Rüdiger: alto, contundente, feo y con bigote | OneFootball

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La Galerna

·25 de abril de 2024

Rüdiger: alto, contundente, feo y con bigote

Imagen del artículo:Rüdiger: alto, contundente, feo y con bigote

Existe una teoría que se remonta al inicio de los tiempos futbolísticos que consagra la creencia casi mitológica de que un central tiene que ser alto, fuerte, robusto, contundente... y, a ser posible, feo. Que ningún central se dé por aludido. Es solamente una teoría sin ningún tipo de base científica.

Según esta ‘ideología’, un defensa central perfecto sería aquel capaz de enfrentarse sin mover una ceja a un Mikasa duro como el cemento a las 8 de la mañana en un campo de los antiguos de tierra que poblaban nuestros barrios hace un par de décadas.


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Rüdiger seguramente no haya visto un Mikasa en su vida y tampoco, como buen berlinés, haya pisado muchos campos de tierra embarrados en invierno y duros como el asfalto de un polígono de extrarradio cuando se acercaba el verano, pero, por lo demás, cumple con todos los requisitos que el imaginario popular otorga a un central de rango: estamos hablando de un tipo corpulento, de 1,90 m de altura, tan contundente que solamente se ha lesionado desde que llegó al Real Madrid en una jugada en la que él mismo provocó un choque de trenes con Greenwood, futbolista del Getafe, y capaz de abrirse la cabeza ante un portero ucraniano en el último minuto de un partido de Champions para salvar a su equipo de una derrota ‘in extremis’.

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Además, él mismo asegura que está loco (cualidad que también le valdría para ser portero según estas teorías del fútbol de siempre) y seguramente, para muchos y muchas, sea bastante feo. Eso ya lo dejo a la elección de cada uno.

El caso es que Antonio Rüdiger encaja a la perfección en ese perfil de defensa central que ha poblado los campos del mundo desde los años sesenta con nombres como Ovejero, Arteche, Iván Campo, López, Goyo Benito, Migueli, Adams, Terry o incluso Chihrinski, con la diferencia sustancial de que Rüdiger es bastante mejor que todos ellos. A años luz.

Rüdiger se ha convertido, posiblemente junto a Jude Bellingham, en el jugador diferencial del Real Madrid esta temporada, y decir eso es decir mucho. No tuvo un buen desembarco en el equipo. No es fácil adaptarse a la liga española cuando vienes de la Premier League y menos aún encajar a la primera en un club de la magnitud del Real Madrid.

Rüdiger se ha convertido, posiblemente junto a Jude Bellingham, en el jugador diferencial del Real Madrid esta temporada, y decir eso es decir mucho

La lesión de Militao en San Mamés, en la primera jornada de Liga, le abrió la puerta a la titularidad y el alemán se tiró a por ella sin mirar atrás. Rüdiger no hace prisioneros y esta temporada lo ha demostrado con creces. Se ha convertido en el jefe de todo el entramado defensivo del Real Madrid, algo de lo que históricamente el equipo blanco ha carecido.

Líder natural dentro y fuera del terreno de juego, la exhibición defensiva del equipo en el Etihad con Rüdiger a los mandos pasa directamente a la historia del club.

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El Madrid seguramente ganará esta liga, ya ha levantado la Supercopa y ha firmado hasta este momento otra Copa de Europa de altísimo nivel. En todo este proceso, Rüdiger ha sido uno de los jugadores claves. Ha disputado el 84% de los minutos disponibles de la temporada, se ha convertido en titular indiscutible, en el eje central del sistema defensivo, en el garante y salvaguarda del equipo. Lo ha hecho, además, conectando directamente con la grada y la forma que el madridismo tiene de entender lo que un futbolista debe hacer sobre el terreno de juego.

Rüdiger, hoy por hoy, forma parte del elegido grupo de los mejores centrales del mundo y, para satisfacción de los creadores de teorías absurdas, es alto, corpulento, contundente, feo y por si todo eso fuera poco… tiene bigote, que también suma para el oficio de central.

Getty Images.

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