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·14 de agosto de 2019

Una medalla de plata que vale oro

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Más allá de la disciplina que sea, los Juegos Olímpicos toman un gran rol protagónico para cada deportista. En algunos casos se han dado grandes epopeyas y se depositaron en la cima de cada deporte en base a sus actuaciones. Haciendo hincapié en lo que sucedió en 2016, Juan Martín del Potro ha sido uno de aquellos que dio varios batacazos y sumó una nueva medalla para Argentina. A pesar de no haber conseguido el resultado que buscaba, “La Torre de Tandil” marcó un gran episodio en tierras brasileñas.

En la edición pasada, con Londres como sede, Delpo también se había destacado tras haber conseguido la medalla de bronce. En el césped inglés, el argentino derrotó a un número uno como Novak Djokovic y era el primer tenista nacional en subirse al podio en individuales masculinos, además de darle la primera medalla a la delegación albiceleste. A pesar de haber quedado atrás esa victoria, el serbio tomaría protagonismo en Río de Janeiro, debido a que el gran camino de Delpo comenzaba con un triunfo ante Nole.


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A partir de ahí, el tenista argentino elevaba su nivel y dejaba en el camino a otros rivales como Taro Daniel, Joao Souza y Roberto Bautista Agut. Hasta que llegó el otro momento cumbre, donde debió enfrentarse a un deportista de gran nivel como lo es el español Rafael Nadal. Otra vez, Delpo se agigantó y venció en tres sets al mallorquín, preclasificado Nº3 por ese entonces. Y no era para menos, el tandilense había estado alejado de las canchas muchísimo tiempo a raíz de su lesión en la muñeca derecha, y con el triunfo frente al español se aseguraba una medalla. Una prueba real de que estaba haciendo historia. Sin embargo, Delpo no se conformaba e iba por más, con la misión de quedarse con la dorada.

A partir de su regreso al circuito, Juan Martín había confesado que era una de sus mejores semanas en su carrera profesional y tras haber dado dos grandes batacazos, ahora llegaba el turno de enfrentarse a Andy Murray, quien buscaba su segundo oro consecutivo tras lo realizado en Londres venciendo en la final de 2012 a Roger Federer. Una vez comenzado el partido entre estos dos grandes deportistas, las estadísticas quedaban de lado y daban lo mejor de sí para coronar una gran actuación.

El primer set tuvo como gran protagonista al británico quien logró quebrar el saque del argentino en varias oportunidades y se aventajó en el primer parcial por 7-5. A pesar de los movimientos que realizaba el tandilense, Andy buscó en gran parte atacar en el revés de su contrincante para obtener una cierta diferencia en el juego. Sin embargo, Delpo no bajó los brazos y tuvo una gran muestra de carácter en el segundo set, donde pudo quebrar el saque en el primer game y mantuvo esa ventaja para ganar por 6-4.

El tiempo corría y el desgaste físico comenzaba a acrecentarse en el físico del argentino. La épica batalla ante Nadal dejaba sus secuelas y en el tercer set le pasaba factura, ya que un Murray de gran nivel estuvo muy atento y ganaba por 6-2. En el cuarto parcial la historia fue distinta ya que Del Potro se quedó con el servicio de su rival en múltiples ocasiones pero Murray jamás dio ese set por perdido. Si bien el argentino iba arriba en el marcador por 5-4, el británico lo dio vuelta y en una final muy luchada se llevaba el partido por 7-5.

La batalla duraba más de cuatro horas y Andy se quedaba con la medalla dorada, la misma que supo colgarse cuatro años atrás en condición de local. El tenista argentino batalló con todas sus armas, no dio una pelota por perdida y peleó hasta el último segundo. A pesar de la derrota, Juan Martín conseguía otra medalla, esta vez de plata pero con un valor y un significado diferente. Las lesiones lo habían marginado por un largo tiempo y su futuro era una incógnita. Sin embargo, nunca bajó los brazos y siguió peleando para obtener resultados, que se dieron en esa gran semana enfrentándose a grandes tenistas.

Con un gran nivel, Delpo daba garantías de que estaba de regreso y meses después coronaba un gran año levantando la “Ensaladera de Plata” y obteniendo el gran deseo de todo argentino: ganar la Copa Davis.

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