Pericos Marca
·15 de noviembre de 2020
Tardes de gloria en la Central Blanc-i-Blava de Barcelona

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·15 de noviembre de 2020
Hoy nos transportamos virtualmente hacia un lugar donde se respiró el sentimiento perico más puro, donde se vivieron tardes intensas de futbol y espanyolismo a flor de piel. Nos vamos hacia la Plaza Real de Barcelona de la mano de Frederic Tost, el presidente de la Penya Central Blanc-i-Blava de Barcelona.
Inauguramos este espacio con la Penya Central Blanc-i-Blava por un motivo muy especial: fue la primera Penya dedicada al Espanyolismo. Se fundó en 1951, aunque el sentimiento, viene de antes, cuando se reunían en el mítico “Tostadero” de la plaza Universidad para hablar de fútbol. Ahí, surgió la idea de agruparse por y para el Espanyol. Y en noviembre de 1951 es cuando al fin se decide poner esa idea en marcha, mediante una reunión de formalización y fundación de la Penya.
Esta agrupación abrió la lata a los demás pericos, y nació con la participación de unos 25 socios, pero que con los años se multiplicarían, llegando a ser hasta más de 600. La Central Blanc-i-Blava, en cierto modo, daba como el “visto bueno” a las demás delegaciones, y por ello, los socios de aquellas delegaciones que empezaban a arrancar se convertían en socios de su propia Penya, pero también en sociosa de la mítica Central Blanc-i-Blava. Esto hizo crecer aún más la cifra de abonados hasta alcanzar los más de 2000 socios.
El actual presidente Frederic Tost tiene una vinculación muy especial con la Penya, y es que lleva muchos años unido a ella. Su padre en los primeros años de vida de la Central Blanc-i-Blava, pertenecía a la junta directiva. Frederic ha querido compartir con Voz Perica, como eran sus tardes cuando tenía 6 años en el mágico local de la Plaza Real: “Me acuerdo cuando acompañaba a mi padre los sábados por la tarde. Se celebraban muchos coloquios, me acuerdo que estaba la mesa de ping-pong, un pequeño escenario donde se podían hacer obras de teatro, un bar-restaurante. La gente se reunía para jugar a las cartas, al dómino y hablar de fútbol. Las cenas de las Penyas, los aniversarios… Además como Penya, teníamos algunas particularidades.”
Algunas de esas particularidades están cedidas para el Museo del RCD Espanyol, y es que dentro de la sede de la Penya en la Plaza Real, había una barbería, y era muy conocida. Esa silla, como decimos, fue cedida por la Central Blanc-i-Blava de Barcelona para que forme parte del espacio de memoria del club. Otra de estas singularidades que envuelven a esta Penya, es que tenían un equipo de fútbol a nivel Juvenil, y también un equipo de Atletismo, precursor del actual Runners Espanyol.
Cuando a Frederic Tost le preguntamos por momentos especiales en la trayectoria de la Penya la mente se inunda de recuerdos. Desplazamientos míticos como aquel a Leverkusen en la temporada 1987-1988.La Central Blanc-i-Blava no quiso faltar a esa cita tan especial, y decidió acompañar al equipo. Aunque Frederic, nos explica que él no fue: “tuve un mal presentimiento. Salí del campo de Sarriá con un 3-0, pero yo sabía que no estaba ganado. No quise ir. Los socios de la Penya fueron y fue muy bonito. Es donde más lejos se han desplazado por el Espanyol”.
Otro momento muy especial para él, y también para la Penya, fue cuando en 2001, celebraron el 50 aniversario de la Penya, que, además, casi se solapaba con el centenario del club. Para Frederic, este sin duda, fue una vivencia inolvidable a nivel de penyista, socio y presidente de la Central Blanc-i-Blava: “Hicimos una cena muy especial a la que vino mucha gente. Logramos reunir a los 6 presidentes vivos del Espanyol: Vilà Reyes, Meler, Ferran Martorell, Dani Sánchez Llibre que en aquel momento era el presidente, Julio Pardo y Perelló. Éramos la primera Penya que cumplía 50 años.”
Una penya con tanta historia, que es la debilidad de un jugador que vestía y defendía la camiseta blanquiazul en los años 50, David Casamitjana. Este exjugador es socio de la Penya, y asiduo a ella desde su fundación, y siempre ha estado muy vinculado a ella.
Frederic Tost reconoce que siempre han tenido, y siguen teniendo, muy buena relación con el club y sus directivas. Esta gran relación y apoyo por parte del club se veía en cada aniversario de la Penya. La Central Blanc-i-Blava celebraba cada año una entrega de premios para los jugadores, en las que se otorgaba un trofeo al “mejor jugador” o la “joven promesa”: “Siempre venía alguien del Espanyol al acto de la Penya, e incluso se añadían otros jugadores no premiados”.
El espacio que ocupaba en la Plaza Real ha sido, y siempre será simbólico por todas las anécdotas que envuelven a ese lugar. Frederic Tost nos explica que incluso en las guías turísticas a finales de los 90 se mencionaba el bar que había en la Penya, y “lo enseñaban como un lugar emblemático para tomar algo”. Y no eran los turistas los únicos que visitaban el bar de la Penya, sino que, según nos explica Frederic, también solía frecuentarlo el escritor y humorista Boris Izaguirre: “Hay una leyenda urbana que dice que siempre venía a nuestro bar porque le encantaba. Decía que había un ambiente mágico que le inspiraba.”
A parte de estas anécdotas, la Penya Central Blanc-i-Blava de Barcelona se transformó por unos años en una taquilla más del Espanyol. El presidente de la Penya nos explica que era un servicio exclusivo que les cedió el club y mucha gente se desplazaba hasta la Plaza Real para comprar su entrada para el partido del RCDE.
Frederic Tost no quiere acabar la entrevista sin reconocer el trabajo de sus predecesores en el cargo: “Sin el enorme esfuerzo realizado por las Juntas Directivas de los Presidentes Armillas, Landajo, Palau, Almaraz, Adán, Murcia, Sangil y Fort nunca hubiera sido posible llegar hasta aquí”.
En el local de la Plaza Real, a pesar de que actualmente esté instalado el Consulado de Filipinas, siempre se respirará en blanquiazul.