Afición Deportiva
·8 de septiembre de 2024
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Jannik Sinner se convierte en bicampeón de Grand Slam tras vencer en la final del US Open al local Taylor Fritz
Han pasado diecinueve días desde que el mundo supo de la existencia del famoso ‘Caso Sinner’. En marzo de este año Sinner dio positivo en dopaje, pero cinco meses después un tribunal independiente le declaró inocente. Todo esto sin que nadie supiera nada porque, según las reglas, el secreto era legal.
La situación provocó una oleada de dudas y críticas hacia el jugador, su equipo y las organizaciones de las que dependía la decisión que manchó, sobre todo, la imagen del actual número 1 del tenis, la cara comercialmente más importante.
Un poco más de dos semanas después, Jannik Sinner se convierte en campeón del US Open. Venció, en la noche de ayer, al estadounidense y local Taylor Fritz en tres sets (6-3 6-4 y 7-5). Era la gran oportunidad de Fritz, el primer hombre americano que, desde Andy Roddick en 2009, se clasifica a una final de Grand Slam.
Taylor ha querido ser la cara más importante del buen momento que atraviesan los tenistas de su país, pero en frente tenía a un todopoderoso Sinner que empieza a dar un aura de imbatibilidad, una divinidad dentro de un mundo de mortales.
El primer hombre italiano que consigue el US Open, su segundo Grand Slam y que, junto con Alcaraz, ha ganado la mitad de los grandes de la temporada. Ayer Sinner le demostró al mundo que nada le puede tumbar, ni siquiera la presión de la opinión pública, es sencillamente el mejor del planeta en este juego llamado tenis.
Nada más empezar la final las suposiciones previas sobre cómo se iba a desarrollar el partido se confirmaron. Sinner rompió el saque de Fritz en el primer juego. El local no perdió la esperanza porque, casi inmediatamente, consiguió el contrabreak.
Parecía que aquellos más creyentes y fieles del mejor nivel de Fritz podían tener razón, ¿era capaz de igualar a Sinner? El italiano se encargó de dar respuesta a las preguntas que se planteaban pues, como si de una pared se tratara, devolvió todas las bolas e incomodó al estadounidense.
El potente revés de Jannik hizo correr a Fritz, y cuando este lograba aguantar el rally el número 1 siempre encontraba una solución. Cuando se encontraba en problemas, Sinner conseguía golpear la bola con más fuerza y colocación, pasando así de la defensa al ataque, estrategia desestabilizante por antonomasia y marca de la casa del italiano.
El break volvió a llegar y con él posteriormente el primer set. La segunda manga sería la menos atractiva para el espectador que, mudo ante tan pocos puntos largos, se sumó a la incertidumbre de Fritz. Eso sí, el local estuvo presente al saque y al menos pudo alargar el set un juego más que el anterior. Pero, de igual forma que en el primer parcial, al estadounidense le entraron los nervios que, aprovechados por Sinner, fueron la llave que abrió la puerta a un partido de sets corridos.
Cuando parecía que ya nada podía hacer tambalear al de Italia, un milagro tan solo temporal apareció. Fritz, quizás fruto de la poca presión que sentía puesto que no veía la luz, soltó el brazo y su derecha empezó a ser dañina, potente, fugaz.
Por primera vez Sinner sintió el miedo de tener que jugar contra un estadounidense en Nueva York. La grada enloquecía y el calor tardío de la gran manzana estaba presente. Taylor Fritz podía competir con Sinner. Los primeros fallos del número 1 llegaron. El local tuvo oportunidad de sacar para forzar la final hasta, al menos, el cuarto set.
Los nervios volvieron a hacer su efecto. Sinner se marcó un juego donde, con la agresividad por bandera, pudo recuperar el terreno perdido. La raqueta de Jannik volvía a desprender confianza. Cerró su juego de saque: 6-5 y sacaba Fritz para seguir vivo.
Al igual que en las dos anteriores mangas, Fritz sucumbió. Jannik Sinner volvió a conseguir la rotura y esta vez sería la última del partido pues, con ella, el juez de silla pronunció el sagrado Game, Set, Match… Sinner. El mejor del planeta demuestra porqué lo es tras ganar su segundo título de Grand Slam. Firma un torneo donde su superioridad ha sido la tinta.