Un 10 Puro
·28 de marzo de 2021
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Alemania sigue con paso firme en su camino hacia el Mundial de Qatar 2022 tras vencer por la mínima a Rumanía en Bucarest. El conjunto de Joachim Low sometió a los rumanos durante todo el partido pero estuvo falto de eficacia en los metros finales y fue incapaz de aumentar su renta goleadora. Havertz en la primera parte y Sané en la segunda fueron los mejores futbolistas de una Alemania que estuvo dirigida en todo momento por un imperial Joshua Kimmich.
Alemania y Rumanía se citaban en Bucarest para disputar la segunda jornada de la clasificación al Mundial de Qatar. Ambas selecciones habían logrado la victoria en el primer partido del grupo y querían mantener las buenas sensaciones mostradas. Low puso en liza el mismo once que venció a Islandia y el seleccionador rumano introdujo cuatro cambios.
La mannschaft salió mandona al partido con Serge Gnabry de falso nueve y Emre Can siendo muy incisivo desde el lateral izquierdo. En los primeros minutos, los alemanes lograban con asiduidad habilitar al espacio a sus dos extremos (Sané y Havertz) que con sus conducciones crearon las primeras ocasiones de peligro. Aun así, Rumanía también dejó un aviso muy claro en los primeros minutos con un remate de Miahalia a bote pronto que se fue alto. Los muchachos de Low controlaban la posesión del balón pero Rumanía encontraba salidas peligrosas al contraataque.
Tras pasar el primer cuarto de hora de partido, Alemania materializó su dominio con el primer gol de la noche. Rudiger encontró por alto a Havertz que con toda tranquilidad condujo unos metros y sirvió un pase de la muerte para que Gnabry empujara a gol. Rumanía quedó tocada tras el gol de Gnabry y los alemanes quisieron hacer sangre. A punto estuvo de conseguirlo Kimmich con un trallazo que escupió el larguero y Gnabry erró un mano a mano tras cazar un rechace dentro del área.
El gol dio mucha confianza a Alemania que aumentó la intensidad con y sin balón y tan solo dejó que Rumanía se asomara al área en acciones aisladas. La presión tras pérdida de los alemanes era muy efectiva y los rumanos fueron reduciendo metros en su bloque defensivo. Kimmich cogió la manija del partido y los dos interiores y los tres delanteros flotaban a su alrededor dibujando constantes desmarques. En defensa, el 4-1-4-1 en bloque medio y poca distancia entre las líneas, impedía progresar con balón a Rumanía. El ritmo de juego bajó en los compases finales del primer tiempo y con la victoria alemana por la mínima se llegó al descanso.
En el descanso, Mirel Radoi, técnico rumano, quiso frenar las incursiones de Havertz que tanto daño habían hecho en el primer tiempo colocando a Tosca, central en los primeros cuarenta y cinco minutos, de lateral izquierdo. Rumanía también subió unos metros su línea de presión buscando dificultar la elaboración alemana en los primeros pases, pero la mannschaft la superaba con facilidad y ponía a correr a sus atacantes. A pesar de esto, la falta de precisión de Sané y Gnabry en la definición y el acierto de Nita, el portero rumano, evitaron que Alemania agrandara su ventaja.
El partido se acercaba a los compases finales y a pesar de que el control del partido y las ocasiones seguían siendo de los alemanes, la ventaja de tan solo un gol mantenía con vida a Rumanía. Havertz, desaparecido en el segundo tiempo, dejó su puesto en el campo a Timo Werner que erró el primer mano a mano que tuvo. El centro del campo alemán seguía dictando el ritmo del partido y los rumanos pisaban el área de Neuer a cuentagotas.
Alemania no cerró el partido y Rumanía tuvo hasta tres ocasiones claras para empatar el partido. Puscas, Maxim y Stanciu perdonaron a los de Low que no se cerraron atrás con el paso de los minutos y sufrieron en los contraataques rumanos. Finalmente, Alemania logró la victoria que le coloca colíder del Grupo J junto a la sorprendente Armenia de Joaquín Caparrós.