 24 horas. Todo era mentira. Hasta las lágrimas. Vinicius confirmó en el España-Brasil que no tiene arreglo.

Vinicius no necesita insultos para montar pollos

Nadie le provocó, nadie le insultó, nadie le agredió, jugaba en casa y entre los suyos, y hasta con compañeros y amigos del Real Madrid en el equipo rival... Todo con viento a favor. Y el resultado fue el mismo de siempre: jaleo, tanganas, amenazas, provocaciones... Vinicius en estado puro. No hubo racismo en el Bernabéu, la casa de Vinicius, donde más le quieren. Pero estaba Vinicius, que no necesita insultos para montar pollos. Se basta él solo.


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En los últimos minutos, ya desde el banquillo, lideró la crispación golpeando por la espalda a Laporte sin venir a cuento. Luego desafió a Morata y amenazó al banquillo de España, sonrojando a su compañero Joselu, con el que también se las tuvo al final cuando le pidió explicaciones.

Millonario consentido en una España ¿racista?

Vinicius, el aparato de propaganda que le protege al servicio de Don Florentino y el propio Real Madrid nos quieren hacer creer que el mundo se la tiene jurada a Vinicius, un inocente futbolista que "solo quiere jugar a fútbol" y no le dejan. Hasta se ha llegado a admitir que España es racista para darle la razón a este millonario consentido que deesde su llegada a España no ha experimentado lo que es el racismo de verdad, que es algo muy diferente y peor que cuatro insultos.

Entre todos le montaron una rueda de prensa lacrimógena para lavarle la cara y suavizar su relación con todas las aficiones de España salvo la del Bernabéu, que esa se lo consiente todo. Pero todo el trabajo para nada. Él se ha encargado de estropearlo todo. Ahora ya no se trata de lo que haga un jugador del Real Madrid, sino de lo que él ha hecho teniendo a la selección de todos los españoles delante. Y eso no se lo va a perdonar nadie. Ni en Barcelona, ni en Sevilla, ni en Pamplona, ni en Valencia, ni en Almería, ni en Vigo, ni en Las Palmas, ni en Mallorca. Vinicius ya es el enemigo de todos. Se lo ha ganado a pulso. Él mismo ha presentado su declaración de guerra.

La misma dureza que él pide a las autoridades españolas para luchar contra el racismo hay que emplearla con él para evitar que lo provoque. Vinicius le declaró en el Bernabéu la guerra a todo el fútbol español representado por sus internacionales. Sin mediar una sola provocación, Vinicius se las arrtegló para que el partido acabara en tangana. Vinicius empieza a ser un tipo peligroso para el fútbol español.

Y no cambiará. Su público le aplaudió sus groserías al ser sustituido y él se lo toma como el premio a sus fechorías. Pero Bernabéu solo hay uno, y en el Bernabéu solo jugará la mitad de los partidos. Luego que no se extrañe por no sentirse querido lejos de casa, como son queridos y admirados jugadores como Rodrygo, Camavinga o Tchouaméni, que son negros y jamás han tenido un problema de racismo. El amor se gana o se pierde y nada tiene que ver con el color de la piel. Y Vinicius lo ha perdido del todo acercándose al banquillo español con actitud provocadora y desafiante cuando Brasil logró la proeza de empatar un partido ante España.

España somos todos

Era un amistoso. Un amistoso ideado expresamente para él. Pero Vinicius no entiende el significado de la palabra amistad, que de ahí viene amistoso. Si no hay jaleo no está contento. Y ya no va a engañar a nadie con lagrimitias. Si las redes sociales hoy arden contra él es porquje se lo ha ganado a pulso. España somos todos. Eso dicen en Madrid. Pues todos nos sentimos ultrajados por las provocaciones de Vinicius. Y también insultados porque un indocumentado expande al mundo una imagen de España como país racista que no se corresponde con la realidad, lo que no quita que desequilibrados que no representan a nadie pueda haber en todas partes. Y ya se ha visto que hasta en el césped de un campo de fútbol puede haberlos

El problema de Vinicius no es el Barça, no es Valencia, no es Pamplona, no es Mallorca... El problema de Vinicius ahora es España. Trabajo tendrá Florentino Pérez y su aparato de propaganda para limpiar la sangre que va dejando Vinicius con sus actos. La gente no es tonta y no necesita que le repitan mil veces una mentira para convertirla en verdad. La distingue enseguida. Y a estas alturas, después del España-Brasil, ya nadie duda de que Vinicius fingió sus lágrimas con la misma habilidad con la que finge un penalti.

Mallorca, San Sebastián, Granada y Villarreal, los campos en los que le queda por jugar esta temporada, le descubrirán a Vinicius que su equivocación de anoche en el Bernabéu fue mayúscula. Y eso nada tiene que ver con el racismo y sí con sus carencias educacionales.

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