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En un momento dado

·21 de julio de 2024

Ter Stegen e Iñaki Peña

Imagen del artículo:Ter Stegen e Iñaki Peña

La posición de portero ha sido clave en las dos últimas temporadas del Barça. En la 22-23, el que quizá haya sido el mejor curso de Marc-André ter Stegen, y que bien pudo valerle ser el futbolista más importante y determinante de la Liga, se tradujo en un título para los culers cimentado en la seguridad de su retaguardia. Un Barça que marcaba menos goles que en otras épocas, pero que a cambio encajaba menos que casi nunca. Sin embargo, la pasada temporada, la 23-24, no sólo vivió un descenso en el rendimiento y puntualidad del guardameta titular del conjunto azulgrana, sino que, sobre todo, que el alemán se perdiera por lesión varios partidos marcó decisivamente la trayectoria del equipo. Con Iñaki Peña bajo palos, un Barça que ya de por sí expone a su meta, hasta el punto de convertir un año antes a Ter Stegen en su futbolista más destacado, mostró una gran vulnerabilidad defensiva, lo que se tradujo en un volumen de goles recibidos casi imposible de sostener y en la llegada de malos resultados. El canterano arrancó parando bajo la línea pero dominando muy poco el área, una falta de autoridad en su zona que con el paso de las semanas se tornó falta de confianza tanto para él como para sus compañeros y que provocó que, en último término, también la atajada final se resintiera.

A la hora de confeccionar sus plantillas, para los equipos grandes el de portero suplente es un papel que entraña mucha dificultad. Por un lado, es un rol que, si no median imprevistos, quedará relegado a la oscuridad. Sin protagonismo. Lo que, de entrada, limita el atractivo del puesto para guardametas de nivel alto que pueden aspirar a jugar como titulares, semana tras semana, en la portería de clubs importantes. Por el otro, no obstante, es un relevo que, en caso de ser necesario, no permite atajos. Si falta un portero, juega otro portero. No da espacio para el tipo de maniobra que, en un futbolista de campo, por ejemplo tolera adaptar a un mediocentro como central, a un lateral como extremo, a un extremo como interior o a un interior como pivote. El recambio de un lateral izquierdo no tiene por qué ser otro lateral izquierdo natural, pero el sustituto del portero titular si debe ser un futbolista de su misma especie.


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Para el Barça, atendiendo a la experiencia de la última temporada, al reciente historial de lesiones de Ter Stegen y a la aparente necesidad de Iñaki Peña de pulirse y mejorar a fuerza de minutos, esta es una carpeta a considerar. Con dos oportunidades como Mamardashvili y Diogo Costa en el mercado, perfectas para renovar la meta de un grande, en otro momento del club incluso cabría la posibilidad de una intervención con vistas al puesto de titular, pero atendiendo a los condicionantes económicos y administrativos que atraviesa la institución parece más realista pensar en algún tipo de movimiento orientado a prevenir una situación como la del curso anterior en caso de una eventual ausencia de Ter Stegen. Con los canteranos Ander Astralaga y Diego Kochen en la recámara, el mercado ofrece alguna oportunidad a bajo coste para apuntalar el rol de segundo portero. Sin equipo están tres metas experimentados como David de Gea, Rui Patrício y Timo Horn, con la apuesta por Petrovic el Chelsea podría barajar una salida en forma de cesión de Robert Sánchez o Kepa, mientras que el descenso del Almería puede abrir la puerta a la salida de Luís Maximiano. Soluciones a bajo coste, que no intervengan en el margen de maniobra para acometer otras operaciones más prioritarias, pero con las que el Barça pueda evitar uno de los problemas que más puntos le costó la temporada pasada.

-Foto: JOSEP LAGO/AFP via Getty Images

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