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La Galerna

·16 de febrero de 2021

Tres Copas de Europa aplastan a un sextete

Imagen del artículo:Tres Copas de Europa aplastan a un sextete

El delirio de las comparaciones culés alcanza un nuevo hito

Ha habido en los últimos días una polémica curiosa a propósito del sextete del Bayern. Los culés se han sentido llamados, quizá movidos por la nostalgia, y han sacado a volar una fantasía sin asomo de discreción, como suele ser habitual. Han recordado su sextete y han empezado a soplar para hacerlo más y más grande. Es como el cuento de los tres cerditos y el lobo. “¡Y soplaré y soplaré y con el sextete las tres Champions seguidas del Real Madrid derribaré!”.

Este cuento y otros del mismo tipo son los que circulan entre los aficionados azulgranas. Cuentos y cómics donde campean héroes como el poderoso Aytekin (recientemente elegido por ellos mismos cómo el héroe de la década) o el fenomenal Ovrebo.


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Decía yo, más allá de los personajes de los cuentos y de los cómics, que ahora dicen (han venido diciendo en estos días), que el sextete es un logro mayor que las tres Copas de Europa seguidas del Real Madrid. Sí, sí, el sextete, con todas esas copillas (con su importancia, pero más bien de atrezo) que van sonando como las latas de un coche de bodas. Es decir, que dicen, valgan (discúlpenme) todas las redundancias, que ganar tres años consecutivos la competición más importante del fútbol es un éxito menor que ganar seis títulos (dos de ellos a un solo partido y uno a dos) en una misma temporada.

Dejando a un lado que esto es así porque el Barcelona no ha ganado ni siquiera dos Copas de Europa seguidas, (de hecho “sólo” ha ganado cinco en ciento veintidós años de historia mientras el Madrid ha ganado cinco, las mismas, en cinco años en un primer período, y luego otras cuatro en un período de cinco años, para un total de trece) y no parece que lo pueda conseguir próximamente, resulta que se han agarrado al sextete como se podían haber agarrado a Rita si hubiera pasado por allí.

Siempre pasa lo mismo. Los culés se frotan las manos, imprudentes, y acaban flotando agarrados a los pedazos del Sextete arrasado por las Copas de Europa

Esto del periodismo deportivo (y más el culé) funciona por ventoleras. A un periodista deportivo culé le da una ventolera y pasan cosas como esta. Cosas fantásticas como oír que el sextete es mejor que tres Copas de Europa consecutivas. Después de oír esto y de asistir brevemente a la generación de este debate ridículo me he imaginado a sus defensores amarrados al sextete como si fuera el mástil de Ulises, gritando a los cielos bajo la tormenta que el sextete es mejor que las tres Copas seguidas del Madrid, mientras entre las nubes es Zidane quien les arroja el agua y les azota con una sonrisa y el viento de sus tres trofeos continentales, uno detrás de otro.

Los veo como a los piratas de Astérix, cuando al inicio de cada aventura estrenan barco nuevo, llamado Sextete, y rezan para no cruzarse con Astérix y Obélix con sus Copas de Europa. Y siempre pasa lo mismo. Los culés se frotan las manos, imprudentes, y acaban flotando en el mar agarrados a los pedazos del Sextete arrasado por las Copas de Europa hasta el próximo título, o titular, que se les ocurra. Porque ya empezaba mal el asunto con ese nombre: el sextete.

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Nada glorioso puede haber en una palabra que termine en "ete". Más bien todo lo contrario. “Ete” es un sufijo gracioso, en todo caso, cariñoso, familiar. Al sextete dan ganas de pellizcarle los mofl-etes, por ejemplo. Como al triplete, que también les gusta. Si un sextete es mayor que tres Copas de Europa seguidas, ¿un triplete vale como (o más que) una Copa de Europa y media? A ver. Y si suman el Gamper y un par de torneos de verano, ¿qué tendrán, el novenete?

Cabe decir que mejor que sextete sería sextuplete, por lo que con el Gamper y los otros llegaríamos al nonaplete. ¿Qué sería el nonaplete, como cuatro Copas de Europa y media? La contabilidad culé es maravillosa. Inexactísima y caprichosa y colorida. No hay ninguna gloria en el "ete". Sextete suena, además, casi a destete. Pobres.

Y si no hay gloria en el "ete",  menos la hay en el "tete", por favor. Yo me imagino el sextete (o sex-tete, que es peor) y veo a seis cachas de gimnasio depilados. Hombre, que hay que ver. Seis cachas de gimnasio depilados, rojos como tomates por el exceso de sol mediterráneo, frente a tres curvilíneas, elegantes y brillantes orejonas. Una detrás de otra.

Fotografías Getty Images.

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