El Blog Íntimo
·11 de agosto de 2024
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Se fue Restrepo. Llegó Soso. Un cambio de entrenador siempre, pero siempre, generará expectativa. Sea para bien o para mal. Pocos esperan ver más de lo mismo cuando se da una transición de esta naturaleza, así haya transcurrido poco tiempo ―dos semanas desde la abrupta cesión del colombiano, tres días desde la llegada del argentino―. Pero en este caso sí podíamos sospechar que las cosas no cambiarían demasiado, al menos en el corto plazo.
De esto hablamos en el pasado episodio de El Blog Íntimo: Podcast, y lo replico ahora: Soso es un entrenador con un perfil parecido al de Restrepo, por supuesto con evidentes diferencias ―algunas mostradas en este partido―. Ambos prometen equipos ofensivos y propositivos, como primera coincidencia. Pero, además, al igual que el ahora entrenador del DIM, Soso necesita tiempo para implantar sus ideas, filosofías y sistemas futbolísticos. Y adivinen qué es lo que menos tenemos en la actualidad: sí, tiempo. Por eso cuestioné su elección en un principio, y sigo haciéndolo ahora, al margen de que, sí, ―como hincha― "solo me quede" apoyar.
Sin Apertura ni continuidad en torneos internacionales, Alianza tenía que apostarlo todo al Clausura, y para eso lo que necesitábamos era un DT capaz de tomar la manija del equipo en el menor tiempo posible y encontrar un funcionamiento que priorice los resultados sobre ideas, filosofías y sistemas complejos, que sí, están bien, pero para iniciar un proyecto deportivo, algo que, ciertamente, no se ha visto hasta ahora en lo que va de la historia del club ―siendo lo más parecido a ello, quizá, la era del gran Adelfo Magallanes―. ¿Era el momento para iniciar algo así? Los invito a responderse esa pregunta mientras empiezo a recordar y describir las diferentes facetas que mostró el equipo ante un ADT que, como era previsible, no vino a bajar la cabeza ante nadie en el Alejandro Villanueva.
Alineaciones | Alianza Lima - ADT
Alianza Lima: Ángelo Campos; Erick Noriega, Renzo Garcés, Carlos Zambrano; Juan Pablo Freytes, Franco Zanelatto, Adrián Arregui, Sebastián Rodríguez, Catriel Cabellos; Kevin Quevedo, Hernán Barcos.
Asociación Deportiva Tarma: Pedro Díaz; Yordi Vílchez, John Narváez, Alex Rambal; César Inga, Luis Álvarez, Luis Pérez, Yimy Gamero, Víctor Cedrón; Joao Rojas, Beto Da Silva.
Equipo de a cero: Alianza no pudo con ADT en Matute y pone en riesgo la punta del Clausura
Alianza Lima tuvo un muy buen inicio ante ADT y esto es destacable si consideramos el último partido que se había jugado en Matute, ante Unión Comercio, en el cual casi que no generó ninguna ocasión de gol, ganándolo, palabras más, palabras menos, gracias a un blooper del equipo rival.
El sábado, ante los celestes tarmeños, la blanquiazul dispuso de varias oportunidades de anotar durante los primeros quince minutos. Más allá de lamentar, para variar, nuestra enorme ineficacia de cara al arco, me produjo cierta ilusión, confieso, ver esas primeras intervenciones de Arregui, tratando de protagonizar el armado de juego. Ya en otros partidos, el argentino había demostrado tener la visión y precisión necesarias para alimentar a los extremos. En esta ocasión, una de las más claras de Alianza en ese tramo, llegó tras un pase suyo a Zanelatto, quien también tuvo unos primeros minutos muy auspiciosos. Parecía que habían ganado confianza. Pero más allá de eso, adelanto, lo de Arregui en Alianza se vuelve cada vez más insostenible, teniendo en cuenta las expectativas que generó y el probable ―aún no confirmado― aumento que recibió por parte del club, cuando hace poco más de un mes se le voceaba para el Millonarios colombiano. Por el otro lado, un cada vez más irregular Sebastián Rodríguez intentaba a hacer lo propio con Freytes, aunque todo quedaba en mera insinuación.
