Revelan el crítico estado de salud de Carlos Bilardo | OneFootball

Miguel Ángel Lemme, excolaborador y amigo cercano de Carlos Salvador Bilardo, compartió un conmovedor testimonio sobre el delicado estado de salud del histórico entrenador argentino, ícono del fútbol mundial y campeón del mundo en 1986 con la Selección Albiceleste.

En diálogo con SuperDeporRadio, Lemme reveló la profunda conexión que mantiene con Bilardo desde hace más de cuatro décadas, y el dolor que le genera verlo afectado por una enfermedad neurológica degenerativa que ha deteriorado notablemente su capacidad de reconocimiento.

“Carlos ya no me reconoce. Hay días que me vuelvo llorando a mi casa. Yo dije siempre: ‘El día que no me reconozca no voy más’. Pero es más fuerte que yo, no lo puedo dejar”, confesó Lemme, visiblemente conmovido.

El vínculo entre ambos se remonta a 1982, cuando comenzaron a trabajar juntos, y desde entonces forjaron una relación inquebrantable. Pese al desgaste emocional, Lemme continúa visitándolo tres veces por semana, aferrado a los recuerdos y a una lealtad que trasciende el tiempo.

“Es una conexión del año 82 que tenemos hasta ahora. Más ahora no lo voy a dejar ni loco, no le suelto la mano. Voy tres veces por semana, tomo un café, le hablo… y nada”, relató, describiendo los encuentros que mezcla con rutinas emocionales: “Siempre que llego entro cantando: ‘¡Es el equipo del Narigón!’. Lo abrazo, lo beso. Después se cuelga, se duerme”.

Uno de los momentos más impactantes ocurrió el pasado sábado, cuando Bilardo, en un breve instante de lucidez, le preguntó: “¿Qué hacemos acá?”. A lo que Lemme respondió con una frase cargada de nostalgia: “¿Dónde querés estar, dónde estábamos antes?”. Bilardo asintió con un “Sí, sí, sí”. “Ahí exploté”, confesó Lemme, entre lágrimas.

Las palabras de Miguel Ángel Lemme no solo reflejan el difícil presente de uno de los técnicos más influyentes de la historia del fútbol, sino también el valor de la amistad y la fidelidad incondicional. Carlos Bilardo, el “Doctor”, permanece rodeado de afecto, acompañado hasta el final por quienes compartieron su vida dentro y fuera de las canchas.