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·10 de agosto de 2024
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Con 41 años, Pepe pone fin a una longeva y exitosa carrera en la que no ha dejado indiferente a nadie. Desde el primer hasta el último partido ha sido el terror de los delanteros y la seguridad de sus compañeros. Además de servir de mentor y ejemplo a varias generaciones de futbolistas que encontraron en el luso el espejo donde mirarse.
En el verano de 2007 llegó al Real Madrid un joven portugués de 24 años procedente de Oporto. Képler Leveran Lima Ferreira, mayor conocido como Pepe, era un central impetuoso, fuerte, aguerrido y con carácter y sin él saberlo, iba a ser el abuelo de todos los grandes centrales modernos. Sus fortalezas físicas junto a sus no pocas cualidades con él balón le hacían ser el acompañante perfecto de un jugador como Sergio Ramos. Un excelente corrector, que permitía poner la línea de defensas en la divisoria central. Velocidad y poderío en cantidades iguales, a lo que hay que sumar la garra que tanto caracteriza al luso. Pocos jugadores han logrado dejar una huella tan profunda como la que Pepe ha dejado en las últimas dos décadas.
Después de tres años en Marítimo y otros tres en Porto, el Real Madrid llama a la puerta de Pepe y pone 30 kilos sobre la mesa, una cifra alta para tratarse de un central. Después de una temporada de aclimatación bajo las órdenes de Bernd Schuster, en la que cosechan una Liga, llegaría su consolidación. Cannavaro y sobre todo Mahamadou Diarra perdieron peso en detrimento del luso. Desafortunadamente, Pepe no pudo cerrar el año con broche de oro. Un 21 de abril de 2009, el Bernabéu fue testigo de una de las acciones más violentas y recordadas en un campo de fútbol. La famosa patada de Pepe a Casquero y la posterior agresión a Albin supusieron al zaguero blanco diez partidos de sanción y una enorme mancha en su brillante carrera, que en ocasiones pesa más que los veinte años de éxitos.
Después de diez años de entrega y amor por el Real Madrid, Pepe y el club blanco separan sus caminos. En su brillante etapa en Concha Espina cosechó tres Champions League, tres Ligas, tres Mundialitos, entre otros muchos títulos. Además, en 2016 fue uno de los héroes de la mayor gesta jamás hecha por el fútbol portugués, levanto la Eurocopa siendo MVP de la final. Casi nada.
En 2017 recaló libre en Besiktas, donde estuvo una temporada y media sin pena ni gloria. Cuando parecía que el fútbol de Pepe se había acabado, que su paso por Turquía era el punto final a su trayectoria, en enero de 2019 recaló en las filas de su amado Porto. Durante su segunda etapa de más de cinco años en Do Dragão no se ha cansado de batir récords, su longevidad quedará en los anales de la historia de este deporte y su nombre estará grabado entre los jugadores más veteranos en jugar a tan alto nivel. En este último curso, Pepe se convirtió en el jugador más veterano en jugar y anotar un gol en Champions League.
Photo by Jose Manuel Alvarez/Quality Sport Images/Getty Images
Su última dosis de fútbol, no parecía serlo. Este verano en tierras alemanas, Pepe ha dado un recital en el arte de defender, demostrando que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Portugal mostraba otra cara con su sola presencia en el terreno de juego, aunque, por otro lado, dejaba claro que su baja causaría mella en un futuro cercano. Unos penaltis y Francia dejaron a la Portugal de Pepe y Cristiano sin disputar las semifinales del torneo, y, a la postre sería un agrio broche final a tan exitosa trayectoria.
Sin embargo, no cualquier defensa podría haber replicado. Pepe es único y en su medida irrepetible, aunque sea la fórmula base de todos los grandes centrales de la actualidad. Rápido, fuerte, impetuoso, contundente, territorial, dominante en el juego aéreo, a lo que hay que sumar una aseada salida de balón y unas capacidades técnicas a tener en cuenta. Unas características que te hacen recordar a jugadores contemporáneos a él, como Rüdiger o su ex compañero de equipo Raphäel Varane, quien se ha despedido de Pepe con las palabras «mentor y amigo». Y no solo eso, también ha visto nacer a los Militão, Araujo, Yoro, etc. Su estilo de juego no solo fue eficaz en su tiempo, sino que también sentó las bases para el perfil de defensor moderno.
Desgraciadamente, muchos recordarán más a Pepe por un par de acciones desafortunadas a la par de condenables, que por su extraordinaria trayectoria y la talla de futbolista que ha sido. Parece que la patada a Casquero o el pisotón en la mano de Messi, hacen borrosa la imagen de un ganador absoluto con más de dos décadas de carrera. Además, se cumplen quince años de estos sucesos, quince temporadas en las que Pepe ha asentado la cabeza y ha mutado su juego en todo lo bueno que tenía de serie para disminuir los defectos fruto de su desproporcionado y visceral carácter, símbolo del Pepe más primitivo.
Un defensa que no se ha cansado de jugar allá dónde ha estado y bajo las órdenes de cualquier técnico. Ha sido baluarte y gladiador de José Mourinho, Zinedine Zidane, Sérgio Conceiçao, Fernando Santos y Carlo Ancelotti entre otros. Amado por todos sus compañeros, como ha dejado claro Sergio Ramos en una publicación de despedida. «Un auténtico guerrero, un placer jugar a tu lado, hermano. Pocos como tú». Pero sin duda, la despedida más emotiva la ha protagonizado su fiel amigo Cristiano Ronaldo. «No hay palabras para expresar lo mucho que significas para mí, amigo. Ganamos todo lo que había que ganar en el campo, pero el mayor logro es la amistad y el respeto que te tengo. Eres único, mi hermano. Gracias por tanto.»
Pepe es el ejemplo de que los tipos duros también lloran. En el vídeo homenaje que le hicieron, se deshizo en lágrimas cuando le mostraron su último momento como jugador. Aparecía Cristiano Ronaldo consolando al central que sollozaba tras caer eliminados en penaltis de la Eurocopa, imágenes que provocó el llanto de todo un hombre de hierro. A pesar de las controversias, el legado de Pepe en el fútbol es innegable. Su pasión, entrega y habilidades lo han inmortalizado como uno de los grandes defensores de este siglo. Gracias por todo, Pepe.