Esto fue lo primero que me llevé del ahora Alianza de Soso: una clara intención de prescindir de un 6 posicional, apostando en lugar de ello por dos volantes mixtos de primera línea que rasquen y a la vez generen fútbol lateralizado, y uno flotando con más responsabilidades ofensivas, que había tenido que ser Cabellos. El plan parecía más o menos resultar, pero cuando el equipo de Wilmar Valencia pudo controlar más el medio y los lados, exigiendo así a una mayor creatividad en la médula íntima, los fantasmas del exceso esquemático volvieron: Alianza es buen reloj hasta que le bloquean las manecillas. Y al igual que con cualquier reloj, estas manecillas parecen tener una sola dirección, un solo plan, un solo propósito. Tras casi poder decir que el portero visitante se estaba convirtiendo el figura, el partido se volvió más equilibrado y luchado. Y de pronto, Alianza era el mismo equipo que había enfrentado al Unión Comercio: un conjunto de voluntades inconexas e inútiles, incapaces de coordinar y ejecutar alguna idea ofensiva que rompa o sortee los escudos del rival de turno.
La diferencia con Unión Comercio es que ADT no cometería ningún blooper.
Para la segunda mitad, Soso mostró algo que lo diferencia de Restrepo: sacó a Quevedo, muy probablemente atosigado por sus errores técnicos y tácticos ―le está costando esta segunda etapa en Alianza, sin dudas― y a Noriega, que venía haciendo un buen partido. En este último cambio, lo más probable es que haya decidido sacrificarlo pensando en que el beneficio superaría al costo. Lo que, en vista de los resultados, terminó siendo un error.
Succar y D'Arrigo fueron los elegidos para pisar el gramado. Freytes dejaría su ―ahora― habitual posición como carrilero izquierdo, para pasar a la línea del fondo. D'Arrigo volvería al ruedo con Soso. Ya se conocen del año pasado, cuando estaban en Melgar y el jugador sí parecía valer el casi medio millón de verdes que Alianza pagó por él. No recuerdo ahora mismo si Restrepo alguna vez cambió a un jugador en el entretiempo sin que haya sido por una lesión: solo por motivos futbolísticos. Lo que sí recuerdo, y de seguro ustedes también, es que, por el contrario, demoraba muchísimo para hacer los cambios. De hecho, los realizaba con el marcador ya en contra o faltando pocos minutos para intentar ganar un partido. Bueno, al parecer, Soso tiene un síndrome opuesto. La paciencia no va con él y esto, como casi todo en el fútbol, puede ser un arma de doble filo.
D'Arrigo entró con ganas pero, vamos, que cuando intentó hacer la misma jugada dos, tres, cuatro veces, ya dejó de ser sorpresa y ADT lo terminó controlando en cuestión de tres o cinco minutos. Alejado totalmente del área, se perdió como Rodríguez, Cabellos, Arregui, Barcos y todos los demás. Succar, por su lado, también entró con ganas, pero con ganas de reclamar. Sí, valoro eso; después de todo, la Liga 1 es una guerra que no solo se va a ganar con lindos modales y buena fe ―acabo de recordar que en el primer tiempo Cedrón le pateó la cara a Garcés y nadie de Alianza reclamó absolutamente nada; al parecer seguimos siendo los niñitos del Markham del fútbol peruano― pero más valoraría que se dedique a jugar, que al final para eso se le trajo. Evidentemente, el ex-Mannucci tampoco fue solución de nada. Y, para colmo, más adelante se fallaría una ocasión increíble.
Aún es muy pronto para decir que Succar es De Santis con otro avatar, como leí en Twitter, pero, como se dijo anteriormente, Alianza ya no tiene tiempo de nada. No tiene tiempo, tampoco, para esperar a nadie.
Los siguientes en salir serían Cabellos para el ingreso de Neira, Zanelatto para el ingreso de Huamán y, ya sobre el final, Arregui para el ingreso de Sabbag. Más aserrín para el saco.
Rodríguez tuvo su porción del pastel en esta repartición de malos recuerdos. Tras una buena jugada de Neira, se falló una solito, aunque ahora mismo me den ganas de darle mérito al defensor tarmeño que se tiró de cara para evitar el tanto, lo cierto es que el 'bigote' tiene toda la calidad técnica para haberla colocado en algún lugar del arco donde nadie pudiera sacarla, y no lo hizo. Falla suya. Y cómo me llama la atención que un tipo con tan buen pie sea tan timorato para pegarle o le pegue tan mal. Y no me salgan ahora con que Rodríguez no es 10. Sí, ya sé que no es 10, pero hasta un defensor central sabe que si tiene la oportunidad le tiene que pegar al arco. Rodríguez evita siempre el remate. Prefiere mil veces el odioso pase a los lados o una infructífera trepada de un extremo que acabará con un mal centro. Parece que no estuvo en esa clase de la academia donde aprendió fútbol.
