Revista MadridistaReal
·11 de diciembre de 2024
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El Real Madrid enfrentó ayer al Atalanta, que venía en una racha espléndida con nueve victorias consecutivas. En un partido en el que el Real Madrid se jugaba su clasificación a la siguiente ronda. El encuentro tuvo de todo, un ritmo frenético, goles, lesiones… Pero tuvo un protagonista indiscutible, Vinícius Jr. El brasileño, que regresaba tras lesión, demostró una vez más por qué está llamado a ser uno de los grandes de este deporte. A pesar de no estar al 100% físicamente, su actuación dejó huella con destellos que recordaron a leyendas como Cristiano Ronaldo.
Desde el inicio del partido, era evidente que Vinicius todavía no estaba en su mejor estado de forma. Su ritmo y explosividad habituales parecían un poco contenidos, probablemente consecuencia de su reciente regreso a los terrenos de juego. Sin embargo, como sólo los grandes lo hacen, el brasileño encontró la manera de marcar la diferencia en una de esas noches en las que el balón quema.
En una jugada que parecía aislada, Vinicius logró lo que sólo los mejores saben hacer, transformar la única oportunidad que tuvo en un gol de alta factura. Este tipo de acciones, más propias de un Cristiano Ronaldo en su época dorada, demuestra la mentalidad y el instinto de killer de un jugador destinado a las grandes noches europeas.
Vini no se quedó ahí. Reconociendo las necesidades del equipo, asumió el rol de líder junto a Jude Bellingham. El brasileño retrocedió su posición para recibir balones en el mediocampo y facilitar la salida de balón del equipo. En una de esas acciones, se inventó un pase de más de 40 metros, que encontró al mediocentro inglés, quien anotó el 1-3 que finalmente daría la victoria al conjunto de Ancelotti.
El esfuerzo de Vinicius no pasó desapercibido. Con el paso de los minutos, su desgaste físico era más que evidente. Acabó el partido en las últimas, dejando claro que aún necesita tiempo para recuperar su mejor versión física. Sin embargo, lo que hizo sobre el campo fue suficiente para recordar que está hecho de la misma pasta que los mejores del mundo. Aquellos que, incluso fuera de ritmo, son capaces de brillar y decidir partidos.
El brasileño demostró que no sólo es un jugador desequilibrante, sino también un líder que sabe asumir responsabilidades en momentos clave. Su actuación contra el Atalanta no fue simplemente un regreso; fue una declaración de intenciones de un futbolista al que le esperan más grandes noches europeas con la camiseta blanca.