Uno x uno vs. Sarmiento | OneFootball

Rodrigo Rey (5): No tuvo mayor participación el capitán, sin responsabilidad en los tantos. En el primer tiempo a los 12 desvía con el pecho un disparo de Rodríguez. Y siete más tarde, controla abajo un tiro de González. Más allá de algún centro, no lo exigieron después.

Leonardo Godoy (5): Flojo debut del lateral, sin mayores complicaciones defensivas, pero resolviendo mal a la hora de atacar, salvo en el primero de los empates, donde participa positivamente.

Kevin Lomónaco (5): Partido tranquilo del crack que tenemos, que casi hace un gol de cabeza a los 67, ganándole a Insaurralde y pasando apenas arriba. No lo complicaron, ni tuvo esas mandadas con pelota dominada. Que se quede, por favor.

Nicolás Freire (4.5): Sigue sin convencer, aunque no fue malo lo suyo. En la apertura del marcador queda habilitando y después tiene la fatalidad de que le roza el balón, ayudando en la definición.

Federico Vera (4.5): Hoy en una posición que si bien conoce no es la suya, tuvo un flojo desempeño como el resto del equipo. La única vez que pudo encarar, metió un caño medio de casualidad y después se le apagó la tele, perdiendo la pelota con facilidad.

Iván Marcone (4.5): Mal partido del mediocampista, sin ganarlo nunca, solo teniendo el balón cuando el rival lo regaló. Pierde la pelota en la jugada del gol, y a pesar del pase de Cabral, y el manotazo que reclama, no deja de ser un error suyo.

Felipe Loyola (6): No se destacó ni mucho menos el chileno, pero con poco aportó y fue el único que inquietó en la primera etapa. Rompiendo líneas con una pared, generando una amarilla y tiro libre. Y con un disparo a los 17, de lejos y rasante, exigiendo a Acosta. Empata de cabeza, y mete un gran pase en el final, en una de las dos que nos perdimos clarísimas.

Luciano Cabral (4.5): Pésimo primer tiempo, lento, haciendo todo muy previsible. Y sorprendentemente con malos pases, como el que le da a Marcone en la jugada del gol. Como si fuera poco, pudo irse expulsado por doble amarilla y el árbitro lo perdonó. En 30 segundos del complemento ya hizo mucho más, con ese pase en el empate. Pero lamentablemente eso fue todo, porque lo restante fue más parecido a lo primero.

Santiago Montiel (4): Desperdició cada tiro y pase que tuvo en la primera parte, haciendo todo mal. Tras la salida de Vera, tuvo más obligaciones defensivas. Y más allá de haber levantado un poco, no llegó a ser bueno nunca lo suyo.

Walter Mazzantti (5): No tuvo mayores acciones, está claro, perdido en la mediocridad generalizada. Pero es auspicioso su debut, con movimientos, traslados y controles que son de jerarquía. Es un jugador que le puede dar mucho al equipo y al DT, porque tiene las características que Vaccari busca hace rato.

Gabriel Ávalos (5): Alternó buenas y malas, tanto en lo futbolístico como en lo suyo. En el circuito, pudo bajarla varias veces hacia compañeros, pero no hizo más que eso. En lo suyo, metió el primer empate y participa de cabeza en el otro. Pero después se pierde un gol insólito, que no se entiende por donde se fue.

Diego Tarzia (4.5): Entró por Vera a los 55. Tiene poca participación, pero intervino en varias acciones para que el equipo ponga contra su arco al rival, como en la del final.

Pablo Galdames: Ingresó a los 71 por Marcone. Intentó dar equilibrio y lo logró en algunas jugadas.

Federico Mancuello: Reemplazó a Godoy a los 79. Mostró la lentitud de siempre y falló varios pases, pero participó positivamente en las pelotas paradas. Y lo tuvo dos veces, a los 85 de volea, y en una de esas del final que todavía no entendemos.

Santiago Hidalgo: También a los 79, él por Mazzantti. No se entiende como no define en la última del partido.

Julio Vaccari: Las discusiones sobre el VAR y las dos jugadas finales, son irrelevantes. Acá lo primero que tenemos que decir, y dejarlo bien claro, es que Independiente jugó un pésimo partido. Y que en lugar de pasar por arriba a un rival inferior, haciendo pata ancha y sacando chapa de candidato, pasó lo contrario. El equipo despertó viejos fantasmas, y volvió a mostrar una cara tibia y previsible de visitante. Tenemos la ilusión de mejorar lo bueno hecho en el primer semestre, que nos tiene que llevar a pelear cosas importantes. Tenemos con que, pero para eso no hay que repetir estas actuaciones.