Pitazo final ante la desesperación de un Alejandro Villanueva repleto. Alianza Lima había perdido la oportunidad de, como mínimo, asegurar la punta, a falta de que jueguen los rivales directos y, en el mejor de los casos ―que fue al final la oportunidad que perdimos―, de extenderse como único puntero del Clausura. Había cedido un punto ante un ADT mermado por lesiones y suspensiones, siendo incapaz de, al fin, superar con autoridad a un equipo que, con todo respeto ―porque no está entre los primeros del año por cuestiones cósmicas―, debió salir vapuleado de La Victoria, como salió del Nacional después de perder con Cristal, y como de seguro saldrá después de visitar el Monumental. Un resultado que podría significar un nuevo adiós anticipado, dependiendo de cómo quedemos en el próximo encuentro.
Y desde ya lo podemos ir diciendo: si perdemos ese próximo encuentro, se acabó.
El mejor fue...
Sí, amigos, esto pudo haber sido aun peor. Ya en los descuentos, el 'charapa' Rengifo intentó aprovechar un error de cálculo de Zambrano, pero se olvidó de varias cosas: la primera, de sus 41 años, la segunda, de sus 100 kilos, y la tercera, de que Freytes venía desde quién sabe dónde a todo galope para desestabilizarlo antes de que intentara poner la pelota dentro del arco de Campos. No pasó de un susto, pero si no hubiera sido por esta acción, y conociendo la capacidad goleadora del tocayo peruano del 'Pirata', quizá hoy estaríamos hablando de otras cositas. En un partido donde es imposible destacar a quienes debieron intentar ganarlo, me veo casi obligado a destacar a quien evitó que lo perdamos. Juan Pablo Freytes está casi siempre entre lo rescatable de cada partido malo de Alianza, y eso dice mucho de él.
Reflexiones finales
Sin querer ―queriendo―, creo que lo he dicho todo sobre este partido ―tampoco había tanto que analizar, ciertamente―, pero ahora hablemos de la "suerte" de Alianza: ni Cristal ni Universitario pudieron ganar en sus visitas. Los celestes empataron con Atlético Grau en Sullana y los cremas hicieron lo propio en Huancayo ―con gol de Valera, como para recordar que en esta fecha ya debía estar suspendido por iniciar una bronca en un partido que se jugó hace casi dos semanas; lindos, ¿no?―. Como resultado de todo esto, Alianza Lima sigue liderando el Clausura con 13 puntos, seguido de Cusco FC con 12. Cristal va tercero con 11 y la 'U', cuarto con la misma cantidad de puntos pero con menos goles a favor. ADT con 9 puntos completa el momentáneo top 5 del Clausura, pero, ojo, que ahí no más está Melgar, también con 9 unidades, pero con un partido menos, producto de la suspensión de su último encuentro ante Comerciantes Unidos, por cuestiones climáticas ―y el partido es en Arequipa, así que tranquilamente podríamos considerar que Melgar tiene ya 12 puntos―. Sí, la "suerte" permite que hoy Alianza siga puntero, pero que eso no nos haga perder de vista que se desperdició una TREMENDA oportunidad al empatar con ADT. Del primer al sexto lugar solo hay cuatro puntos de diferencia, y esa diferencia pudo haber sido de 6. Por eso no hay paz en ser punteros ahora. Aunque esa paz podría recuperarse, en parte, si se le gana, por fin, a un rival directo en lo que va del año, cuando visitemos a Sporting Cristal en el Nacional.
Próxima cita
Lo ya dicho: se viene Cristal en el Nacional. Se jugará el próximo sábado 17 a las 20:00. Y aquí, señores, es ganar o ganar. Si Alianza quiere ser campeón, tiene que ganar este partido. Simple. Y si lo pierde, para mí se acabó el cuento para el Clausura y a concentrarnos para aunque sea tentar un torneo internacional. ¿Me quieren llamar loco, pesimista o conformista? Solo recuerden cómo se nos empezó a ir el Apertura. Sí, se nos empezó a ir cuando perdimos contra los rivales directos. En este Clausura ya enfrentamos a uno y perdimos. No hay margen de error, y que se enteren todos.