Vinícius Jr. se marchó de Getafe con un enfado considerable: 'rajó' de lo lindo en el vestuario | OneFootball

La indignación del Real Madrid con la permisividad arbitral es mayúscula. Los colegiados de LaLiga no tienen reparo en dejar sin punir todas las acciones y entradas agresivas que los defensores y jugadores rivales hacen sobre Vinícius Jr., que corre un importante riesgo de lesión en todos y cada uno de los partidos que juega vistiendo la camiseta blanca.

Una nueva edición de este anómalo comportamiento ha sido el partido contra el Getafe en el Coliseum Alfonso Pérez. Damián Suárez fue el caballo de batalla del extremo carioca, que recibió de lo lindo del defensor español. Mateu Lahoz no prestó excesiva atención a las reclamaciones de Vinícius Jr., que se ha quejado de la dureza de las acciones defensivas azulonas.

Esta brutalidad no se ha saldado con una sanción equitativa, ya que Damián Suárez no acabó el partido expulsado a pesar de haberle agredido en varias ocasiones, como la oportunidad en la que le propinó un manotazo en la cara para detener un intento de pared. Esta agresión dentro del área ni siquiera fue revisada por los colegiados del VAR, por lo que la conspiración es completa.

La vergüenza de 'los de amarillo'

Vinícius Jr. tiene la costumbre de ver las imágenes de los partidos, cuando está más tranquilo y se cambia en el vestuario. Durante la revisión de estos mejores momentos del partido, el brasileño se da cuenta del riesgo al que está expuesto debido a la brutalidad con la que muchos jugadores rivales le tratan sobre el césped: "Es increíble, me dan, me dan y me dan y no hacen nada, ni amarilla".

Esta desigualdad en el trato es especialmente llamativa en Antonio Mateu Lahoz. A pesar de que Hernández Hernández es el principal sospechoso de ser un colegiado profundamente antimadridista, el árbitro del colegio valenciano siempre se ha mostrado especialmente sobreprotector con Xavi, Iniesta y Messi. Los tres jugadores del FC Barcelona eran los 'niños mimados' del colegiado aragónes, ya que apenas se podía hacer el ademán de detenerles sin llevarse una fuerte reprimenda tarjeta amarilla o incluso una tarjeta roja directa a pesar de que la falta ni siquiera ameritara una sanción.