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·20 de enero de 2019
Rubén Uría: "Mollejo, trabajar en silencio para hacer ruido"

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·20 de enero de 2019
A un día de ser mayor de edad, Víctor Mollejo (La Villa de Don Fadrique, Toledo, 21 de enero del 2001), cumplió su sueño y se convirtió en el vigesimocuarto producto de La Academia rojiblanca al que recurre Simeone para jugar un partido oficial con el primer equipo. A dos días de cumplir sus 18 primaveras, entraba al césped de El Acoraz en mitad de la niebla, dejando la fotografía de la noche, siendo el encargado de sustituir al referente de los jóvenes, Koke, ejemplo de ADN atlético que cumplía 400 partidos vistiendo esa camiseta. Un relevo para la historia. Con Simeone como única autoridad moral de la causa atlética, han debutado, jugado y triunfado plenamente Saúl, Thomas y Lucas; pero también han tenido su oportunidad Kader, Aquino, Carlos Ramos, Héctor, Óliver Torres, Iván, Keita, Monsalve, Caio, Juan Moreno, Rober, Olabe, Keidi, Toni Moya, Sergi, Montoro, Carlos Isaac, Arona y desde anoche, Joaquín – excelente, regateador, puro caviar- y Víctor Mollejo. A punto de cumplir los 18, que cumplirá este 21 de enero, Víctor, ya ha hecho historia. Es el primer debutante del Atleti nacido en el siglo XXI.
“El Pelado”, como le apodó cariñosamente el Cholo, ya había debutado con el primer equipo con un doblete ante el PSG y está considerado como uno de los juveniles con más proyección de España. Víctor, que perdió el pelo tras una enfermedad a los nueve años, entró en el Atleti desde el alevín del Villa Don Fadrique, pasó por el infantil, dejó su sello en el cadete y brilló con intensidad en el juvenil, hasta alcanzar la titularidad en el filial. Uno a uno, ha ido escalando todos los peldaños del club, hasta cumplir, siempre con una humildad y trabajo encomiables, su gran meta: jugar un partido de Liga con la camiseta del Atlético de Madrid. Dentro y fuera del campo tiene una tarjeta de presentación que entronca con los valores que se inculcan en la cantera del Atleti, esos a los que siempre aluden ídolos de la parroquia como Fernando Torres y Gabi, auténticas leyendas del club. A saber: constancia, perseverancia, trabajo duro y humildad. A todo eso Mollejo suma potencia, desmarque olfato de gol y una buena pierna izquierda.
Anoche, Víctor, un niño, defendió por primera vez la camiseta de su equipo en un partido de Liga. Jamás lo olvidará. Tampoco la afición rojiblanca, porque Víctor está llamado a ser ídolo en los próximos años. Su debut, la recompensa a un carácter fuerte, resistente, inasequible al desaliento. El premio a quien, en la vida y en el fútbol, nunca quiso rendirse, porque las piedras en el camino eran los pasos de su destino. Sus espinilleras hablan del poderoso retrato de su ambición y su personalidad: “Trabajo en silencio para hacer ruido”. Lo está haciendo. Con siete años disputó un torneo contra un equipo de la escuela del Atleti en Casarrubuelos, pero su familia decidió esperar para dar el salto. Al año siguiente, cono benjamín, volvió a interesarle a los rojiblancos y su familia decidió seguir esperando. Dos años después, a la tercera fue la vencida y probó con el Atleti. Día a día, gol a gol, se hizo un hueco en la cantera. Miembro del equipo juvenil que hizo el triplete trufado de perlas como Álex Dos Santos, Aitor, Montero, Carro, Borja Garcés y Joaquín, hoy Víctor disfruta del sueño de todo niño: jugar en Primera. Tenía como ídolo a Diego Costa y que ahora es su compañero de equipo. Quiso seguir los pasos de Koke y anoche le sustituyó. Es Víctor Mollejo. Trabaja en silencio para hacer ruido.
Rubén Uría