Balón en Profundidad
·8 de noviembre de 2019
Un diez en extinción

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·8 de noviembre de 2019
Aún quedan, es cierto. No debería ser tan alarmista ni tan exagerado. Pero lo que es cierto es que cada vez cuesta más encontrar ese tipo de futbolista que te hacía siempre respirar de manera entrecortada y te hacía soltar onomatopeyas de impresión al verlo jugar. Ese tipo de jugador que, desde un dorsal, desde una posición en el campo, te hacía saber que ahí mandaba él. Que cuando quisiera, podía sacarse una liebre o un conejo de la chistera. O un pase, un regate o un gol. En Inglaterra saben bien de qué hablamos. Por allí ha habido unos cuantos de estos. Hoy, además, viven con uno bien cerca, en la Premier League. En Leicester, cada semana, lejos o cerca del King Power Stadium, su número ‘10’ sigue los preceptos de aquellos que portaron en otros tiempos el mismo dorsal y sigue, como ellos, el mismo corte de juego. Desde su fina figura, desde su discreción, James Maddison es uno de los últimos exponentes de ese tipo de futbolista que hacía y hace soñar. Un mediapunta en extinción que, con su oficio, hace jugar a los Foxes.
La presencia de Maddison en la Premier League empezó con el Leicester City, después de que sus habilidades no pasaran desapercibidas para el conjunto inglés cuando jugaba en el Norwich City de Championship (hoy en Premier League también). Sus números y cualidades parecían encajar en el estilo de unos Foxes que querían seguir sumando talento para no perder comba tras el título de 2015. En 2018, Maddison era ya del Leicester. Son dos las temporadas que el jugador inglés lleva decorando el juego ofensivo del Leicester y lo que es cierto es que su aporte a nivel creativo no parece tener un techo visible. La Premier League, precisamente, está viviendo esta temporada una nueva gran campaña de los de Brendan Rodgers, directamente después de los actualmente difícilmente alcanzables Liverpool y Manchester City. Lo cierto es que parte de la culpa la tiene el planteamiento que está encontrando el entrenador norirlandés y la utilización de las piezas clave de este conjunto. La explosión de jugadores como Soyüncü o Maddison son precisamente pilares básicos para entender ese fútbol alegre, vistoso e interesante que presenta la entidad de Leicester.
Más allá de la comparación con los grandes jugadores que en algún momento ocuparon esa parcela y portaron ese dorsal, Maddison cumple con esa premisa básica de entretener jugando y hacer que parezca que van a pasar cosas si el balón pasa por él.
Siendo de Coventry, la ciudad inglesa más alejada del mar por situarse en el mismísimo centro de Gran Bretaña, no debería extrañarnos que Maddison se sienta cómodo en la sala de máquinas de su equipo. Es cierto que su facilidad y tendencia para el regate, la finta y el desborde le puedan acercar a menudo a una banda que, a pesar no irle mal, no resalta todas sus virtudes. Como cuando una prensa nos queda algo grande o pequeña, Maddison no se encuentra al cien por cien cómodo con la línea de cal cerca. Su juego necesita espacios y los encuentra con mayor facilidad encarando la portería desde el centro del campo. El carril central del equipo de Rodgers parece haberle acogido con bondad y eso el entrenador del Leicester City lo está sabiendo ver. Los recursos que aporta, las posibilidades que da no solo en distribución sino de cara a gol se multiplican cuando el ‘10’ mira el partido desde donde más cómodo se encuentra.
Encara, asiste, marca, aporta nivel en jugadas a balón parado, regatea, hace circular el balón, da pausa, se ofrece, presiona… estamos hablando de un futbolista que, a pesar de hacerlo todo, no deja que nada de eso supere lo importante: conseguir victorias para su equipo. Partícipe en la sorpresiva victoria récord ante el Southampton hace un par de semanas, Maddison destacó lejos del gol hasta que una falta en la frontal del área le hizo poder sumar un tanto a la lista de sus trucos durante el partido. Maddison es fútbol. Y eso bien lo sabe Southgate, que no ha tardado en llamarle para sumar su talento al increíble nivel potencial de la selección inglesa junto a los Mount, Sancho, Sterling, Tomori… Una legión de futbolistas que, bien configurados, asentados y cómodos en su rol, pueden deslumbrar con Inglaterra con un Maddison portando la responsabilidad de conducir el juego por el carril central. Tiempo al tiempo.
Y es que ese ‘10’ que lleva a la espalda atestigua que su posición, estilo e influencia no son una casualidad. Más allá de la comparación con los grandes jugadores que en algún momento ocuparon esa parcela y portaron ese dorsal, Maddison cumple con esa premisa básica de entretener jugando y hacer que parezca que van a pasar cosas si el balón pasa por él. En una época de pizarra, táctica y estadística, que la esperanza siga viviendo en los pies de jugadores como James Maddison siempre será motivo para sonreir.
Miguel Ruiz Ruiz (@migruizruiz)
Naomi Baker / Getty Images Sport
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