Futbolísticas
·28 de noviembre de 2021
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Formiga se retiró de la selección de fútbol femenino de Brasil el pasado jueves, 25 de noviembre. La noticia impacta, dado que la historia de la canarinha femenina se llega a confundir con la trayectoria deportiva de la centrocampista, nacida en Salvador de Bahía hace cuarenta y tres años. Con Brasil, Formiga debutó el 7 de junio de 1995, con apenas 17 años, en un partido ante Japón, correspondiente a la segunda jornada de la fase de grupos del Mundial de 1995. Aquel día su selección perdió por 1-2. Después vendrían 233 partidos más. El último de ellos fue el choque amistoso contra India, celebrado esta semana. A su finalización, Formiga dijo adiós a la verdeamarela. En el estadio Arena da Amazônia de Manaos, la veterana jugadora disputó sus últimos dieciséis minutos con Brasil y se despidió como se merece. Su equipo ganó 6-1 y ella recibió un más que merecido homenaje.
Se han disputado un total de ocho copas del mundo de fútbol femenino. Formiga las jugó todas, menos la primera. En los Juegos Olímpicos, el fútbol femenino ha estado presente siete veces. Formiga no se ha perdido ni uno solo de esos torneos. Bastan esas referencias para dejar claro que la jugadora brasileña no solo es historia viva del fútbol brasileño, sino que lo es, realmente, del fútbol femenino, a nivel global. Desde hace veintiséis años, no ha faltado a ninguna gran cita. A nivel de resultados, sus mayores éxitos con Brasil llegaron en el Mundial de 2007 y en el de 1999. En el primero, la selección americana llegó a la final y quedó subcampeona, tras perder ante Alemania por 2-0. Pese a la derrota, aquel partido fue, sin duda, el momento estelar de la carrera de Formiga, que jugó los noventa minutos. En 1999, Estados Unidos ya le había cerrado el camino de la final, pero Formiga y las suyas se alzaron con el tercer puesto. Por lo que respecta a los Juegos Olímpicos, Brasil ganó la plata en Pekín 2008 y en Atenas 2004. Ella y Marta Vieira fueron claves en ese éxito. A ambas solo les faltó la victoria en algún gran torneo. Lo que sí ha ganado Formiga con Brasil, en seis ocasiones, ha sido la Copa América. También estuvo en las tres victorias brasileñas en los Juegos Panamericanos.
La retirada de Formiga con la selección no implica que la futbolista no vaya a calzarse más las botas. La jugadora baiana fichó el pasado verano por el São Paulo, el club de sus orígenes, para reforzarlo de cara a disputar los 1/4 de final de los play offs del Campeonato Brasileiro Femenino 2021. Pese a esto, su equipo cayó en esa ronda ante el Internacional. No obstante, Formiga continúa enrolada en las filas paulistas y aún se encuentra inmersa en el desarrollo del Campeonato Paulista Femenino, donde disputará la final. La misma se jugará a doble partido, los próximos 4 y 9 de diciembre. El rival será el Corinthians.
Todo apunta a que Formiga se retirará del fútbol jugando una final. Cerrará por tanto, de forma brillante, su también dilatada carrera a nivel de clubes. En efecto, la futbolista carioca ha jugado en trece equipos de cuatro países distintos, nada menos. En Brasil lo hizo en siete (São Paulo, Portuguesa, Santa Isabel, Santos, Saad, Botucatu y São José), en Suecia integró las filas del Malmö, en Estados Unidos formó parte de cuatro clubes (New Jersey Wildcats, Sky Blue, Gold Pride y Chicago Red Stars) y también ha jugado en Francia, en el París Saint-Germain. De hecho, su último club antes de regresar al São Paulo ha sido este. En el equipo parisino ha disputado cuatro temporadas. De allí se marchó por las puerta grande, tras ganar el primer Campeonato de Francia Femenino de la historia del club.
Formiga, en un partido con el PSG | Imagen: PSG
Pese a su casi infinita trayectoria deportiva, probablemente el mayor mérito de Formiga ha sido el de haberse erigido en una figura clave en el impulso que ha vivido el fútbol femenino en Brasil en los últimos cinco lustros. En su país natal, la futura Formiga, que se llama realmente Miraildes Maciel Mota, empezó a jugar sin tener apenas apoyos. Su padre murió cuando ella no llegaba aún al año de vida y su madre la crio sola, a ella y a sus tres hermanos. Como es lógico, Formiga creció pasando muchas horas en las calles de su barrio. Allí, los niños jugaban al fútbol y ella, sin el apoyo inicial de sus hermanos, se empeñó en hacer lo mismo. No es muy difícil deducir de donde le vino a Miraildes el apelativo de Formiga, que significa hormiga en portugués. Por suerte para ella, en Brasil los ojeadores abundan en los barrios y llamó la atención de uno, que le ofreció mudarse a São Paulo para jugar allí. Solo tenía quince años. En el incipiente fútbol brasileño femenino Formiga destacó pronto, hasta el punto de que entró en la dinámica de la selección en pocos meses.
Curiosamente, a nivel de clubes, Formiga ha destacado más siendo ya toda una veterana. Nunca se ha lesionado de gravedad y siempre se ha cuidado, por lo que llegó a los treinta años en plena forma. Al entrar en la treintena ya había jugado en Europa y en EEUU, pero sus páginas más brillantes, tanto en el viejo continente, como en la liga más potente del mundo, los vivió ya en su segunda etapa. En EEUU, Formiga fue elegida primera del draft en 2008, de cara a la primera edición de la Women’s Professional Soccer (WPS), la liga profesional femenina que antecedió a la actual National Women’s Soccer League. En aquel momento su estatus era de estrella. Con respecto a Europa, la última página de la brillante carrera de Formiga la ha vivido en el PSG, que se ha convertido, con ella como pieza clave, en una de las puntas de lanza del fútbol europeo. Tras ganar la liga francesa en París la pasada temporada, Formiga regresó este verano a sus raíces, para acabar sus días como jugadora en el São Paulo. Con la canarinha ya dijo adiós. Con el São Paulo aún puede poner la guinda a su carrera. Luego, ya ha anunciado que seguirá ligada al mundo del fútbol. Formiga aún dará que hablar.