
La Galerna
·30 de mayo de 2025
Tócala de nuevo, Xabi

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·30 de mayo de 2025
Nadie conoce a Xabi Alonso de puertas adentro. Hombre discreto, del que sabemos poco. Tolosarra internacional, uno de los primeros jugadores españoles que hizo las maletas para irse a Inglaterra, de lo que deducimos valentía, ambición, seguridad en sí mismo, por mucho que fuera Benitez, un compatriota, quien le llamara.
Fue un futbolista innegablemente inteligente. Calidad en el juego corto y precisión en el largo. Elegante ocupando el espacio. Talentoso con el balón y siempre pulcro y sereno para rascar cuando hacía falta. Ancla y control en el centro del campo. Transmitía seguridad. Muy fiable en la salida de balón. No estará en el top 10 de todos los tiempos, pero nunca le vi cometer un error grosero. Rendimiento constante y regular en la sala de máquinas. Humilde en el campo, renunciando al brillo individual a cambio de la solidez del grupo y discreto en la vida, hombre de familia, el yerno por el que toda suegra pondría una vela a San Antonio.
En su día le reproché egoísmo y una despedida administrativa cuando se fue al Bayern, para ser becario en el laboratorio de Pep Guardiola. Hoy lo valoro como una de las decisiones vitales que le han permitido estar donde acaba de llegar. Sin duda, una persona que ha conducido su carrera y su vida de forma inteligente, sin pensar en la crítica o en las opiniones de satélites de la prensa y palmeros varios. Xabi habla poco, mira bastante y escucha mucho. Dios nos dio dos orejas y una boca para escuchar el doble y hablar la mitad, pero, desafortunadamente, pocas personas complacen la voluntad del creador.
Su primera rueda de prensa en el Real Madrid nos ha mostrado lo que hay: un tipo que sabe lo que quiere, que es perfectamente consciente del lugar donde está: "uno tiene sólo una oportunidad en la vida de entrenar al Real Madrid".
Es conocedor de que toma un equipo disfuncional y lo hace sin reclamaciones ni poniéndose vendas antes de la pedrada (va a tener apenas seis o siete entrenamientos antes del showtime). Palabras medidas. Compostura a pesar de heredar una defensa en silla de ruedas, un centro del campo de físico y calidad, pero sin brújula ni pausa, y la mejor delantera del mundo por quilates: balas hacia adelante pero trote perezoso hacia atrás y sin el complemento de un nueve sobre el que bombardear el área pequeña en caso de necesidad. Con esto y con refuerzos sin adaptación, pero con exigencia inmediata, aspirando a todo. El Real Madrid de siempre, amigos.
Podríamos añadir que el grupo tiene la autoestima en el diván. Goleado sucesivamente por el único rival nacional serio. Apaleado por la cochambre mediática. Atracado laparoscópicamente por el CTA, con precisión inhumana. Con Vini herido en lo más profundo desde la repugnante conspiración del Balón de Oro. Con un Kylian resurgiendo fortalecido del complot perpetrado al inicio de la temporada para la destrucción de su imagen. Los dos contubernios mafiosos contra Vinicius y contra Mbappé fueron ideados y perpetrados desde París, se diría, concebidos por la misma mente criminal, enferma de una ira medieval procedente de una geografía anacrónica.
el grupo tiene la autoestima en el diván. Goleado sucesivamente por el único rival nacional serio. Apaleado por la cochambre mediática. Atracado laparoscópicamente por el CTA, con precisión inhumana
Por vasco, por carácter o por voluntad propia, estamos ante un entrenador que no dará titulares al Marca (tampoco les hace falta, ellos los inventan), que mantendrá el vestuario compacto y cerrado bajo siete llaves a la curiosidad ajena, que hará del equipo una falange romana. Es probable que haya daños colaterales que no somos capaces todavía de adivinar: el que dude o no se suba al tren se quedará mirando el reloj de la estación hasta que alguien le avise de que era el último.
