Sin adjetivos | OneFootball

Sei bello come un gol al 95 (Amor de pared)

Empalme:

Estación de Metro en Madrid.

Unión de dos cables,materiales o cosas .

Excitación sexual masculina.

Gol de Unai.

Algunos esta mañana sin dormir.

Cuenta el periodista Miguel Gutierrez, más conocido para algunos como “La libreta de Van Gaal” que en su faceta de profesor se produjo una situación digamos…, poco alentadora.

El maestro propuso a sus alumnos de máster la redacción de una crónica deportiva sin adjetivos. Mientras pasaba entre las mesas de los futuros juglares de épicas de balón o zapatillas descubrió que más de uno de ellos tenía una pestaña en la pantalla de su portátil buscando “qué demonios era un adjetivo”.

El Rayo Vallecano venció al Elche por dos goles a uno en un choque en el que sería imposible escribir sobre lo sucedido sin describir emociones, cualidades, sinrazones y demás salazones que tuvo un partido de lunes entre un equipo de barrio y uno de pueblo, el “simpático tercer equipo de la capital” y el colista que da con la puerta en las narices a la capital de su provincia.

La escuadra de Francisco sin Francisco, de la falta de contundencia en defensa con zagueros nuevos en la retaguardia, del único punto en la clasificación fue para muchos la representación en puntos de Dios en la tierra. Fue uno, luego trino y finalmente nada.

El Elche salió con orden, sencillez, fuerza y agresividad, lo que con el paso de los minutos se tradujo en media docena de saques de esquina en contra, una docena de faltas cometidas, y la tonta sensación en la grada de que esto ya lo habían visto.

Y lo volvieron a ver.

Gumbau, presidente de la Asociación de Víctimas del Rayo en general y de Óscar Trejo en particular botó un córner, al fin, con aire en los pulmones. La calidad y potencia en el golpeo fue directamente proporcional al desmarque de Lucas Boyé e inversamente proporcional a la salida y marca de Dimi y Santi por lo que el balón acabo en la jaula y tocó remar. (0-1).

Más de uno se acordó del partido ante el Mallorca, pero el Rayo de Iraola evoluciona como un Pokémon y actualmente está,como diría Neymar Jr, “gingado” (también veo la tele).

El conjunto franjirrojo empató pronto gracias a los astros, al Zen y al triángulo mágico de Phil Jackson.

La suerte,que no es caprichosa se alió con Camello, hasta ahora capaz de tener el boleto premiado de la primitiva en el bolsillo de su pantalón y echarlo a lavar antes de ir al banco a cobrarlo.

El Zen se reunió de nuevo con Óscar Trejo para poner el balón en carrera de Isi en el sitio y con la pausa correcta. AI no tiene un triángulo mágico sino al menos tres y la unión de uno de ellos, el formado por Isi,Trejo y Camello pasó (con ayuda de un zaguero) por el ojo de una aguja terminando en el primer gol de Sergio con la franja (1-1).

La Ginga es un concepto difícil de adjetivar (y dale con lo mismo).

Relacionado con la Capoeira y sus destrezas,para algunos es sinónimo del “jogo bonito” brasileiro. Para otros es esa sensación de confianza en sus condiciones físicas, técnicas y de talento que te hace jugar como si no hubiese rival.

Este Santa Inés juega “gingado”, decidido a buscar la portería contraria aunque el acierto,la fortuna o el cansancio se empeñen en complicarle la vida.

Cuando la claridad y las fuerzas menguaron el DT rayista apareció.

Tras la experiencia del año pasado,Iraola intentó aunar frescura en la cancha y descanso para los “imprescindibles”. Centro del campo y frente de ataque nuevo con Isi marcando el camino.

Los agoreros no lo veían claro con un Salvi casi inédito, con Pozo, Falcao y Unai lejos de su mejor nivel y con Pathe Ciss intentando recobrar la confianza.

Casi aciertan cuando Catena se confió tocando la guitarra, cantó y Tete casi da al traste con el esfuerzo rayista,pero el Rayo tuvo “estrella” y Morente dio la nota fallando una gran ocasión.

Pathe Ciss la había tenido un minuto antes, el Elche era un muro y parecía que se llevaría el empate pero el Rayo e Iraola estaban “gingados”(otra vez).

Sin tiempo para asustarse, el Rayo continúa su asedio. Unai la pone el área, Falcao la pelea, defensa y arquero se estorban, Falcao se la da a Isi que la pierde, el Elche no puede salir, Balliu se la da a Unai que la pone al otro lado, Salvi pelea el despeje rival, el balón va a Fran que la pone, el muro la vuelve a devolver mal,Pozo la pierde, Salvi la lucha y la gana, Pozo levanta la cabeza, la pone para Balliu que de testa la mete en el área, rebota en el pinball ilicitano y llega hasta Unai López que empalma la pelota hasta la red y corre al esprint hasta ninguna parte, pleno de júbilo en esta travesía del desierto que ha sido ahora su regreso a Vallecas, tan cerca de su corazón como la distancia entre su casa, Errentería y la de su entrenador, Usurbil y tan lejos como parecía esta, su tierra prometida.(2-1)

Como este párrafo, sin aire para el lector acabó el partido con la victoria mínima pero eufórica del Rayo, un partido de los que deja a cualquiera sin adjetivos.