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La Galerna

·31 de agosto de 2024

Vinícius es (Balón de) Oro

Imagen del artículo:Vinícius es (Balón de) Oro

Estuve en el Santiago Bernabéu el día que Vinícius marcó su primer gol con el Real Madrid. Me invitó Jesús Bengoechea por aquello de que uno nunca sabe cuándo será la última vez que el Real Valladolid visite un templo así —los caminos del descenso son inescrutables—. Era una época un tanto extraña, a caballo entre lo que fuimos y lo que hemos vuelto a ser. El Barcelona estaba terminando de pagar los cómodos plazos de su affaire con Negreira y todavía se abrazaba a los títulos en España. No sabíamos nada de lo que ahora sabemos, pero sí intuíamos todo lo que nos confirmaron después. En definitiva, vivíamos un mal llamado periodo de ‘entreguerras’ con el madridismo buscando nuevos ídolos y Vinícius llamando a la puerta para ver si había sitio.

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Aquel gol fue muy de un Vinícius alborotado, imberbe, que empezaba a mostrar un amplio abanico de recursos, pero sin que se pudiera intuir, ni de lejos, todo lo que iba a explotar después. Como cuando vas por primera vez al Mercadona a las 19:05 y coges una piña con la intención de coger una piña, no de poner a Carlos Sobera de fondo explicándote lo que es el amor y la pasión después de una primera cita. Vinícius era carne de meme, de jugador que las metía de rebote, que regateaba y ya, que corría por entusiasmo y no por lógica, que gambeteaba porque era brasileño, no porque supiera. Vinícius era un saco de boxeo perfecto para una prensa siempre necesitada de volcar sus frustraciones con alguien más débil, poco respondón, que encaje sin rechistar y no llore al sangrar.


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Vinícius era un saco de boxeo perfecto para una prensa siempre necesitada de volcar sus frustraciones con alguien más débil, poco respondón, que encaje sin rechistar y no llore al sangrar

Aquello fue en 2018. Estamos en 2024. Al abrir las ventanas se intuye el aire fresco de un nuevo Balón de Oro. Si no hay escándalo de por medio —algo nunca descartable—, Brasil se abrazará al otoño para celebrar el primer galardón de un compatriota desde Kaká (2007). Vinícius ya no las tira al córner y tampoco se empotra contra los rivales. Ya no necesita contar hasta tres para relajarse antes de rematar y tampoco es un ‘agitador más IVA’. Directamente se ha convertido en un futbolista devastador, imparable, brutal. Marca, asiste, decide, provoca el caos. Ha hecho lo que nunca pensaron que iba a hacer. Y nada le molesta más a la prensa que descubrir que el saco de boxeo ya no encaja golpes, sino que luce extremidades y los devuelve.

Las portadas de ‘AS’ y ‘Marca’ del sábado son la demostración del nerviosismo, el intento final de desestabilización. No pudieron con él cuando le contaron a la gente que la culpa del racismo lo mismo era de Vinícius por llevar minifalda y tampoco van a poder ahora. El brasileño son los valores del Real Madrid hechos futbolista: contra todo y contra todos, constante, en permanente evolución, indestructible, obsesionado con la victoria. Tiene la mentalidad perfecta para ser histórico aquí. Y el juego, claro. Y el talento. Y la determinación. Y el físico. Y la inteligencia futbolística. Y demasiadas cosas que no caben ni un sitio tan exquisito como La Galerna.

Vinícius se ha convertido en un futbolista devastador, imparable, brutal. Ha hecho lo que nunca pensaron que iba a hacer. Y nada le molesta más a la prensa que descubrir que el saco de boxeo ya no encaja golpes, sino que luce extremidades y los devuelve

Lo van a enfrentar a Kilian Mbappé, quien tampoco tiene culpa de la gélida infancia de la prensa. Intentarán buscar una fricción con el club por una renovación todavía en pañales. Le culparán de los malos resultados los mismos que dijeron que Zidane no valía o que el Real Madrid jugaba mejor sin Cristiano Ronaldo. Es la historia de siempre, pero con personajes distintos. Conviene no caer en la trampa, no alimentar las campañas. Hace años que Florentino Pérez cerró el grifo a la prensa y por eso, entre otras muchas cosas, encontramos, de vez en cuando, historias de este tipo cuyo único objetivo es provocar una grieta por la que poder meter la mano. Vinícius es oro. Y Balón de Oro. Y el Real Madrid lo sabe, tanto lo primero como lo segundo.

Getty Images.

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