Unas palabras de Pepe Herrero me han hecho recuperar pensamientos de hace quince años. Si fuéramos hermanos no coincidiríamos más. No recordaba tan claramente que Xabi o Arbeloa fueran piezas clave para Mourinho en el césped y en el vestuario. Sí observé sin la más mínima duda que el más feliz en la presentación de Xabi fue Arbeloa. Todos pudimos advertir el brillo de la espada xiphos en sus ojos de espartano.
Pero no lo vi venir. No tuve la certeza hasta que escuché a Pepe Herrero afirmando que Alonso es Mourinho 2.0. Pepe cuenta que el núcleo duro de aquellos años de plomo fueron Arbeloa, Xabi y Mourinho. En aquel tiempo yo vivía fuera de España. Recuerdo exactamente dónde y con qué compañía sufrí la puñalada del 5-0 en noviembre de 2010. Estaba lejos, no me llegaban con frecuencia y no buscaba los detalles de lo que fue para todos nosotros la maldición de un rival con un once legendario, que no necesitaba ayuda para competir, pero sí para ganar. El saldo de 17 choques fue mucho más igualado de lo que el imaginario culé se atribuye: 6 victorias para el Barca, 7 empates, 4 victorias del Real Madrid en medio de atmósferas insalubres y de polémicas arbitrales que hoy ya comprendemos totalmente.
Hay un discurso que asegura que en el banquillo del Madrid sólo funcionan los entrenadores sin silbato, que dejan hacer, que no le dicen a un top mundial "tápame esa banda, vamos" con la exigencia de un momento difícil. Se ha valorado tradicionalmente el "salgan ahí y jueguen" de Luis Molowny, la aparente bonhomía de Del Bosque. Puede que eso funcionara en el fútbol de los 90 y excepcionalmente con el bueno de Carlo, si es que le podemos incluir en esa categoría por este último año. Pero todos sabemos que Klopp come carne humana con sus nuevos dientes, que Conte tiene mirada de hitman y que Tuchel sería un Joker del nivel de Joaquin Phoenix. Hoy los marcajes a Vini se preparan milimétricamente en cada zona del campo y en cada posición del balón. Todos los equipos entrenan y trabajan.
Fue José Mourinho quien cambió la historia. Quien inyectó el espíritu de lucha y de rebeldía en unos futbolistas que forjaron una escuadra imparable, capaz de hacer temblar Europa de nuevo. El equipo se vio obligado a meter 121 goles y a sumar 100 puntos para ganar la Mugrienta Liga Negreira en una temporada inolvidable. José lo sabía todo sin necesidad de ver las facturas. Hubo que hacer una portentosa exhibición de competitividad, hubo que mostrar al mundo un carácter indomable. Jamás habríamos podido vencer al entramado corrupto del fútbol español sin la inteligencia salvaje de José y sin el verdadero guiador en el palco, que lo trajo sabiendo exactamente lo que hacía y porqué.
Nos quedan algo más de dos semanas de rumores y especulaciones. No dejaremos de reírnos con las portadas de los diarios deportivos, ya verán. El acoso está a punto de empezar. Están esperando el primer empate, el primer partido gris para tratar de sembrar la duda y dividir al madridismo. El primer once que salte al césped no es importante, ni si jugamos con cuatro o cinco defensas, ni si Rodrygo se queda o se va. Lo importante es que en medio de un Negreirato en plena metamorfosis para sobrevivir volvemos a tener un entrenador que conoce el camino. Xabi no llevará papeles a la rueda de prensa con los "errores” arbitrales, pero tiene todo lo que se necesita para repetir la gesta, para devolvernos un Real Madrid con alma y con carácter, para que Vini torture al rival por la banda, ciego y sordo ante la violencia, impasible; para hacer 100 puntos, o los que hagan falta para ganar.
Después de una temporada funesta en la liga, elijo creer en los paralelismos con 2010, en el eterno retorno; en que después de cuatro goleadas y de un juego sin brillo, llega Xabi para poner fin a la tristeza, para agitar el amor propio, para encender (sic) al madridismo, para rebelarse contra la injusticia hablando sobre el césped, para sanar el fútbol español, para cortar la cabeza, por fin, de la serpiente.
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