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·9 de mayo de 2025

Tizona 100 – 102 Obradoiro: clutch Barcello sella el factor cancha

Imagen del artículo:Tizona 100 – 102 Obradoiro: clutch Barcello sella el factor cancha

El Obradoiro remonta 26 puntos al Tizona para, sobre la bocina, certificar el factor cancha de cara a los playoffs

Ver para creer. El Obradoiro ha obrado un milagro en El Plantío para amarrar el factor cancha en los playoffs y Barcello, con un triple sobre la bocina, se vistió de mesías en dicha función. El partido lo tuvo todo, desde estar enterrados en el segundo cuarto con unas diferencias que oscilaban los treinta puntos a tenerlo ganado a falta de treinta segundos y perderlo con una posesión inentendible. Y, es que, la situación de los santiagueses era crítica, pudiendo suponer la tercera derrota consecutiva y, lo más preocupante, la pérdida del impulso de Sar en la eliminatoria frente a Palencia. Pero, ante Tizona, demostraron tener más vidas que un gato, reencontrándose con la victoria de forma prodigiosa y poder poner, así, la mira en el verdadero fuego que arrancará esta misma semana.


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Tizona arrasa

La tensión en la previa del encuentro era palpable, pues había mucho en juego en ambos lados. Tanto Obradoiro como Tizona dependían de si mismos para conseguir sus respectivos objetivos. Los gallegos certificar el factor en los playoffs y los castellanos su presencia en dicha ronda. Félix Alonso, ya con todos sus jugadores recuperados, dejó a Rati Andronikashvili fuera de la convocatoria. Un poder de decisión del que no gozó Salva Camps debido a las cuatro bajas que padece su plantilla. Ayoze Alonso, Alberto Alonso, Jaume Lobo y Arnau Parrado, por distintas circunstancias, veían los toros desde la barrera.

Se llevó la primera posesión Obradoiro y, con ella, la primera sorpresa. Salva Camps y Tizona habían construido un plan meticuloso para frenar al transatlántico santiagués y, sobre todo, a Ondrej Balvin. Una defensa zonal, con muchas variantes según las circunstancias, que, a partir del tercer minuto de encuentro, les dio un rédito muy superior al esperado. Y, es que, en la parcela ofensiva también se aprovechaban de la poca movilidad del checo bien a través de los 1×1 de Jones y Seoane o tiros de media distancia cuando este se quedaba excesivamente hundido.

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Fuente: Redes Sociales `X´ de Tizona

Los once puntos de ventaja en apenas cinco minutos (18-7) que obligaron a Félix Alonso a detener por primera vez el encuentro se quedaron en anécdota tras el vendaval posterior. Una tormenta perfecta dirigida por todo un adolescente como es Jordi Rodríguez. La nueva perla española, particularmente inspirada, anotó once puntos en el primer cuarto de todos los colores. Él y Jones abrieron la distancia hasta los veintidós al final del primer envite (32-10)

Más de lo mismo

La diferencia, sonrojante, tenía múltiples causas: la pobre circulación ofensiva de Obradoiro, la nula efectividad visitante, el desaprovechamiento de los seis rebotes ofensivos captados…y un rival que rozaba la perfección. El segundo cuarto, lejos de mostrar vestigios de una posible reacción, mostraba una tendencia a la baja. Jordi Rodríguez, con un triple, y Lance Jones, con un 2+1, abrían la diferencia hasta los 26 en un abrir y cerrar de ojos (38-12).

El 1/9 en triples de Obradoiro, uno de los equipos con mejores porcentajes, mejoraba ligeramente a través de Davison y Faggiano, pero la distancia no se recortaba. Y, es que, la confianza del Tizona era total en uno de esos días que parecía salirles todo. Corrían a la contra y se paraban en la línea de tres, Soluade anotaba sobre la bocina desde una posición inverosímil y Jordi Rodríguez, cómo no, seguía a lo suyo. Se iría al descanso con, ni nada más ni nada menos, que 22 puntos y 6 de 8 desde más allá del 6´75. Su equipo, con un 69% de efectividad exterior, tampoco le dejaba solo en la faena.

