Real Sociedad, 0 - Real Madrid, 2: La resurrección de Jovic | OneFootball

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La Galerna

·4 de diciembre de 2021

Real Sociedad, 0 - Real Madrid, 2: La resurrección de Jovic

Imagen del artículo:Real Sociedad, 0 - Real Madrid, 2: La resurrección de Jovic

Carletto sigue en sus trece. ¿Será por las trece Copas de Europa que el Real Madrid atesora en sus vitrinas? ¿O será que el viejo zorro transalpino sabe que ha llegado el momento de dejar tierra quemada a nuestros adversarios? Al ya de por sí partido grande de esta noche en San Sebastián, con los ecos de los inolvidables choques de los 80 en el viejo Atocha resonando en nuestra cuarentona memoria, las precedentes derrotas de Barcelona y Atlético acabaron por hacerlo tan sugerente como un pintxo donostiarra.

El Madrid tenía en diciembre el Tambor de Oro en el horizonte.


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El primer cuarto, eléctrico, estuvo protagonizado por un fútbol tenso y vibrante en el que destacaron los movimientos de nuestros meninos brasileiros, aderezados por un nuevo clínic defensivo de Militao, capaz, en su frontón, de sacar a la remanguillé, y con su bota convertida en cesta punta, un cabezazo dentro del área de Isak.

Enfrente, la Real Sociedad, pulcra y ordenada, devota del auténtico buen fútbol, tan aseada como una señora easonense tomando la merienda con sus amigas en el Boulevard, mordía sin embargo en busca de la victoria. Así transcurría el duelo, enérgico, con el sabor de algo grande en juego, cuando se apagó la luz a los quince minutos. Tenía que suceder y sucedió. Karim Benzema, lesionado. Tanto va el cántaro a la fuente.

Entró en su lugar Jovic, con el aire de quien sale a tomar txiquitos con la kuadrilla en la Parte Vieja un domingo por la mañana. Acabaría por engañarnos a todos.

El Madrid, por el contrario dio un paso adelante.

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Galopando a lomos de dos potros salvajes, Vinícius y Rodrygo; el líder del campeonato acogotó por momentos a la Real que resistió con oficio y solvencia. En ausencia de Karim, Vini, el hombre de moda empezó a acaparar flashes y generar constantes problemas que se saldaron con un amarilla a Zubeldia, un face to face arrabalero con Januzaj y un humillante regate a Oyarzabal que minutos después devolvió a Carvajal con intereses con un caño de los de ponerse sotana. Al tiempo, Januzaj también dejaría con el molde al bravo lateral de Leganés.

La Real no perdió en ningún caso el pulso al encuentro. Militao, a la sombra de Ilumbe, tuvo que salir torero a pecho descubierto en una nueva oleada donostiarra. Con Jovic, todavía buscando el rumbo, por momentos incluso un agujero negro en el campo, el Madrid acabó por agradecer el descanso tras una pifia ensayada en la frontal del área txuriurdin que acabó en un contraataque cuasi letal conducido por Oyarzabal, el eibarrés de la Roja.

Los santos de Bijelijina debieron aparecer entonces en el vestuario merengue para provocar la revelación de Jovic, que regresó al campo tosco, como siempre, pero lúcido y clarividente. Al primer minuto sirvió un buen pase interior a Rodrygo que malogró inocente. Poco después, una arrancada de Vinícius acabó con un envió al corazón del área grande que recogió el serbio. Jovic se revolvió en un baldosa y en dos toques, ágil, felino, cual Karim, devolvió la pelota a un Vini en estado de gracia que liquidó a Remiro de un zapatazo.

0-1.

Ahora sí. La Real acusó el golpe. Directo al mentón e inesperado. Súbitamente confusa, los txuriurdin no supieron cómo enfrentar a la zaga blanca. Es la Real también un equipo bisoño. No así el Madrid que olió la sangre en su presa.

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Antes de transcurrida la primer media hora, Casemiro cabeceó un saque de esquina que Jovic, en plancha, con rabia y también de cabeza, remató a gol dentro del área chica, ante el pasmo de un Remiro desesperado. Se puso serio el serbio que lo celebró con furia balcánica de aroma madridista.

0-2.

Con la Real en la lona, muy mermada en la medular sin Mikel Merino, un Madrid orgulloso, de banda a banda y de área a área, paseó su dominio en el terreno de juego, paladeando el colchón de puntos que atesora antes de Navidad en la Liga, en tanto que el efecto Xavi duró lo que un efluvio de Barón Dandy y Takefusa tuvo la delicadeza de arrancar la cabellera a los indios a última hora.

Salieron, primero Camavinga, y después Valverde y Asensio para dar descanso a los pretorianos de Ancelotti. Pudo incluso el Madrid hacer el tercero en un mano a mano de Vinícius con Remiro tras un pase laudrupiano de un Militao crecido.

No tuvo mayor consecuencia. El Olentzero ya había dejado su regalo en Concha Espina

Fotografías Imago.

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