Grada3
·11 de diciembre de 2024
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·11 de diciembre de 2024
El Real Madrid se enfrentaba en Bérgamo a la que era la primera finalísima de la temporada. En pleno mes de diciembre, algo poco habitual para un conjunto de su calibre, pero en una situación de sobra conocida en La Casa Blanca. Y es que el conjunto blanco en las últimas temporadas está acostumbrado a caminar al borde del precipicio.
De hecho, a lo largo de la última década, el conjunto blanco ha sufrido más de la cuenta con equipos que, a priori, no deberían suponer un problema: el Legia de Varosvia, el Sheriff o el CSKA de Moscú son algunos de los ejemplos más recientes que han logrado poner en auténticos apuros al Real Madrid.
Pero lo cierto es que, a la hora de la verdad, cuando el agua está al cuello y hay que sacar las castañas del fuego, el Real Madrid siempre da la talla. Y es que no es casualidad que el conjunto blanco haya pasado en una década de tener en sus vitrinas 9 Champions League, a ganar el pasado mes de junio La Decimoquinta.
En el día de ayer, en el encuentro correspondiente a la sexta jornada de la liguilla de la Champions League, el Real Madrid se enfrentaba a un verdadero reto: visitaba en Bérgamo la casa de la Atalanta, actual líder de la Serie A e invicto en Champions League, la más difícil todavía.
Y el conjunto italiano llegaba al encuentro con ganas de dar un golpe sobre la mesa y vengarse del resultado de la final de la Supercopa de Europa de la mano de Mateo Retegui, pichichi de la Serie A, o Ademola Lookman, una de las grandes sensaciones de lo que iba de temporada, y que apuntaban a despedazar a un Real Madrid que llegaba en horas bajas.
Los de Carletto visitaban Bérgamo habiendo obtenido solo 6 puntos de 15 posibles, después de las derrotas en Liverpool y Lille, y en casa frente al AC Milan. Con todo ello, el Madrid ponía pies en tierra italiana con la obligación de ganar, en un panorama en el que a más de uno le temblarían las piernas.
Sin embargo, en ese escenario europeo donde los de Gasperini amenazaban con ponérselo muy difícil al conjunto blanco, fueron los blancos los que se vistieron de tiburones. Como siempre hace el Real Madrid. Y donde Lookman y Retegui apuntaban a dar la campanada, finalmente fueron un Kylian Mbappé con más dudas que certezas, un Vinícius Júnior recién salido de una lesión, y un Jude Bellingham al que llevan un año poniendo en duda.
Aún con todo, el conjunto blanco sufrió, sí. Sufrió como lo haría cualquiera en el campo de uno de los mejores equipos de Europa. Pero pese al mal momento, pese a las múltiples lesiones, y pese a que muchos ya les daban por muertos, el conjunto blanco regresó a Madrid con los tres puntos en el bolsillo.
Y el que muchos consideran el peor Madrid de la década, tiene en su mano meterse entre los ocho mejores de Europa si gana los dos partidos que le quedan, y ponerse líder de La Liga si gana el encuentro pendiente frente al Valencia.