
La Colina de Nervión
·23 de mayo de 2025
Si fueran sevillistas

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·23 de mayo de 2025
Con la angustia propia de quien tiene conocimiento detallado de lo que acontece en el interior del Sevilla Fútbol Club, anda Joaquín Caparrós en las últimas semanas haciendo un llamamiento a las fuerzas vivas de la entidad para realizar “una sentada” que derive en la paz social imprescindible para recuperar la estabilidad. El técnico utrerano es plenamente consciente, como lo es cualquier aficionado, de que la progresiva degradación del primer equipo se está intensificando a tal ritmo que puede terminar a corto plazo en la tragedia más grande que pudiera ocurrirle a un club de fútbol. De ahí sus intensas proclamas para que fundamentalmente los accionistas se sienten en la misma mesa y acuerden la forma de retornar a la serenidad.
Sin embargo, el deseo del entrenador actual dista mucho de ser posible ya que encuentra numerosos obstáculos debido al deterioro de las relaciones personales que se han evidenciado, sin rubor por parte de los protagonistas, en los últimos años. Si los propietarios del Sevilla FC fueran realmente sevillistas no sólo resolverían sus cuitas para beneficio del club sino que de hecho no habrían permitido que las tensiones hubiesen llegado a este punto de no retorno en el que se encuentran. Lamentablemente para la entidad, en sus ánimos ya no anidan el éxito deportivo, la estabilidad económica de la Sociedad Anónima Deportiva o el prestigio social que emana de una buena gestión. En sus cabezas y en sus corazones no hay más que rencor hacia el oponente y defensa tanto del ego propio como de la cuenta corriente, aunque con miras tan cortas que no son capaces de observar el deterioro que en la cotización de las acciones de la entidad está teniendo toda esta degradación.
Si fueran sevillistas, y mucho más si fueran inteligentes, se habrían dedicado ya a buscar interlocutores intermediarios que sí estén en condiciones de sentarse en una misma mesa para llegar a un acuerdo de mínimos que permita serenar los ánimos y revalorizar la entidad antes de proceder a la necesaria e ineludible venta final de acciones. A estas alturas de la película es imposible pensar que los Carrión, Alés, Castro y compañía vayan a tener un ‘cara a cara’ con Del Nido Benavente para alcanzar ese entendimiento esencial que pacifique a la sociedad. Por ello se hace imprescindible la búsqueda de representantes cualificados capaces, en primer lugar, de pactar una renovación total del Consejo de Administración con la consecuente elección de un presidente de consenso y, en segundo lugar, de iniciar conversaciones con los accionistas interesados en ofertar por la propiedad de la sociedad.
Sin embargo, ni sus corazones están limpios de odio ni sus mentes están capacitadas ni siquiera para la defensa de sus intereses económicos a medio plazo. Lo único que impera actualmente en su ánimo es mantener las retribuciones mensuales que perciben del Sevilla FC, y que no percibirían de ninguna otra entidad, y por supuesto cerrar el paso a las aspiraciones del bando contrario. Si en ese trayecto el Sevilla se desangra, les preocupa muy poco, incluso aunque ello suponga una pérdida de valor en los activos accionariales, ya que su inconsciencia les está llevando a pedir por sus títulos de propiedad cantidades propias de un equipo que juega habitualmente Champions League, y como si la cuenta de resultados no tuviera más de un centenar de millones en pérdidas.
Si algo han demostrado todos los dueños en los últimos años es que su nivel de incompetencia en la defensa tanto de los intereses del club como de los propios es inversamente proporcional a su sentimiento sevillista, por muchos golpes de pecho que quieran darse en público. La máxima fundamental sobre la que se asienta cualquier comportamiento populista consiste en enfundarse una bandera y presentarse como su exclusivo defensor a la vez que se culpa a un enemigo externo de los males provocados por uno mismo. Dúdese pues de todos aquellos que utilizan el nombre del Sevilla Fútbol Club en sus disputas ya que ninguno de ellos está pensando realmente en los intereses sevillistas. Antes al contrario, deberían lavarse la boca antes de pronunciar el nombre de tan honorable e histórica entidad.