La Galerna
·28 de noviembre de 2024
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·28 de noviembre de 2024
Buenos días. El Madrid cayó por 2-0 contra un Liverpool superior y sigue complicándose la clasificación para la siguiente fase de la Champions. ¿Estamos contentos? No. ¿Está todo perdido? Tampoco. La parte negativa: lo que vimos anoche es lo que hay. La parte positiva: es lo que hay, de momento.
Anoche no vimos a un Madrid tétrico y sin implicación, anoche vimos a un Madrid que, en las condiciones actuales, no le alcanza para superar a un equipo en el estado de forma del Liverpool. Los de Ancelotti consiguieron domar el temido inicio red, aunque según avanzaba la primera parte los ingleses fueron gradualmente subiendo el potenciómetro de la presión y empujando a los nuestros contra el arco propio. Los blancos incluso llegaron a sacudirse antes del descanso un poco el agobio y generaron ocasiones, pero no acertaron.
La segunda parte arrancó con un dominio abrumador de los de Slot, a lo cual se sumó la lesión de Camavinga, el mejor hasta entonces. Courtois salvó lo que pudo, pero todo es imposible. Con la entrada de Lucas y la vuelta de Fede al medio, el Madrid mejoró y pudo meterse en el partido de haber marcado la pena máxima. Hacia el final disfrutó de ocasiones, pero, repetimos, no acertó —lo más importante en fútbol— y en ningún momento se impuso al Liverpool, justo ganador. Podéis leer aquí la crónica de Ramón Álvarez de Mon y las notas de Genaro Desailly.
Estamos de acuerdo con Marca: «La cruda realidad».
Crítica: toda, y no es poca. Dar el año por perdido: no. El problema, como decíamos al principio, es que lo visto anoche es lo que hay. El Madrid trató de parar con las manos el escape de agua y, claro, no pudo. Una avería así no se arregla intentado frenar la fuga con las manos, sino reparando el desperfecto. Y los males del Madrid son varios.
Está averiado desde que comenzó la temporada, la profusión de lesiones ha menoscabado el potencial blanco. Es una cuestión casi matemática: si tienes diez y pierdes siete, te quedas con tres, y no hay plantilla de élite en el mundo que pueda asumir, sin una merma en los resultados, una plaga así. Aunque se fichara, es imposible contratar ni un veinte por ciento de lo que falta: Vinícius, Militao, Carvajal, Camavinga, Tchouaméni, Rodrygo, Alaba, etc.
La tendencia es preocupante, puesto que el pasado ejercicio también concurrieron numerosos percances. Además de lo cargado del calendario, es necesario hacer autocrítica y detectar los problemas en el método.
A pesar de las bajas, los de Ancelotti llevaban un par de partidos en los que se apreciaron claros síntomas de mejoría, pero hay otro problema cristalino: de los jugadores sanos, hay pocos en la forma que se supone deben presentar futbolistas de ese nivel. Salvo Vinícius, Valverde, Camavinga y Courtois, el resto no han rendido de manera continuada a su mejor cota. El caso más llamativo, ya sabéis: Mbappé.
Kylian vino para ser determinante y aún no lo ha sido. Es obvio. Sus prestaciones en lo que va de campaña no han estado a la altura de las expectativas. Debe mejorar y mucho. Probablemente, su rendimiento se está viendo más afectado por la ansiedad que a todas luces padece en su intento por agradar a su nueva afición que por un tema estrictamente físico, aunque también sea necesario trabajar ese aspecto. Sus gestos en Anfield así lo ponían de relieve.
¿Qué es más sensato, atacarlo con saña y defenestrarlo o tener paciencia y trabajar para que aparezca el jugador que es? Cada uno tendrá una opinión, nosotros nos quedamos con la segunda alternativa.
Además de las lesiones y la baja forma de muchos jugadores, este año Ancelotti no ha dado todavía con la tecla que otros años desfacía entuertos y ha pasado del haber al debe.
El Madrid actualmente cuenta con el mejor futbolista del mundo y el más decisivo, incluso en los malos partidos: Vinícius. Anoche no estaba. Su papel determinante debía asumirlo Mbappé. Lo intentó, pero no lo consiguió. El equipo lo acusó. Del mismo modo que acusó las pobres prestaciones ofrecidas por Mendy, varios escalones por debajo al de otros años. Y la baja de Carvajal, y la de Militao, y ese punto de contundencia que aún no ha mostrado Jude esta campaña, y la bisoñez de Güler, y que el tiempo pasa por Modric, etc.
Como resultado de todo ello tenemos la situación actual. Es lo que hay, de momento. Pero tratándose del Madrid, no parece muy sensato bajarse del barco ni rendirse, cegados por una coyuntura presente, que, por definición, pasará.
Que tengáis un buen día.
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