Uno de los fichajes más extraños en la historia del Celta | OneFootball

Foto: RC Celta

Dentro de unos años, cuando todo esto no sea más que una anécdota, recordaremos el mercado del verano de 2022 como lo fue: Un auténtico esperpento. A Carlos Mouriño se le ocurrió la brillante idea de fichar a un asesor deportivo externo que compartía con el Paris Saint-Germain, donde probablemente cobraba cinco o seis veces, sino más, lo que cobraba en el Celta. Y para sorpresa de nadie le prestaba diez veces más atención al club parisino.

El Celta quería traspasar a Brais Méndez para dar cabida a los cracks que prometía el portugués, y acabó casi regalándolo a la Real Sociedad, y en la operación, o de forma paralela, nunca ha quedado muy claro, entró Julen Lobete. El delantero vasco era una promesa de la cantera de la Real Sociedad, y sorprendentemente se desprendía del futbolista a cambio de 1 millón de euros. Falta saber si en agradecimiento por los descuentos aplicados en la venta de Brais Méndez o por otros motivos.

El caso es que el bueno de Julen Lobete llegó a Vigo, se hizo una foto con la sudadera del equipo e inmediatamente salió cedido al RKC Waalwick de la Eredivisie. Tras un año irregular en los Países Bajos regresó a Vigo, pero no entrenó ni un solo día con el equipo, ya que fue una de las primeras cesiones cerradas, en este caso al Andorra, en la Segunda División, donde firmó una temporada más que destacable.

Ahora cuenta con muchas opciones de volver a salir del Celta, pero ya de forma definitiva, con lo que la operación Brais ha empeorado con el tiempo, ya que debemos sumar otro millón perdido, aunque si ese millón iba a ser usado para un crédito blando a GES, bien empleado está en Lobete. Un futbolista, por cierto, que no llegará a disputar ni un solo partido con el Celta, ni amistoso ni oficial, ni tan siquiera a vestirse con la ropa de entreno para una sesión en Afouteza.  Cuesta encontrar un caso así en la historia del Celta.  Quizás Jaburú, cuya historia os recomendamos que repaséis .