Félix Alonso se desesperaba desde el banquillo viendo la falta de clarividencia de su equipo que, más allá de acciones puntuales, seguía inmerso en la endeblez defensiva. Tan cierto era que los porcentajes y números de los locales eran incomprensibles como que Obradoiro también les estaba permitiendo muchos tiros liberados. Así, rozando los treinta puntos en ocasiones, se llegó al asueto veintitrés abajo (63-40). Una cualidad que, sumada a la victoria parcial de Palencia, instauraba el estado de crisis a orillas del Sar.

Reacciona Obradoiro

Salió con otra cara Obradoiro tras el descanso o, al menos, con un mayor grado de intensidad. Tizona, como era lógico, bajó varias marchas fruto de la relajación y de la imposibilidad de mantener un ritmo de anotación que proyectaba unas cifras por encima de los 120 puntos. ¿El camino? Encontrar a unos líderes que, muy paulatinamente, comenzaron a salir de la cueva para dotar de una luz impensable media hora antes. Eso sí, les costó lo suyo atisbar el sendero de la hipotética remontada, pues hasta bien entrado el tercer cuarto la diferencia oscilaba los veinte puntos.

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Fue, curiosamente, con Stevic en pista en vez de Balvin, y a través de una mayor efectividad desde la línea de tres. Brodziansky, Millán Jímenez, Quintela…fueron muchos los soldados que se adhirieron al movimiento revolucionario. ¿El comandante? Un Alex Barcello que, tras una primera parte plana y errática, se puso la capa de superhéroe y de socorrista a partes iguales, pues ejercía tanto de capataz como de hombre salvavidas en los últimos segundos de posesión. Pacheco, quién veía como los espacios que antes era capaz de generar a sus compañeros se desvanecían, anotaba sobre la bocina para darle una renta de doce a Tizona antes del último cuarto (79-67).

Olió la sangre el Obradoiro y, como si de un tiburón hambriento se tratase, se abalanzó sobre su presa. En apenas tres minutos le robó todas sus armas y la renta que ostentaba. Era tal lo que aglutinaba Barcello a su alrededor que sus compañeros comenzaron a disponer de más libertades. Y ahí, cuando los valientes cogen el balón naranja y toman responsabilidades, Millán Jiménez emergió cual hombre invisible. Nueve puntos suyos de forma consecutiva igualaron la contienda a cinco minutos para la conclusión (87-87).

Final de infarto

Tizona, sabedora de que Ourense también estaba apretando a Gipuzkoa, subió un punto de intensidad para meter toda la carne en el asador, si es que quedaba alguna chuleta olvidada en el refrigerador. Se convirtió el choque en un toma y daca constante en el que ambos equipos se intercambiaban el dominio en el electrónico. Una canasta de Jones a falta de un minuto para el final dejaba a El Plantío sin uñas, pues colocaba el 93-93 en el marcador.

Fue Faggiano, un base puro al que no se le cataloga como tirador, quién con dos triples consecutivos le daba una mínima ventaja a los visitantes a falta de treinta segundos del punto de no retorno. No funcionó la pizarra de Félix Alonso, pues sus jugadores, de forma incomprensible, agotaron la posesión y permitieron a Salva Camps organizar un ataque final para ganar el choque con 5´5 segundos en el cronómetro. Lance Jones tomó toda la responsabilidad después de que Obradoiro le negara la recepción a Jordi Rodríguez en la salida de bloqueos y, con un paso atrás mayúsculo, le otorgó la victoria momentánea a Tizona. Se las prometían muy felices en El Plantío con dicha canasta a falta de 0´7 segundo para el final hasta que Barcello, vía un triple sin calificativos, dio la victoria y el factor cancha a los santiagueses.

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